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JUNIO  2003

EL PACIFICADOR

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA
-Científico y presidente de la Fundación Cultura de Paz-

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA

Federico Mayor Zaragoza es un defensor a ultranza de la paz, a cuya lucha ha dedicado la mayor parte de su vida. Fue durante doce años Director General de la UNESCO y, ahora preside la Fundación Cultura de Paz. Además es doctor en Farmacia, bioquímico, poeta y escritor, facetas todas ellas que utiliza para acceder a diferentes foros y hablar de la paz en primera persona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 "Soy adicto a los demás, al amor, a la solidaridad, a la amistad"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


"Si el mundo hubiese estado dirigido por mujeres en vez de hombres, muchas de esas guerras podrían haber sido evitadas. La mujer piensa de otra manera porque parte de un profundo respeto a la vida"

 

 

 

 

 

 

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA

Texto: Mariló Hidalgo
Fotos: Fundación Cultura de Paz


Se acerca a los setenta años y lo que más me llama la atención de él es su visión vitalista y rebelde de la vida. Cuando abandonó la UNESCO se prometió a sí mismo que seguiría luchando por los mismos principios y eso es lo que ha hecho. Tiene fama de poseer un discurso radical contra aquello que atenta a lo que él denomina "principios universales". No tiene problema en elevar su voz y proclamar a los cuatro vientos lo que piensa porque prefiere pedir disculpas a pedir permiso.

-Desde la Fundación Cultura de Paz parece que continúa usted con la labor que desarrolló durante doce años como Director General de la UNESCO. ¿Cómo, en un momento donde prima la cultura de la violencia, de la guerra, sigue usted apostando por la paz?
-La historia de la humanidad es una historia larga y desgarrada de imposición, dominio y guerra. Todo ha sido una sucesión de conquistas, invasiones de unas culturas sobre otras. Así se ha formado este impresionante crisol mestizo en el que vivimos y que desde la UNESCO, tuve oportunidad de conocer en su conjunto y valorar. Me di cuenta de que esta diversidad está apoyada en torno a un puñado de valores, de principios universales que además de ser nuestra riqueza, son nuestra fuerza. Así que cuando decidí no presentarme a un tercer período de la UNESCO, me dediqué a trabajar para conseguir que la Asamblea General de NU aprobase un Plan de Acción para una Cultura de Paz. Hemos vivido mucho tiempo bajo el perverso proverbio de "Si quieres la paz prepara la guerra". Y ya es hora de que lo sustituyamos por otro que diga: "Si quieres la paz, contribuye tú a construirla cada día, empezando por ti mismo". Es muy fácil ser pacifista pero es muy difícil ser pacificador. ¿Cómo vas a ser un pacificador si no existe paz en tu vida, en tu entorno, con tu familia, en tu trabajo...? Entonces pensé que valía la pena dedicar mi vida sólo a esto.

-No obstante y a juzgar por los últimos acontecimientos, la guerra se está planteando como la gran solución.
-La guerra como solución me parece un tremendo error. Se equivocan una vez más aquellos que piensan que con la fuerza se van a resolver los problemas que tenemos planteados.

-Hay una frase que aparece en el Acta de Constitución de la Unesco que dice "puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben elevarse los baluartes de la paz".
-Y fíjese que dice "en la mente de los hombres" y no de las mujeres. Si el mundo hubiese estado dirigido por mujeres en vez de hombres, muchas de esas guerras podrían haber sido evitadas. Una de las grandes asimetrías del mundo de hoy es el hecho de que la mujer prácticamente no intervenga en la toma de decisiones a nivel mundial. Aunque empiezan a participar, en el escenario mundial las decisiones son adoptadas en un 96% por los hombres. Y así el mundo no puede ir bien porque el hombre tiene una mayor tendencia a emplear la fuerza, a imponer, a competir. La mujer piensa de otra manera porque parte de un profundo respeto a la vida.

-Apoyándonos en esa frase que antes le comentaba, ¿qué piensa que hay en la mente de esos hombres que dicen sí a la guerra?
-Esta guerra es un error que además ha violado valores esenciales. Soy una persona de unos pocos principios, pero universales: libertad, justicia, igualdad y solidaridad. Así que cuando se rompe alguno de estos principios, se ha cometido un grave error. El 26 de marzo del 99, una serie de países europeos con EEUU y la OTAN, decidieron invadir Kosovo. Allí se alzó una voz -aquello tuvo un precio que luego he pagado- que dijo: "¡Estáis cometiendo un grave error, aunque tengáis razón!. Nadie se puede tomar la justicia por su cuenta. Nadie puede hacer una presunción de culpabilidad vulnerando el principio más fundamental del derecho, aunque hablemos de Milosevic". Luego se ha repetido en Irak. Se invade un país en virtud de una sospecha no confirmada como en su día se hizo en Kosovo, y se ha hecho sin contar con la ONU, rompiendo un principio de Derecho Internacional. El Sr. Bush, con la compañía inesperada e incomprensible a mi modo de ver, del Sr. Aznar -la del Sr. Blair tiene más tradición histórica-, invade un país en contra de todos los principios que hoy existen a escala supranacional; donde hay unos ciudadanos que como todos los ciudadanos del mundo, son inocentes. Si en esos lugares existen unos líderes que son corruptos y emplean la violencia, a quienes hay que juzgar es a ellos y no al pueblo. ¿Por qué permiten a Israel matar cada día a los palestinos que les da la gana, desobedeciendo las múltiples resoluciones de Naciones Unidas? Es un espectáculo lamentable.

-Por eso el pueblo está ocupando las calles. Para decir en voz alta lo que piensa.
-Pues mire, ésa es mi gran esperanza. El 15 de febrero fue un día que no olvidaré nunca, a pesar de que los tambores de guerra ya estaban sonando. Ese tipo de cosas son las que me aportan luz y me alegran, porque digo: "¡oye, empieza a haber una democracia mundial! ¡Se empieza a escuchar la voz del pueblo! ¡El mundo entero dice no y lo hace pacíficamente!". Primero Seattle, luego Washington, Praga, Génova, Porto Alegre... y no es sólo una protesta, sino que se acompañan propuestas. No sólo se dice que no, sino que se ofrecen soluciones. Soy de los que piensa que se ha marcado una nueva etapa en la historia de la humanidad y aquellos políticos que desoigan la voz del pueblo, estarán cometiendo un gravísimo error. Están muy equivocados los líderes que solicitan la adhesión del cien por cien a sus colaboradores, por lo que llaman disciplina de partido. Personalmente, no creo en esas cosas.

-Recuerdo que mientras estuvo en la UNESCO, le criticaron en muchas ocasiones porque se atrevió a romper algunas disciplinas y burocracias que estaban allí establecidas.
-Si quiere que le diga la verdad, nunca me he leído los manuales. Nunca me interesaron las pautas que hicieron los burócratas para justificar su sueldo y decir a todo no, cuando lo que tienen que decir estas organizaciones es que sí. Al poco tiempo de estar en la UNESCO publiqué un Decreto de la Dirección General diciendo: "Si tiene usted que decir que no a alguien, antes consulte con su superior. Si éste no encuentra la posibilidad de decir que sí, que lo consulte con su superior, y así hasta llegar a mí. No estamos aquí para poner trabas a los necesitados sino para darles respuestas".

-Ha comentado que la educación es un proceso por el que cada persona puede llegar a dirigir con sentido su propia vida. ¿Cómo me puede explicar que siendo tan importante para la evolución humana, cada año en nuestro país aumente el presupuesto del Ministerio de Defensa y disminuya el del Ministerio de Educación?
-Me pasé un año entero recorriendo el mundo diciendo: Por favor no pidan dinero para educación. Ese dinero tiene que salir de sus propios presupuestos, arañando de un lado y de otro. La educación, la salud y la justicia son prioridades y deben de financiarlas ustedes porque sino entrarían en la espiral de la deuda. El gran fracaso es que la educación se ha sustentado muchas veces sobre préstamos económicos que favorecen siempre al país prestamista y además les permite participar en las empresas que operan en esos países receptores, generando en ellos una dependencia cada vez mayor. Por el contrario si la educación la financiaran ellos mismos, aumentarían su nivel cultural y capacidad técnica y científica. Así podrían ser ellos quienes se desarrollasen. Lamentablemente hemos dejado en manos de la economía, del mercado, los valores universales, las responsabilidades, los principios que deben de regir nuestra vida. Como consecuencia navegamos guiados por una serie de objetivos miopes, dando vueltas todo el día.

-"Me preocupa el silencio de los silenciosos. No hablar pudiendo hablar es un delito" ¿A quién dijo usted esto?
-Lo digo muchas veces pero sobre todo lo dirigí a las instituciones científicas. Como científico creo que tenemos una responsabilidad y es que si somos conscientes científicamente de lo que está pasando -por ejemplo, con la capa de ozono en el planeta-, es nuestro deber el decirlo a los gobernantes, medios de comunicación... y no como está ocurriendo, donde ves que nadie dice nada porque está muy atareado con sus cosas. No podemos estar distraídos cuando nos jugamos cuestiones tan importantes como el futuro de nuestros hijos.

-Prefiere pedir disculpas a pedir permiso. ¿Sigue pensando igual?
-Claro, si pides permiso no te lo dan. Descubrí en la UNESCO que nuestra mayor esperanza está en lo inesperado.

-Dígame con qué alimenta su espíritu para tener esa vitalidad a sus casi setenta años.
-Dedico muy poco tiempo a dormir -"ya descansaremos cuando nos muramos", decía mi madre-. El resto del tiempo lo dedico a vivir cada instante de este misterio tan desconcertante que es la vida. Soy adicto a los demás, al amor, a la solidaridad, a la amistad. Me preocupa dirigir mi propia vida y el futuro que podamos dejar a nuestros hijos y nietos, por eso reacciono cuando el presidente Bush o cualquiera, intenta estropearlo. Soy de las personas que cree que el pasado no nos aporta nada, está ahí para ayudarnos a extraer lecciones. Lo único que debemos de pensar es en el mañana, porque es lo que nos toca trasladar a las próximas generaciones y si se lo damos lleno de manchas y de medias palabras, medias verdades... estamos impidiendo que ellos escriban con total independencia su futuro. ∆

Fundación Cultura de Paz: C/ Velázquez,14-3. 28001-Madrid. Tfno. 91 426 15 55. Página Web:  http://fund-culturadepaz.org 

   

   
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