DICIEMBRE 2003
PANORAMA MUNDIAL
Si existe un peligro real ahora mismo en
el planeta, éste viene de la mano de ese matrimonio que forman los
EE.UU. e Israel, que levantan odios por todas partes.
|
Si el 2003 se iniciaba con la
amenaza de una guerra para "liberar" al mundo de la amenaza de Sadam,
se cierra con la guerra iniciada, no terminada, y con Sadam más vivo
que nunca, escondido en algún lugar y arengando a los suyos que día a
día cobran más protagonismo y más vidas de los ejércitos invasores.
Y el terrorismo, en vez de esconderse bajo tierra asustado ante las
amenazas de Bush, se ha multiplicado y extendido a más países, con lo
que hace buenas las palabras de quienes predecían, entre ellos Fusión,
que las teorías de Bush, apoyadas por Blair y Aznar, no sólo eran poco
inteligentes, sino que obedecían más a un protagonismo personal y a
unos intereses económicos que a la efectividad de la absurda guerra
preventiva que aún hoy, a pesar de los resultados, siguen defendiendo.
En realidad, lo único conseguido hasta ahora es despertar más odios
hacia Occidente, porque el terrorismo no se puede medir con raseros
diferentes, y no se puede colocar a Sadam como la bestia negra de la
humanidad y al mismo tiempo defender la impunidad de Israel, que tiene
en Sharon un carnicero bastante más peligroso que Sadam.
Por ello, a todo lo existente hay que añadir la creciente ola de
antisemitismo que se extiende por el mundo, lo que vuelve a convertir
al estado judío en el siempre odiado pueblo de Israel, y a los EE.UU.
en sus protectores para lo bueno y para lo malo.
Y desde luego, si existe un peligro real ahora mismo en el planeta,
éste viene de la mano de ese matrimonio que forman los EE.UU. e
Israel, que levantan odios por todas partes y a los que muchas
organizaciones les han declarado la guerra santa.
Este sí es un peligro real, porque ambos se mueven con total
impunidad, porque se protegen mutuamente, porque desprecian las
organizaciones y los tratados internacionales, porque son verdaderas
potencias militares y porque ambos están dirigidos por líderes
extremistas, mesiánicos y bastante paranoicos.
Además, como ya quedó en evidencia, la ONU no tiene ninguna autoridad
sobre ellos, lo que quiere decir que el resto de los países del mundo
transigen con sus actos a cambio de concesiones y tratados
vergonzosos, porque son escritos con la sangre de muchos palestinos y
con la de los pueblos afganos e iraquíes.
Y ajenos a todo esto, los pueblos indígenas de Latinoamérica gritan
cada vez más alto. Su voz ya suena con fuerza, con valor, con decisión
inquebrantable en los oídos de los líderes de la cumbre
iberoamericana.
Algo muy poderoso se está moviendo en esta parte del mundo, algo que
tiene que ver con la dignidad de los pueblos, con los derechos de los
verdaderos dueños de las tierras sobre su administración y
explotación, sobre la liberación de las garras de las multinacionales
que, comandadas por los EE.UU., otra vez presentes, están chupando la
sangre y las vidas a estas gentes que ya han decidido decir basta.
Se podría decir que el panorama es el de siempre, pero no.
La gran diferencia es que se ha perdido el miedo, que se ha caído la
careta de los hipócritas en todas partes, que el ciudadano de a pie se
ha puesto en marcha, que una gran ola de rebeldía recorre el mundo,
porque ha llegado la hora de la definición.
Lo tremendo es que los poderosos del planeta han sembrado muchos
vientos y, como dice el refrán, van a recoger muchas tempestades.
2003 se cierra y 2004 se abre, pero tan sólo es una medida del tiempo,
el telón se ha levantado y la gran función comienza.
La hora del Pueblo Universal ha llegado. ∆
|