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DESHOJANDO LA MARGARITA

DESHOJANDO LA MARGARITA

El pueblo es soberano en una democracia, y los políticos son servidores del pueblo.
Todo lo demás es fascismo puro y duro.


Los ciudadanos del mundo vivimos el día a día expectantes ante la posibilidad de una guerra anunciada que ni queremos ni comprendemos, y cuyo alcance es inimaginable para todos.
Pero, sobre todo, y desde que la palabra guerra empezó a sonar, prácticamente desde el famoso 11-S, el ciudadano observador puede hacerse múltiples preguntas que nadie le va a responder, pero que tampoco hace mucha falta, porque las respuestas saltan a la vista.
Por ejemplo, ¿tiene un presidente, o un gobierno, de un país democrático, potestad para involucrar al mismo en una guerra sin consultarlo con el parlamento y cuando la mayoría ciudadana está en contra?
Si la respuesta es sí, entonces enterremos definitivamente la palabra democracia y digamos claramente que lo que existe es una dictadura de las mayorías, es más, ni siquiera eso, porque a los políticos que gobiernan tampoco les interesa la opinión de sus propios votantes.
Si la respuesta es no, entonces la pregunta obligada es por qué no se denuncia al gobierno de turno ante el Tribunal Superior de Justicia por saltarse a la torera las bases más elementales de la democracia y el respeto al derecho ciudadano a escoger su futuro, a decidir sobre su vida.
Si esta cuestión tan fundamental pasa desapercibida, entonces tendremos que cuestionarnos para qué queremos o votamos a políticos que luego van a hacer lo que les salga de la entrepierna como si de "dioses" del Olimpo se trataran.
Y esto vale para todas las democracias occidentales, empezando por la de los EE.UU. donde la popularidad de su presidente Bush está cayendo en picado, porque una vez pasados los efectos sentimentales del 11-S, poco a poco se va imponiendo la razón y los ciudadanos ya se cuestionan qué hay más allá de la defensa de la "libertad y la justicia", porque no se puede defender la libertad cortando libertades y la justicia con injusticias.
Pero si a Bush se le está viendo el plumero cada vez más, eso no parece suficiente como para que la guerra se pare, o no comience, sobre todo si encuentra apoyos internacionales como el de Aznar y algún que otro "diosecillo" más, que cuando hablan del tema se les pone cara de estreñidos, como si ellos supieran con total garantía lo que esconde Saddam.
Y lo que no es comprensible es que la mayoría ciudadana en todo el mundo no quiera esta guerra, porque le parece infundada, y porque todo el mundo sabe ya que es una cuestión de venganza personal del clan Bush, y sin embargo la guerra siga adelante, y no se haga nada, y no se plantee una línea de acción contundente en todos los países contra sus gobiernos si apoyan la guerra, y no se unan los pueblos con el iraquí que, al fin y al cabo, es otra víctima más de unos políticos endiosados que aplican las leyes con machete y no escuchan a nadie, como sucede en los EE.UU, y en Inglaterra, y en España.
Tal vez haya llegado el momento de plantearse la necesaria rebelión de los pueblos contra sus dirigentes, algo que ya comenzó en países como Argentina y Venezuela, y que señale el camino lógico a seguir ante el avasallamiento político, económico y moral de los gobiernos elegidos democráticamente, pero que no gobiernan democráticamente.
Y si hay que cambiar leyes pues se cambian, pero el pueblo es soberano en una democracia, y los políticos son servidores del pueblo, pagados por éste y a él tienen que rendir cuentas.
Todo lo demás es fascismo puro y duro.
Por ello, desde nuestra posición gritamos que España no puede involucrarse en ninguna guerra sin el consentimiento del Parlamento, sin la aprobación en referéndum del pueblo.
Y si no lo hace así, el gobierno estará actuando ilegalmente, por intereses personales del tipo que sean, no en nombre de los ciudadanos.
Y esto es válido para cualquier país demócrata, porque además a la hora de la verdad, las víctimas son los ciudadanos, los que sufren las consecuencias de las guerras.
No debemos parar más tiempo deshojando la margarita. Debemos actuar ya, y exigir a los gobiernos nuestro derecho a opinar./ MC

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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