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Las grandes Instituciones se tambalean

JUNIO  2003

Las grandes Instituciones se tambalean

Para poner en marcha la segunda Guerra del Golfo, EEUU pasó por alto a Naciones Unidas, que era considerado el pilar básico donde tomar una decisión tan drástica. Pero además, el conflicto puso de manifiesto una Europa dividida y una OTAN desorientada. Los indicios apuntan a que es necesaria la remodelación de estas organizaciones plurales para alejar el futuro de intereses particulares.
Texto: Marta Iglesias

Presente singular, ¿futuro plural?

Obviamente no podemos enfrentar los retos del nuevo milenio con un instrumento diseñado para las muy diferentes circunstancias de mediados del siglo veinte". Estas eran las proféticas palabras que el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pronunciaba el 22 de abril de 1997 ante el Consejo de Relaciones Exteriores. El ilusionado Kofi Annan sabía que tenía la tarea más difícil de una ONU nacida en 1945 bajo las circunstancias de la II Guerra Mundial: remodelar un organismo mundial vital pero anticuado. Con el paso del tiempo, los intereses particulares de cada país fueron impidiendo cambios necesarios que hoy pasan factura todos juntos.
Tanto es así que los detractores y los defensores de la ONU coinciden en señalar el dudoso funcionamiento de dos de sus apartados, el Consejo de Seguridad y la Comisión de Derechos Humanos. El primero está concebido como el órgano ejecutivo en materia política y lo forman cinco países permanentes -EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido- y otros diez elegidos por dos años por la Asamblea General. El problema reside en los miembros permanentes que haciendo uso de su derecho de veto pueden paralizar cualquier decisión, ya que se necesita la unanimidad de estos miembros. Esto no sólo pone de manifiesto la falta de igualdad entre los países que lo forman, sino también que el interés de un solo miembro puede parar la maquinaria de la ONU. Los que ya piensan en el futuro señalan un cambio en el Consejo, donde se propone ampliar el número de miembros, eliminar el sistema de veto y asegurar un cierto equilibrio entre continentes. En cuanto a la Comisión de Derechos Humanos contamos con un ejemplo reciente para ver sus contradicciones: la presidencia de Libia, un país que viola cuantos derechos humanos se le ponen delante y bajo cuyo mandato los miembros fueron incapaces de condenar expresamente la represión y ejecuciones en Cuba. Los gobiernos que violan los derechos humanos se protegen entre sí, impidiendo que se tomen medidas para defender a las víctimas de los abusos. Se impone ya una reforma en la Comisión, empezando por los criterios de selección de los miembros, que el periodista de la Agencia de Información Solidaria (AIS) Iñigo Herraiz apunta en una dirección: "Se trataría de exigir unos estándares mínimos como la ratificación de los principales tratados de Derechos Humanos, la disposición a colaborar con los organismos que velan por su cumplimiento o el no haber sido condenado por la comisión en un pasado reciente. Precisamente, para evitar que un país como Libia presida esta institución; que Cuba, China o Rusia, ocupen alguno de los 53 sillones que la componen; o que Corea del Norte aspire a hacerlo próximamente".

La UE necesita reunificarse si se propone asumir el liderazgo en la defensa de los derechos humanos, como propone Kofi Annan.

A todo ello hay que sumar problemas que vienen arrastrándose casi desde la fundación de la ONU, como es el presupuestario. De todos es sabido los problemas que tiene la organización con EEUU a la hora de pagar. Siendo el socio que más aporta, el que hasta hace poco debiera 900 millones de dólares ha afectado a las precarias finanzas de la ONU, que ha acabado entre las redes de las grandes multinacionales, que han visto un negocio en la ayuda humanitaria. Así lo confirma la periodista de la AIS, Marta Caravantes: "De campañas mundiales junto a grandes ONG pasaron a firmar pactos con Naciones Unidas. Incluso empresas con un historial difuso -por no decir negro- en derechos humanos o en el respeto al medio ambiente, lograron sufragar programas humanitarios de la ONU, sacando siempre su rentabilidad corporativa. (...) Los hechos muestran que las grandes corporaciones están metidas de lleno en este 'negocio humanitario' y que la ONU está atrapada sin salida porque su presupuesto no le alcanza para seguir sosteniendo programas de vital importancia. Que se lo pregunten al Programa Mundial de Alimentos o al Alto Comisionado para los Refugiados, que han visto cómo se recortan sus presupuestos año tras año".
La crisis con Irak ha hecho tambalear a la institución y, aunque los halcones de la Casa Blanca pretenden que desaparezca, son muchas las voces que se alzan para fortalecerla, como el mismo Putin cuando afirmó que había que dotar a la ONU de "instrumentos eficaces para resolver los problemas globales de la política mundial y la seguridad". Estamos ya inmersos en la reconstrucción de Irak, y EEUU y sus aliados han pedido a la ONU que levante las sanciones al país y les ceda el control del crudo iraquí. Tras esto, relegan a la ONU a las tareas humanitarias y de infraestructura. El futuro se presenta incierto, porque "Naciones Unidas no es un 'ente independiente' que pueda actuar a voluntad. En cierto modo, no es más que la suma de países que lo forman, por lo que el papel que cumpla en el futuro depende de los propios Estados", como apunta el periodista de la AIS Juan Carlos Galindo.

Parlamento Europeo en Bruselas


La UE, una grieta que tapar
Los meses anteriores al segundo conflicto con Irak pusieron de manifiesto el papel que cada actor ocupa realmente en el escenario mundial. La UE era incapaz de actuar como un todo y se desgajó en dos bloques: Inglaterra y España apoyando a Bush, y Francia y Alemania en contra de EEUU; el resto de los países se situaron tras las filas franco-alemanas, más por omisión que por acción. Los ciudadanos tomaron su propia decisión: estaban en contra de la guerra. De momento no es posible saber si la posición que presidían Francia y Alemania respondía a algún interés político o económico, o lo hacían por propia convicción. A día de hoy la UE lo único que parece tener claro es que necesita una estrategia de defensa autónoma de EEUU y han encargado a Javier Solana que elabore un informe al respecto antes de la cumbre de Salónica, que tendrá lugar a finales de este mes de junio. Los puntos clave son la no proliferación de armas de destrucción masiva, la aplicación del nuevo plan de paz palestino-israelí conocido como la Hoja de Ruta, Irak y la complementariedad de la futura Fuerza de Reacción Rápida europea. El ministro griego de Exteriores, Yorgos Papandreu, reconoce que llevar a cabo este plan "exige hablar con una sola voz", pero de momento nadie ha hablado de cómo unificar los puntos de vista de la UE en los que los países siguen divergiendo. Sólo basta tomar nota de que en la actualidad Reino Unido, Polonia, España, Italia, Holanda y Dinamarca colaboran en Irak con EEUU. Pero la unificación es necesaria si la UE se propone recoger el guante que Kofi Annan les lanzó para que asuman el liderazgo en la defensa global de los derechos humanos. Para Antonio Pita, periodista de la AIS, "Primero, es necesario afirmar que la Unión Europea se encuentra todavía inmersa en su proceso de construcción política y, por tanto, carece de una acción exterior unitaria. En estas circunstancias no es capaz de asumir semejante liderazgo. No obstante, sería el camino más interesante por el que podría optar la UE en un futuro. La defensa de sus intereses y un ejercicio responsable de su papel de potencia no son incompatibles con una promoción y defensa global de los derechos humanos".

"Naciones Unidas no es más que la suma de países que lo forman, por lo que el papel que cumpla en el futuro depende de los propios Estados"

OTAN, futuro incierto
Esta organización político-militar surgida tras la firma del Pacto Atlántico en 1944 fue la vencedora de la guerra fría, pero tras la caída del muro de Berlín se ha visto navegando hacia la deriva. De hecho, su nombre ni ha sonado en esta última Guerra del Golfo. Juan Carlos Galindo, de la AIS, afirma que "la Alianza Atlántica se ve sometida a una doble tensión. Por un lado, la Unión Europea busca consolidarse como actor autónomo de la sociedad internacional potenciando sus capacidades militares. La incógnita reside en saber si esto potenciará el pilar europeo de la OTAN y fortalecerá la institución o supondrá un progresivo debilitamiento del vínculo transatlántico. Por otra parte, Estados Unidos ha cambiado la función de la OTAN: ya no la precisa como organización regional defensiva, sino como alianza estratégica para la defensa de sus intereses".
El futuro apunta a un poder global, canalizado a través de instituciones que sean capaces de anteponer sus intereses políticos y económicos a la defensa de los derechos humanos de todos, independientemente de su país, raza, religión o color. El camino a seguir ya se ha labrado en la calle, gracias a los ciudadanos que siguen manifestándose para oponerse a las guerras y las ocupaciones injustas. Independientemente de sus creencias políticas, el Pueblo Universal demuestra que es posible unirse en torno a una idea. Los políticos sólo tienen que seguir su ejemplo y apostar por un futuro plural, no sometido a la fuerza bruta del país de turno que tenga el dinero o las armas. ∆

   

   
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