José Antonio Pérez fue director de la agencia
Pentapress y de varias publicaciones, hasta que el paro se cruzó en su
camino. Pero lejos de amilanarse, se dedicó a escribir libros incitando a
la desobediencia civil, como arma pacífica para que los ciudadanos
recuperemos nuestros derechos. Con su nuevo libro, "Diccionario del paro y
otras miserias de la globalización", analiza esta lacra social con ironía.
Totalmente seguro de que el ciudadano no se cree una palabra de lo que
dicen los gobernantes, pretende regalarnos una caja de herramientas que
nos permita pensar por nosotros mismos.
"El paro es un instrumento de
dominación muy gratuito, porque mantener ejércitos tiene un coste, pero
tener a la gente directamente en el paro la reprime"
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Texto: Marta Iglesias / Fotos cedidas por
Editorial Debate
José
Antonio Pérez es, igual que su nombre, una persona común. La particularidad,
junto a miles de ciudadanos, es que piensa. Y mucho. Sobre el paro, sobre los
paraísos fiscales, sobre la labor de la izquierda. Él considera que ya falta muy
poco para que la gota colme el vaso y los ciudadanos utilicemos nuestro derecho
a la rebelión.-Según tu experiencia,
¿para qué sirve el INEM?
-Naturalmente es un organismo de vigilancia de lo que en términos clásicos
se llamaba el ejército de reserva. El desempleo no es una cosa esporádica,
coyuntural, sino que es una característica del capitalismo. Lo necesita el
sistema para regularse, y también para disciplinar a la gente, atemorizada en la
medida en que está sujeta por el paro. El INEM no es como otro organismo de
servicio público como la Seguridad Social, donde les dices que estás enfermo y
te dan una pomada; aquí te castigan, te vigilan. Y a la hora de ofrecer
trabajos, el INEM no los ofrece, ya que vivimos en una sociedad de mercado y si
hay empleo se crea en el mercado. El INEM se dedica solamente a ejercer ese
control, a vigilar y castigar, pero no es eficaz.
-¿Qué piensas cuando el gobierno propone medidas que dan a entender que los
desempleados son unos vagos que no quieren trabajar?
-Vivimos donde vivimos y tenemos que asistir a lo que tenemos que asistir, pero
eso a mí me parece un atentado contra la moral democrática, por decirlo
claramente. Porque es una mentira total que además no se cree la gente ya que,
si quitamos a algún sector privilegiado, la mayor parte de las familias
españolas tienen alguna persona afectada por el paro. De todas formas lo de vago
ha sido históricamente el recurso ideológico utilizado por la clase dominante
para hacer trabajar a la gente.
-¿Es tarea imposible pedir que un gobierno proteja más a los ciudadanos, que
en definitiva somos quienes les votamos, que a las grandes empresas?
-Depende de a lo que nos enfrentemos. Si nos enfrentamos a la pura teoría de
lo que sería la democracia, el gobierno debe estar al servicio del interés
mayoritario de todo el mundo. En estos momentos el gobierno español y otros
europeos, están siguiendo los dictados de Bush y de las grandes corporaciones, y
no están haciendo una política social. Hacen la política de los grupos
económicos que han secuestrado la economía y las riendas del mundo.
-¿Qué te sugiere la política del gobierno, basada en el déficit cero?
-Eso sería entrar en disquisiciones técnicas pero, simplificando, el déficit
cero como tal es un fundamentalismo tan irracional como cualquier otro. Vamos a
ver, una familia o una persona que tenga garantizado un trabajo de por vida, se
endeuda razonablemente si quiere comprarse un automóvil o un bien al cual no
puede hacer frente con los ingresos del mes o del año. De la misma manera, si en
España queremos aumentar el equipamiento en estructuras sería razonable
endeudarse de manera equilibrada. Y ahora se ve que los teóricos ideológicos del
pacto de estabilidad no lo pueden cumplir.
-Según tu libro el paro es un instrumento del capitalismo global...
-El capitalismo ha sido siempre global, siempre ha tendido a abrir sus
mercados, con una particularidad que es la obligatoriedad, como cuando los
ingleses mandaron cortar los pulgares a los tejedores de Bengala porque eran
autónomos y no le compraban al capitalismo manchesteriano los tejidos. Aún hoy
se llama libre mercado a eso, a obligarte. Eso es lo que está haciendo
actualmente el capitalismo, de manera global y a través de la OMC, que obliga a
países que tienen autonomía a abrir sus mercados, cuando nosotros en Europa
tenemos determinados cultivos que están subvencionados y cerramos las fronteras.
El capitalismo se abre paso por la política del big stick, el garrotazo.
El capitalismo explota el lado malo del ser humano, el lado de la ambición, del
egoísmo, no el lado solidario.
-¿Por qué merece la pena mantener el paro cuando parece que un país sería más
rico cuanta más gente hubiese trabajando?
-Es que no hay una igualdad en el mercado laboral. A los que tienen el poder
sí que les interesaría que todos estuviéramos trabajando, pero a qué precio. Si
tú decides trabajar haciendo las zapatillas Nike más baratas que ese niño y esa
mujer explotada de Costa Rica o Filipinas, traerían aquí las zapatillas a hacer
a 9 pesetas la hora. Pero con los sueldos que se necesitan para vivir
dignamente, el sistema jamás podrá proveer empleos para todo el mundo. Entonces
tendría que haber otra forma de regulación social, por ejemplo a través de la
renta básica.
-Si el paro es el tema que más preocupa a los españoles en las estadísticas,
¿por qué el gobierno no tiene una política específica para atajarlo, como hacen
con el terrorismo, por ejemplo?
-Como siempre la pregunta habría que hacérsela al gobierno, pero ellos sólo se
entrevistan con medios condicionados, donde dicen una sarta de mentiras y
responden con un discurso construido a base de falacias y datos maquillados. Voy
a dar un claro ejemplo de cómo responde el gobierno: la encuesta de la población
activa es gubernamental, y los expertos la consideran muy rigurosa. Ahora bien,
lo que nadie sabe es que cuando mide trimestralmente la población activa e
inactiva, se considera ocupada a toda persona que haya trabajado al menos una
hora la semana anterior a la visita del encuestador, de manera que muchos de los
ocupados de este país trabajan sólo una hora. Entonces el gobierno no nos miente
pero, ¿cuál ha sido la vara de medir? ¿Y por qué le dan más importancia al
terrorismo, por ejemplo? Lo estamos viendo ahora con Bush que llama terrorista a
cualquiera, haciendo que los gobiernos se centren en un supuesto enemigo externo
en lugar de enfrentarse a los problemas que tienen en casa. Es una evasión, pero
la gente ya se ha hartado de eso porque ve que no llega a fin de mes.
-Tus libros anteriores incitan a la desobediencia civil y a la rebelión. Si
ya existen motivos para ello, ¿qué chispa falta?
-No lo sé, yo simplemente en esos libros he contado lo que está sucediendo.
Sobre la desobediencia civil debería decir que es una forma de actuar totalmente
pacífica y por eso me parecía una interesante vía de acción ciudadana. Acerca de
la rebelión me gustaría dar a conocer otra cosa que casi nunca se sabe y que es
que en 1948, cuando se proclama la Declaración de los Derechos Humanos, se dice:
"para que las personas no se vean compelidas a ejercer su legítimo recurso de la
rebelión contra la injusticia..." Con lo cual si hiciéramos una especie de
pequeña regla matemática, la declaración de Derechos Humanos dice que tengo
derecho a la rebelión, si no me das lo que hemos acordado. Si no podemos
convivir porque tú estás violando el contrato social, mi derecho a la rebelión
es legítimo. Soy una especie de curioso impertinente que busca en las raíces de
las cosas para preguntarle a mis conciudadanos. A la pregunta de si está lista
la sopa ya no puedo contestar. Yo le sirvo los ingredientes a los compañeros de
historia.
-Cuando se habla de paro, ¿por qué se desestiman los dramas personales que
vive cada familia y sólo se miran las cifras? ¿Todavía el paro es un tema tabú?
-Es que el paro es uno de los instrumentos de dominación, no el único, pero
es muy gratuito. Porque tener que mantener ejércitos tiene un coste, pero tener
a la gente directamente en el paro la reprime. Yo creo que hay una débil
esperanza porque las cosas siempre llegan en un momento a su límite. A ver si
los parados empiezan a salir del armario, como hicieron los homosexuales,
empiezan a hablar, y a decir que no somos muertos civiles, que estamos vivos y
vamos a actuar.
-Tú has contribuido a fundar ATTAC en España, ¿crees que el movimiento
antiglobalización está ocupando el vacío que ha dejado la izquierda en nuestro
país?
-No, no. El movimiento llamado antiglobalización es una amalgama de
organizaciones, muchas veces muy pequeñas, que surgen precisamente por el vacío
que dejó la izquierda en el mundo, no sólo en nuestro país. Digamos que cuando
la izquierda transformadora empezó a recular y a comulgar con la precariedad -no
olvidemos que el primer decretazo de este país lo hizo el gobierno de Felipe
González, estando de ministro Solchaga-, la sociedad se queda desasistida. Pero
la sociedad tiene gente que piensa, gente que no se conforma, y entonces
empiezan a surgir muchísimos movimientos. ATTAC pertenece a esto, es un
movimiento de educación popular pero constituido por ciudadanos que nos
movilizamos para sacar todos estos problemas que existen a través de debates,
movilizaciones en la calle...
-"El paro es un instrumento de dominación muy gratuito, porque mantener
ejércitos tiene un coste, pero tener a la gente directamente en el paro la
reprime"-Tu diccionario pretende que cada uno desmonte por sí mismo el cuento
neoliberal de la lechera. ¿Es la manera de convencerse de que es el pueblo quien
tiene el poder en sus manos, pese a lo que nos quieran hacer creer?
-La pregunta es demasiado bonita para ser verdad (risas). El pueblo
efectivamente no tiene en la actualidad el poder en sus manos, pero tampoco las
clases dominantes lo tienen, lo que pasa es que muchas veces nos dejamos
dominar. Pero el derecho a voto es la insignia de la democracia y si nos
preocupáramos un poco más de no votar a tontas y a locas, y en caso de que
viéramos que no tenemos una elección buena ejercer el voto en blanco, las cosas
podrían ser diferentes. Porque, ¿qué pasaría si hubiera tres millones de votos
en blanco? ∆ |