Alguien con un poco de
conciencia crítica y mala leche podría decir que, si tanto te interesan
los niños tibetanos, podrías darles los 900 euros y comprarte una chaqueta
en Zara, pero es que no ha entendido el meollo de la cuestión. Yo quiero
ser fashion, no uno de esos radicales que están en las cumbres del G-8 y
ni se peinan. |
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DICIEMBRE 2003
COMO HACER EL GILIPOLLAS CON SU DINERO
POR ELENA F. VISPO
El otro
día leí un interesante artículo sobre Victoria Beckham, en el cual
Victoria Beckham no hacía ni una mísera declaración, pero el artículo
estaba contado en primera persona como si el lector y ella fueran amigos
íntimos. "Un día como Victoria Beckham", venía a ser la cosa: me levanto,
paso hora y media decidiendo qué me pongo, me voy de tiendas, como, me
cambio de ropa otra vez, me voy de tiendas, me cambio de ropa para cenar,
ceno, me pongo la lencería fina para dormir, duermo, y vuelta a empezar.
Apasionante vida, la de esta mujer. Y de repente me la imaginé estas
Navidades, con el frío que va a hacer, comprando regalos como loca por
esas calles de dios, y me entró un estrés tremebundo. Tremendo, oye, sobre
todo porque empecé a verme reflejada en ella, aunque yo nunca he puesto el
pie en una tienda de Dior.
El caso es que a mí hacer regalos me encanta, vaya esto por delante, pero
como en Navidad se acumulan varios pues me tengo que romper la cabeza
varias veces, y no es tan fácil. Claro, pensé yo al ver a Victoria, esta
mujer marca estilo. Es fashion. Es cool. Esta mujer disfruta comprando
porque está informada y controla las últimas tendencias. Y por qué no
puedo ser pija yo, yo puedo ser la más top de todas, lo dice cualquier
revista de moda que se precie. Así que me he comprado un cupón y he estado
informándome de lo que se lleva y lo que no, a ver si este año liquido las
compras de un plumazo.
Por ejemplo, a mi amiga de la protectora de animales tengo pensado
comprarle un precioso comedero para sus gatos, realizado en plata maciza,
ébano y acero, que puede grabarse con el nombre del animal o del dueño.
Por sólo mil euritos lo encuentro en la tienda de Gucci, con la garantía
de que ha sido diseñado personalmente por Tom Ford, el creativo de la
firma. Mil euros por un comedero, con la cantidad de cacharros que
encuentras en un todo a cien, puede parecer un poco excesivo, pero es que
si quieres ser fashion es lo que hay. Aún así, si se te dispara el
presupuesto, puedes intentarlo con los collares para perro, colgantes,
juguetes o camas. Todo de Gucci, claro.
Porque vamos a ver, que tengas una mascota no quiere decir nada: tú puedes
ser ecologista a la par que moderno. Es más, para estar a la moda tienes
que ser ecologista y solidario.
¿Te molan, por ejemplo, las cazadoras rockeras que se llevan ahora
mogollón? Pues cómprate una, sin cargo de conciencia. El otro día vi una
en una revista ideal de la muerte. Una firma italiana ha sacado una
edición limitada de la chaqueta "Free Tibet": pintada a mano, con
materiales tibetanos artesanales y forro de seda con simbología religiosa.
Pero eso no es todo, porque con la chaqueta te dan un pack con un cd con
cánticos de monjes budistas, un tradicional pañuelo de ofrenda y un manual
sobre las costumbres históricas del Tíbet. ¿Alguien da más? Pues sí,
porque parte de lo que pagas por la chaqueta (¿qué parte exactamente?) va
a parar a las arcas de la Tibetan Children's Village, que lleva un
programa de educación para los miles de refugiados tibetanos. Pues todo
esto sólo por 900 euros, qué más quieres. Alguien con un poco de
conciencia crítica y mala leche podría decir que, si tanto te interesan
los niños tibetanos, podrías darles los 900 euros y comprarte una chaqueta
en Zara, pero es que no ha entendido el meollo de la cuestión. Yo quiero
ser fashion, no uno de esos radicales que están en las cumbres del G-8 y
ni se peinan.
Aún me quedan muchas revistas por leer, además de que he pedido una
audiencia con Victoria Beckham para que me oriente, como si fuera el Papa.
Por cierto que me he enterado de que por fin va a dejar de vivir en el
Ritz y se va a mudar a una casa en El Plantío, mira que nombre más
ecológico por sólo 50.000 euros al mes. Me han dicho que esos dinerillos
se van al bolsillo de Ana García Siñeriz y su marido, que estaban tan
tranquilos viviendo en su casa hasta que los Beckham se encapricharon de
ella y tuvieron que hacer las maletas. No me extraña, yo también lo
hubiera hecho. Esa pasta todos los meses da para ser muy fashion.
Por eso tengo el regalo ideal para Victoria: la Favela Chair, que han
diseñado dos brasileños. Es de un estilo minimalista, muy acorde con la
casa, que ya la he visto yo en un artículo de Telva, y está fabricada con
madera de la que se usa para construir las favelas. Lo cual me plantea una
duda: ¿se habrán ido los diseñadores a buscar el material a la basura o
habrán comprado directamente una favela para tirarla y poder construir la
silla? Que ya tiene chollo, la silla, porque está hecha a base de pequeños
trocitos de madera encolados y clavados. Me parece un regalo perfecto
porque es reciclada (recordemos el ecologismo) y además tiene forma de
trono, así que le podré decir a Victoria: Aquí tienes, Victoria, reina, la
Favela Chair. De nada, mujer, de nada, si es una menudencia, si sólo me ha
costado mil seiscientos euritos, qué es eso para ti y para mí.
Con lo fashion que somos. ∆ |