Yo propongo crear una web de
exilio voluntario, para que por lo menos no cuenten con mi apoyo. Algo así
como www.melaspiro.es y recoger miles y miles de firmas de españoles
abochornados con la imagen que se está dando de España por el mundo
adelante.
|
|
ABRIL 2003
meexcomulgo.com
POR ELENA F. VISPO
C on el follón de la guerra todo el
mundo está de los nervios, cosa por otra parte absolutamente lógica. Pero en
esto ya se ha dicho de todo, en todos los medios de comunicación, en las
tertulias de bar y, lo que es más importante, en la calle a grito pelado. Y
como parece ya evidente que, en este tema como en otros, los políticos se lo
montan y el marrón nos lo comeremos los demás, pues para qué redundar en el
tema. Así que voy a hablar de uno de esos temas que se van quedando en el
tintero aplastados por las noticias bomba que nos vienen de Irak (no
pretendía hacer un juego de palabras macabro, pero me ha salido así, ya
ven).
Es ya conocido el caso de la niña nicaragüense de nueve años que tras una
violación se quedó embarazada, a la que no querían dejar abortar. Y que,
tras varios tiras y aflojas, le practicaron un aborto arriesgadísimo a la
pobre cría y sobrevivió, cosa que a priori tampoco se tenía nada clara. A
todo lo vergonzoso de una historia así se sumaron los innumerables problemas
legales para abortar en Nicaragua, más las trabas de la jerarquía
eclesiástica, que decidió desenterrar el hacha de guerra y evitar el aborto
por todos los medios a su alcance. Como esos medios, gracias a quien
corresponda, resultaron insuficientes, el aborto se llevó a cabo, así que la
Santa Iglesia Católica se agarró a lo único que le quedaba: el derecho a la
pataleta.
Lo que pasa es que una pataleta de este calibre es para considerarla, porque
esta gente hace las cosas a lo grande o no las hace. Y si se trata de hacer
el ridículo, más. De modo que, rabiosos de impotencia, decidieron excomulgar
a todo el que se le pusiera por delante: a la niña, a los padres, al médico
que la operó, a las enfermeras y no sé si incluyeron también al
recepcionista del hospital. Es decir: excomunión para todos los que hubieran
tenido alguna mínima relación con el caso. Y eso, aunque pueda parecer
cómico, no tiene ninguna gracia en un país como Nicaragua, donde los curas
católicos aún tienen muchísima influencia, y es posible que esa pobre gente
esté absolutamente aterrada porque se ve pasando la eternidad tostándose en
el infierno. Es evidente que estas películas sólo las pueden montar por
aquellos lares, porque imaginemos a nuestra Conferencia Episcopal tomando
semejantes medidas en España, excomulgando a todo el que haya tenido alguna
relación con un aborto. Cerraban el chiringuito por falta de clientes (por
eso no lo hacen).
Entre las muchas voces de protesta que surgieron por todo el mundo, hay una
que me encanta especialmente: la Red Feminista (
www.redfeminista.org ) tiene en
marcha en Internet la campaña "Yo también quiero ser excomulgado", en el
cual uno puede apuntarse al expediente de excomunión que tiene en marcha el
Vaticano. De momento hay 26.000 firmas entregadas en la Sede Diplomática del
Vaticano en España, más casi siete mil contabilizadas. Yo ya he firmado, por
supuesto, y estaría dispuesta a pagar por conseguir el DNI de Jose Mari,
para incluirlo en la lista sin que se entere. Porque méritos ha hecho de
sobra, en eso coincidiremos todos.
Digo yo que iniciativas como ésta podían explotarse más. Por ejemplo, y
volviendo al tema de actualidad: ¿por qué tenemos que aguantar que nuestros
dirigentes nos metan en una guerra cuando ya hemos dicho veinte veces que no
nos da la gana? Yo propongo, a falta de medios para salir por piernas del
país, crear una web de exilio voluntario, para que por lo menos no cuenten
con mi apoyo. Algo así como www.melaspiro.es y recoger miles y miles de
firmas de españoles abochornados con la imagen que se está dando de España
por el mundo adelante. Y, ya que estamos, podríamos pinchar en
www.dimitedeunap-vez.org , donde se confeccionaría una lista con los
políticos más votados por los internautas. Luego lo llevamos a la sede de
las Naciones Unidas, para ver si lo aprueban en comisión.
Aunque, viendo el panorama, a la mayoría de los ciudadanos, como le pasó a
la Iglesia Católica, se nos presenta una política de hechos consumados. A la
guerra vamos, nos guste o no. Y sólo nos queda, de nuevo, el derecho al
pataleo. Así que, por favor, montemos una bronca de dimensiones
monumentales, que resulte más efectiva que una simple excomunión. De
momento, yo pienso firmar en www.queoszurzan.net Algo es algo. ∆ |