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Chequeo a la educación

FABRICIO CAIVANO
-Sociólogo y periodista-

FABRICIO CAIVANO

Diagnóstico: pesimista. Pronóstico: optimista. Ése es el pulso de la educación en España, según el periodista Fabricio Caivano. El fundador de los Cuadernos de Pedagogía propone repensarla desde otros puntos de vista.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Aunque nos cueste aceptarlo, la escuela, en estos últimos años, se ha utilizado para inocular maniqueas concepciones nacionalistas"

 

 

 

 

 

 

FABRICIO CAIVANO

 

 

 

 

 

 

"No hay una política de investigación y desarrollo, de inversión, de calidad. En Cataluña un altísimo porcentaje de personas mayores de 18 años tiene sólo estudios primarios. ¿De qué sociedad del conocimiento estamos hablando?"

 

 

 

 

 

 

FABRICIO CAIVANO

 

 

 

 

 

 

 

"Hay que recuperar los grandes valores de instrucción de la escuela: leer, escribir, contar, imaginar el mundo, las cosas que hacen humano al hombre y no aquellas que le convierten en un esclavo o un tonto"

Texto: Rami Ramos / Fotos: M.A.Oliva

Dice Caivano que el título de periodista estaba "de rebajas" al final del franquismo. Así que este licenciado en Derecho y diplomado en Sociología de la Educación no tuvo problemas a la hora de incorporar el periodismo a su currículum. Cumplía todas las condiciones necesarias para, cuando un editor le propuso elaborar un proyecto de revista, hacerse cargo de él. Así empezó, en enero del 75, Cuadernos de Pedagogía. A modo de prueba se hizo un número uno, más tarde un número dos... y hasta 22 años estuvo Fabricio Caivano como director al frente de esta revista, ejemplo de independencia editorial, punta de lanza del debate educativo.
Hoy Cuadernos de Pedagogía engrosa el catálogo de una multinacional holandesa y Caivano, tras un polémico despido en el año 97, ha abierto nuevas vías de trabajo. Actualmente edita y coordina la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, y en sus artículos en la prensa sigue ofreciendo lúcidas reflexiones sobre la educación, lo que le ha reportado premios y reconocimientos como el Esteban S. Barcia de Periodismo.

-Al final de un artículo titulado "El síndrome del Milenio", usted formula una pregunta: "¿qué es hoy educar?". ¿Ha encontrado respuesta?
-No, porque tenemos dos dificultades. Una es la manera de hacerse bien las preguntas. Creo que tenemos que repreguntarnos la educación, reinventar un lenguaje que se muestra viejo, estereotipado y autorreferente. Un pensamiento pedagógico que seguimos utilizando y que pertenece al pasado, al contexto socioeconómico de finales del siglo XIX. Las profesiones, instituciones y estilos de educación actuales nos parecen naturales y en cambio son históricas, en consecuencia no son eternas. Podemos ir ordenadamente hacia instituciones educativas nuevas, distintas pero imaginables... que ahora no conocemos. Acabarán si no imponiéndose a través del mercado y sus cambios económicos y tecnológicos. La misma como construcción social de la infancia está ya, en buena parte, en manos del mercado y sus herramientas, la televisión, la publicidad, las modas... Los niños han cambiado muchísimo en los últimos 25 años. Educar ya no puede ser sólo enseñar cosas: ahora geografía, luego gramática, luego unos exámenes y así año tras año...

-En alguna ocasión ha hablado de una redistribución de responsabilidades educativas, entre la escuela, la familia y la sociedad. ¿Cada parte lo tiene claro?
-Tengo que decir que no otra vez. La estructura que imaginamos es que los niños llegan al mundo, a una familia, y ésta tiene unas responsabilidades educativas básicas, desde conductas, como ser educados al comer, hasta valores morales y religiosos. Una vez que esta primera socialización está hecha, la escuela tiene otra responsabilidad, que es la instrucción en conocimiento. Pero esas fronteras hoy en día se han perdido, fundamentalmente porque la familia no desaparece sino que se transforma, cambia y pierde ciertas funciones tradicionales.
Los niños que viven en pisos pequeños tienen muy poco espacio para su curiosidad innata; el padre y la madre trabajan y no hay instituciones de acogida suficientes para que los niños tengan una buena educación infantil, que es la que determina la capacidad de aprendizaje posterior. Pero los niños están solos mucho tiempo, en la caverna electrónica, y la televisión es ya el gran proveedor de palabras y de ideas sobre lo que es el mundo y acerca de cómo interpretarlo. Esto es bien sabido, pero el aparente responsable de toda la educación es el maestro, que además de enseñar un currículum exhaustivo con el tiempo muy medido, tiene que socializar en las cosas más elementales. No puede hacerlo pero lo intentará... y si fracasa la culpa será suya o bien del aprendiz. La realidad es muy distinta a lo que pone en los libros de pedagogía y dice la señora ministra. El magister es más importante que el minister.

-¿Se vislumbra alguna solución en el horizonte?
-Cada vez se va más hacia el discurso de la sociedad educadora, es decir, que la organización espacial y temporal de la sociedad de los adultos tiene que ser, en sí misma, educadora, y lo es muy poco, cuando no es antieducadora. El temor a la violencia encierra a los niños en la seguridad aparente de su casa, ya que el automóvil les ha prohibido la calle para jugar. Entonces hay que inventar lugares para que los niños estén seguros, y hay que recuperar los grandes valores de instrucción de la escuela: leer, escribir, contar, imaginar el mundo, las cosas que hacen humano al hombre y no aquellas que le convierten en un esclavo o un tonto. Hay experiencias sugestivas en ciudades pequeñas que organizan su entorno de manera menos agresiva para los niños, por ejemplo, peatonalizando circuitos para que vayan andando a la escuela. Son experiencias poco conocidas y nada atractivas políticamente porque no son rentables: un político se mueve a corto plazo, quiere inaugurar un pantano o una hemeroteca días antes de las elecciones y salir en la foto. Pero el que quiere invertir en educación sabe que necesita veinte o más años para que el ciudadano vea los frutos. Es un tiempo largo e inteligente que no se corresponde con el tiempo político, corto y ruidoso.

-¿A través de qué se están socializando los jóvenes, si la familia y la escuela ya no cumplen esa función?
-Habría que distinguir las edades. Hoy decimos "niño" y no se sabe qué edades designamos... Hay una edad más propicia para la educación: cuando los niños todavía permanecen en el ámbito de la familia y de la escuela; entonces tienen intacta una capacidad de empatía con el adulto. A partir de los doce/trece años, y cada vez más precozmente, se produce una ruptura, y los niños se fugan y se entregan a una subcultura propia, autónoma y que está fuera de nuestra vista. Igual que en los tradicionales ritos de transición los niños permanecían solos en la selva porque tenían que "hacerse adultos", volver a la comunidad como tales tras haber superado valientemente la prueba; hoy nuestros niños buscan salir pronto de la infancia, ser como "los mayores", entrar en su mundo, tener sus cosas, la noche, el riesgo, el tatuaje. Dinero, en fin. Las generaciones nuevas se socializan en su grupo de iguales, en su "tribu simbólica", lejos de los adultos o cerca de los que les parecen insignificantes, que pueden estar presentes físicamente pero que están, como ellos mismos, desconcertados, sin autoridad ni idea firme alguna. Yo sostengo que hoy la verdadera socialización la hacen los mass media y su mediocre utilización mercantil de la infancia y de la juventud. Hoy la educación es competencia de los medios de comunicación que habría que denominar ya Medios Formación de Masas, ellos hacen de los sujetos masa. Siempre le echamos la culpa a la televisión, pero la televisión es un medio estupendo y muy bien utilizado para el mantenimiento de una estructura económica y su estilo de vida. Aceptamos una idea angelical, inocente y prefreudiana de la infancia, pero aceptamos que los conformen como consumidores voraces, como sujetos sin referencias éticas. Se están creando ciudadanos útiles para un sistema que hace de la mercancía y el mercado su elemento primordial. Y el liberalismo democrático es mucho más que ese débil pensamiento único hegemónico.

-¿En qué medida afecta la globalización a la educación?
-Es complicado, porque apenas sabemos muy bien qué es la globalización. Creo que en la sociedad actual se crean por un lado nuevas oportunidades y por el otro crecen los viejos riesgos. Las oportunidades vienen dadas por las nuevas formas de organizar el trabajo: muchos informes de la UNESCO -y de otros organismos internacionales- apuntan a que es necesario construir un ciudadano autónomo y flexible: que no esté habituado a hacer una única cosa, sino que tenga iniciativa, que sepa gestionarse a sí mismo junto a los demás, proyectar y responsabilizarse... Se trata de una cultura del esfuerzo que quiere cambiar la vigente formación pasiva y disciplinada del ciudadano de la antigua escuela tradicional... Un sistema formativo integral público, personalizado y exigente. Las nuevas oportunidades son muchas... pero también lo son los nuevos riesgos. De la misma forma que se genera una exclusión a nivel mundial, se generan bolsas de pobreza física y moral locales -un ejemplo de manual es Argentina-, que crean desigualdad y exclusión. No es necesariamente una exclusión escolar, los niños pueden ir a la escuela pero pertenecen a una familia destruida, en situación de precariedad. La incertidumbre y su clon, la flexibilidad, que pasan por ser características de la globalización, podrían ser aspectos educativamente positivos, porque la incertidumbre obliga a pensar, a responsabilizarse y a reaccionar creativamente. Pero también suelen ser muy destructivas precisamente para la gente más vulnerable porque no tiene recursos de ninguna clase.

-¿Qué opina de la nueva ley de educación?
-No me gusta, pero tendremos la ley que nos merecemos. Me parece muy del estilo propio del PP, de mayoría absoluta, impuesta igual que la luego cambiada ley de regulación de empleo o la LOU. A mí me parece que tanto el documento de bases como el proyecto mismo de ley son conceptualmente estériles y huecos... Se nota que se ha preparado en base a encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, donde la ministra se curtió: ¿Cuáles son los problemas que tenéis? Violencia en las escuelas, fracaso académico, cansancio profesional e indisciplina. Han montado buena parte de la ley sobre estos tristes tópicos, que, si bien pueden responder a ciertas realidades, son muy reduccionistas y miopes. No se ha hecho ninguna evaluación de la LOGSE, que yo creo que no había agotado aún su ciclo positivo y, aunque tenía defectos grandes, podía haberse reforzado más su espíritu igualitario y justo... Pero no fue nunca la ley del PP y había que vaciarla de su mejor contenido. Desde luego, era una ley más progresista que ésta.

-¿La educación puede ser un arma de control?
-La tentación política de controlar la formación del ciudadano ha sido un potente virus de las iglesias y los partidos, y por lo que parece es incluso resistente a la democracia misma. La educación estatalizada acaba por ser fábrica de doctrinas y de ciudadanos sumisos y previsibles. Un ejemplo: en Cataluña es obligatorio cantar (y memorizar por tanto), en las clases de música, el himno nacionalista llamado "Els Segadors", con su combativa y patriotera letra. Bueno, eso se parece mucho a una impensable resurrección de aquella inútil y oprobiosa asignatura franquista llamada FEN: "Formación del Espíritu Nacional". ¡¡Patriotismo en las aulas, a estas alturas!! ¿Dónde queda aquella imaginada escuela justa, laica, racionalista, igualitaria, librepensadora...? Aunque nos cueste aceptarlo la escuela, en estos últimos años, y es difícil para mí mismo decirlo, se ha utilizado para inocular maniqueas concepciones nacionalistas. Parece que se necesitaba urgentemente crear buenos catalanes, buenos canarios, buenos gallegos, buenos andaluces... por no citar el caso extremo y penoso del País Vasco... Y en ese resbaladizo asunto muchos docentes, en especial los progres y los marxistas, han colaborado con un entusiasmo tan pequeñoburgués como nada pedagógico. Las legítimas diferencias culturales nacionalistas han servido para ocultar las ilegítimas desigualdades educativas entre clases sociales. Ha habido adoctrinamiento y lo habrá seguramente en el futuro, porque contar con una patria y un sencillo manual de uso ayudó, desde siempre, a los débiles y a sus pastores. Una inculcación ideológica que suele ser una pérdida lastimosa de tiempo, de inteligencias y de sentimientos... Bien lo sabe la iglesia católica, con su larga experiencia de doctrinarismo escolar, anterior al franquismo, de la que surgieron generaciones enteras de ateos, agnósticos y neuróticos. El adoctrinamiento es una educación cobarde: teme la libertad de los individuos.

-Usted opina que todas las reformas educativas han fracasado por falta de recursos. ¿Por qué esta tacañería? ¿Qué interés tiene crear una reforma destinada a fracasar?
-No hay una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Se dice que los ciudadanos del futuro son los niños que están en la escuela, que los jóvenes de hoy serán los dirigentes de mañana, que la sociedad del conocimiento es fundamental en el discurso de la Unión Europea. Pero luego no hay una política de investigación y desarrollo, de inversión, de calidad. En Cataluña un altísimo porcentaje de personas mayores de 18 años tiene sólo estudios primarios. ¿De qué sociedad del conocimiento estamos hablando? Y todo ese discurso moderno sobre la competitividad y la flexibilidad: si es así, pongámonos en serio a hacer una buena formación de profesores.
Decía un famoso psicólogo que toda reforma educativa que se centre sólo en lo pedagógico está condenada al fracaso. Porque toda esta estructura tan meticulosa de los currículum y los objetivos no se ajusta a la realidad... Y quien tiene que bregar con la dura y pura realidad es el pobre maestro o la maestra, con la formación academicista que tiene, con treinta o más alumnos que son, lógicamente, una bomba de hormonas, frustraciones e hiperactividad. Nos hace falta tomarnos en serio la profesión de enseñante. Sólo así podemos ser exigentes con ella. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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