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ABRIL  2003

La lucha contra el imperio

CARLO FRABETTI
-Escritor y  matemático-

CARLO FRABETTI

En el marco de la plataforma Paremos la guerra nace la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas, emulando a la alianza de intelectuales antifascistas que se creó en los años 30. Oponerse al imperialismo estadounidense y sus aliados es su primer objetivo, y para ello hablan bien claro y de manera contundente. No hay más que oír a uno de los fundadores de esta Alianza, Carlo Frabetti, escritor, matemático y miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARLO FRABETTI

 

 

 

 

 

"Lo que llaman democracia no es más que una nueva fórmula: son los actuales ropajes de la dictadura"


Texto y fotos: J.M. López

Para dar a conocer su mensaje se basan tanto en conferencias como en ingeniosos relatos, como los que figuran en el libro de Frabetti, Contra el imperio. Pero su escrito más contundente es el Manifiesto de la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas, que termina con una llamada a la expresión: "Bush lo ha dicho de forma inequívoca: 'Quien no está con nosotros, está contra nosotros'. Y su declaración de guerra puede y debe convertirse en nuestra propia consigna sin más que invertir el orden de los términos: quien no está contra ellos, está con ellos. Quien no se opone abiertamente a sus actos criminales y a sus falsas palabras, los apoya con su silencio. Y el silencio es la cobardía de los intelectuales. Cobardía que en circunstancias como las actuales se convierte en imperdonable vileza, en alta traición a la cultura y a la humanidad. Nuestro enemigo, el enemigo de los pueblos del mundo, tiene la segunda arma más poderosa: el dinero. Pero nosotros tenemos la primera: la razón".

-En cuatro líneas y volviendo la vista atrás, ¿cómo quedó la situación política y social en el planeta tras el 11S?
-Con una única superpotencia que se considera legitimada para arrasar lo que le convenga, en última instancia por motivaciones económicas, que son las que prevalecen siempre.

-¿Qué tipo de democracia es aquella que sólo cuenta con el ciudadano para exigir el voto cada cuatro años y en cambio no cuenta con él para decisiones tan vinculantes como el apoyo a una guerra contra Irak, por ejemplo?
-Pues no es una democracia, sencillamente. Es falsa, como la famosa democracia orgánica de Franco. La única democracia que puede merecer ese nombre -y que todavía está por constituir-, es una democracia realmente participativa, que es a lo que tenemos que tender. Y para eso hay que aprovechar la experiencia, incluso los errores de la izquierda, para buscar nuevos caminos hacia una democracia realmente participativa.

-Porque también estamos asistiendo a una democracia utilizada por dictadores...
-Lo que llaman democracia no es más que una nueva fórmula: son nuevos ropajes de la dictadura en última instancia.

-Bush y numerosos gobiernos tienen como objetivo eliminar el terrorismo mundial, ¿esto deriva la atención de otras formas de terrorismo, como el terrorismo de Estado?
-Pues efectivamente. Es que el verdadero terrorismo es ése, el terrorismo de Estado y terrorismo del capital. Los demás son en gran medida inventos del poder, o consecuencia del terrorismo de Estado, como las acciones terroristas planteadas desde diversas formas de oposición.

-¿Cómo definirías el terrorismo de Estado?
-La propia palabra lo dice: es la utilización del terror para dominar a la gente.

-Uno de los objetivos de la Alianza Antiimperialista es la creación de una televisión europea libre. Curiosa idea cuando actualmente se tiende a la fusión de grupos de poder, como las plataformas digitales...
-Es en paralelo, porque se trata de lo mismo pero a otro nivel, el de la contrainformación o de la oposición. Pero la idea es unir fuerzas. La diferencia entre las alianzas del poder y las alianzas de la oposición es que los poderosos se unen cuando les conviene, pero se apuñalan por la espalda en cuanto les conviene también, y nuestras alianzas creo que se basan en presupuestos éticos un poco más sólidos y más defendibles que el mero interés económico.

-Volviendo al 11S comentáis en el manifiesto la necesidad de plantear una alternativa al discurso oficial. ¿Qué tipo de información se nos oculta?
-Sencillamente lo que pretende hacernos creer el discurso oficial es que existe una amenaza terrorista y que todo vale para combatirla, cuando los terroristas son ellos. Yo creo que se puede resumir en estas pocas palabras.

-A propósito del silencio y la cobardía de los intelectuales, ¿por qué sólo unos pocos levantáis la voz?
-Pues porque hay muchos llamados intelectuales que tienen una situación muy cómoda, que tienen una situación de privilegio, que viven muy bien y reciben honores y prebendas que no quieren perder. Es así de simple.

-¿Existe una conexión internacional imperialista?
-Existe la conexión que dan los intereses comunes, puesto que hay una serie de poderes en el mundo que buscan lo mismo, que es el privilegio de una élite. Y como coinciden en sus intereses de explotación, expolio y sometimiento pues hay común acuerdo natural, lo cual no quita que se apuñalen entre ellos. Pero suele prevalecer la alianza, para desgracia nuestra.

-¿Cómo, después de la experiencia de la guerra de Vietnam, puede el pueblo americano apoyar esta nueva contienda?
-Hay un apoyo grande, pero no mayoritario. Y además es que sólo se deja oír la voz de los que apoyan y se amplifica a través de los medios. Porque la propaganda es una de las bazas o instrumentos del poder, como dice el Manifiesto. La dominación se está ejerciendo tanto con el discurso como con las armas. Y parte de la consolidación de este discurso se consigue acallando las voces disonantes, por eso en EEUU da la sensación de que todo el mundo está a gusto, y no es así ni muchísimo menos.

-¿Hasta qué punto todas las manifestaciones que están teniendo lugar en todo el mundo hacen mella en los dirigentes políticos?
-La mayoría de los dirigentes políticos van a lo suyo y lo único que les interesa son las fotos. Pero indirectamente, estas manifestaciones inciden en la opinión pública, sobre todo cuando se desarrollan de una forma pacífica, como la de Florencia. Se ha visto que puede haber una manifestación de un millón de personas sin que ni siquiera ensucien las calles, y los políticos no pueden hacer caso omiso de este tipo de fenómenos porque inciden en la gente. De hecho, al día siguiente Prodi dijo por la televisión: "Hay que escuchar a estos jóvenes, no podemos ignorarlos".

-¿Qué puede hacer un ciudadano para protestar, para no comulgar con el sistema imperialista?
-Yo creo que puede hacer muchas cosas. Sobre todo es importante el testimonio personal, que cada uno de nosotros se convierta en una célula de contrainformación. El discurso dominante tiene medios de difusión tan poderosos, que es vital que siempre que podamos planteemos con nuestros conocidos, con la gente que tenemos cerca, la discusión de lo que está pasando. También es importante orientar el consumo hacia formas más justas y no dar de comer al imperio. En otros países esto está más implantado, en España empieza ahora, pero ya circulan por ahí listas de productos que sabes que cada vez que los compras estás dando dinero al sionismo o a las multinacionales estadounidenses. ∆

Ni un minuto de silencio
Lamento que murieran miles de personas en el ataque del 11S a las Torres Gemelas de Nueva York, pero no guardé los tres minutos de silencio que nos pedían los fariseos, porque, de haberlo hecho, no habría podido volver a hablar en mucho tiempo.
¿Por qué? Por una sencilla regla de tres: si las seis mil víctimas de las Torres Gemelas merecen tres minutos de silencio, el millón y medio de iraquíes muertos como consecuencia del embargo estadounidense merecerían más de doce horas. Y a los trescientos mil muertos de Hiroshima y Nagasaki, víctimas del primer atentado terrorista nuclear, les corresponderían dos horas y media (que se convertirían en cinco o seis al tener en cuenta las secuelas radiactivas). Y las víctimas del bombardeo de Clinton que destruyó los recursos farmacéuticos de Sudán, merecerían al menos media hora. Por no hablar de los palestinos, los libaneses, los chilenos, los nicaragüenses, los guatemaltecos, los colombianos, los cubanos, los vietnamitas...
Si guardáramos silencio por todas las víctimas del terrorismo imperial, tendríamos que callar todo el día. Y no es momento de callarse. ∆
Del libro Contra el Imperio, de Carlo Frabetti.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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