Si hay algo que realmente
te puede aportar satisfacción no está fuera sino dentro de ti mismo. La
victoria sobre las limitaciones, la conquista de objetivos, la superación
personal y la capacidad de relacionarnos con la vida que nos rodea, sean
personas, animales o vegetales, es lo que dará sentido a tu vida. |
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AGOSTO 2003
CIEGOS Y SORDOS
POR ELENA G. GOMEZ
D ice la sabiduría popular que no hay
más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere oír, y
eso es lo que está sucediendo a la inmensa mayoría de las personas. Y para
que este dicho se haga realidad el mecanismo al que se acude es al
razonamiento, la excusa, y en eso todos somos auténticos maestros, porque en
realidad de lo que se trata es de hacer lo que a uno le da la gana. El
problema, con ello, es que lo que uno quiere hacer casi siempre va en contra
de lo que uno debe o necesita hacer.
Pruebas de que esto funciona así hay muchas, si no póngase Ud. ante un
fumador y trate de hacerle ver lo que ya está demostrado científicamente,
hágale ver que se está matando. Seguro que lo primero que le cuenta es que
conoce a un señor de 80 años que lleva fumando toda su vida y que tiene una
salud de hierro. O dígale a una persona que tiene hijos pequeños que el
mejor método para evitar problemas en el futuro con drogas, alcohol, o
delincuencia, es crearles desde pequeños una forma de vida sana, que los
lleve a la naturaleza, que les haga deportistas, que comparta con ellos
estas actividades para crear un vínculo de esfuerzo, de diálogo, de momentos
en común que les unan y que faciliten la comunicación, seguro que le dirán
que ya lo hacen, que todos los veranos los mandan a un campamento para que
estén en la naturaleza, y que todos los domingos salen a comer a un
restaurante que está en un pueblo. Ellos nunca reconocerán que el máximo
contacto con la naturaleza que experimentan es el trayecto que va desde el
coche a la puerta del establecimiento.
La verdad es que da igual, podría llenar un libro de situaciones cotidianas
que se sufren y que se podrían evitar si se fuese a la raíz de las cosas, al
origen y no a las consecuencias, pero está claro que el ser humano aún
prefiere vivir por detrás, vivir lamentándose, vivir engañándose.
Y ahora que para la mayoría de las personas están terminando o ya terminaron
las vacaciones, volveremos a oír las mismas cosas de todos los años, cosas
que además, ya se han aceptado como válidas: las depresiones por volver al
trabajo, la "vuelta al cole", etc., etc. Es decir, la rutina, la inercia, lo
de siempre, y eso, lógicamente, para un hombre que fue construido con unos
genes que llevan dentro de sí la necesidad de renovar, de crear y de
superarse, es una auténtica tortura.
Una tortura que se acepta porque al hombre se le educó en el conformismo, en
la santa resignación, pero que en realidad deja dentro de las personas un
vacío y una insatisfacción que poco a poco las conduce al pasotismo y a la
desidia.
Pero esta situación se puede y se debe cambiar, y la batalla, la auténtica
batalla, debe empezar por uno mismo, por aprender a vivir, a vivir cada día
de una forma diferente, y para ello sólo se necesita saber que dentro de
cada uno de nosotros hay todo lo que cada uno necesita para cambiar su vida.
Y para poder llevar a cabo este cambio cada uno tiene que, en primer lugar,
trazarse objetivos, empezar por cosas pequeñas y sencillas, pero que al
conseguirlas se transformen dentro en más confianza y seguridad en uno
mismo.
Luego, hay que poner una serie de "alarmas" en la mente para que "salten" y
te avisen de situaciones en las que no quieres caer, el sistema es muy
sencillo y da muy buenos resultados. Lo único que se necesita para poner
"alarmas" es el estudio personal, la observación de uno mismo, el análisis
de cómo se mueve uno por la vida y ver qué cosas necesita cambiar.
Y es que lo que realmente mueve el cambio interno es la necesidad, el
inconformismo, la negación de aceptar las cosas de uno mismo porque sí,
porque se nació con ello, porque en realidad esto no es verdad ya que todo
lo que uno es se puede cambiar, pero para ello es imprescindible no estar
enamorado de uno mismo, no razonar y estar abierto para aprender de todo y
de todos. También se necesita algo muy importante, valor. Valor para ponerse
delante de un espejo y mirar realmente lo que uno es, ¡ojo!, porque cada uno
es maestro en el autoengaño, y cada uno se ve como se quiere ver y no como
realmente es.
Pero hay que tener en cuenta que si hay algo que realmente te puede aportar
satisfacción no está fuera sino dentro de ti mismo. La victoria sobre las
limitaciones, la conquista de objetivos, la superación personal y la
capacidad de relacionarnos con la vida que nos rodea, sean personas,
animales o vegetales, es lo que dará sentido a tu vida.
Luego, sólo hay que dejarse llevar por la corriente de la vida, porque la
vida, cuando tú eres sensible a ella, te devuelve siempre mucho más de lo
que tú siembras. Y si siembras en tu vida superación, la vida, como la madre
que es, te la devolverá llenando todo de aventura. Y si siembras confianza,
te la devolverá transformada en seguridad. Y si siembras responsabilidad y
preocupación por los demás, por los que te acompañan en tu vida, te la
devolverá transformada en comprensión, y podrás ver dentro de las personas,
ver su interior, ver sus limitaciones y sus temores y entonces podrás
realmente ayudar.
Entonces te transformarás en un eslabón consciente de la cadena evolutiva, y
tu vida dejará de moverse dentro de ese círculo vicioso que otros han creado
y pasará a estar bajo tu control.
Luego, cada día será distinto, y cuando menos lo esperes la vida te dará
alguna lección. ∆ |