
Foto: (c) Paco Alorda
¿Cómo hacer que un lector, con una mínima formación,
pueda entender los fundamentos del cosmos sin experimentar vértigo? Ésa
fue la pregunta que se planteó Manuel Lozano Leyva al escribir su nuevo
libro, El cosmos en la palma de la mano. Sirviéndose de sus muchos años de
experiencia en el Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de
la Universidad de Sevilla, nos da una visión sencilla del Universo que nos
rodea.

"Si todos supiéramos en qué
contexto universal estamos, relativizaríamos muchas cosas hasta hacerlas
inocuas, como por ejemplo la religión y los nacionalismos"
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Texto: Marta Iglesias / Fotos:
Manuel Lozano
se distingue al otro lado del teléfono por un acento andaluz que acompaña a una
personalidad afable. Se nota que en el libro ha unido sus dos pasiones: la
astrofísica y la docencia. El resultado consigue que lectores no preparados en
el tema podamos imaginar una distancia de dos mil millones de años luz o saber
en qué consiste la muerte de una estrella. El lenguaje y el método de presentar
un universo con proporciones humanas logran el milagro.
-Su nuevo libro es divulgativo. ¿Es que
estaba cansado de que a sus artículos sólo pudieran acceder unas cuantas
personas del ramo?
-En absoluto; sigo disfrutando escribiendo artículos profesionales
destinados a unos cuantos especialistas. Eso forma parte de nuestro oficio
científico. Lo cual no quita que me tentara llegar a un público amplio haciendo
uso de lo que he aprendido y de lo mucho que, también por oficio, he enseñado.
-¿Qué le diría a alguien para hacerle despertar interés por el espacio?
-Por el espacio y por el tiempo, en definitiva por la Naturaleza, la cual no
se limita a la Tierra sino a todo el Universo. El consejo que le daría a
cualquier persona para suscitar ese interés es que contemple una noche despejada
en alta mar, en un desierto o en una montaña lejos de la contaminación luminosa
de las ciudades. Se sobrecogerá y sentirá curiosidad.
-¿Qué limitaciones encuentra hoy la astrofísica?
-Es una ciencia muy desarrollada en la que España es bastante puntera, pues
se han sabido aprovechar -en Canarias y Andalucía-, las ventajas de nuestro
cielo. Nuestros observatorios son excelentes y promueven la colaboración
internacional. La astrofísica es una ciencia, en apariencia inútil, pero que
recibe el favor económico del público y las instituciones.
-¿Al final el universo se reduce a las matemáticas?
-Ortega y Gasset dijo que las matemáticas están ahí y sólo tenemos que
descubrirlas. Como la Naturaleza, añado yo. En este sentido se puede entender
que las matemáticas nos ofrezcan la mejor herramienta para comprender el
Universo.
-¿Qué le pregunta a las estrellas?
-¿Qué diablos hacéis ahí? Una galaxia normalita, como nuestra Vía Láctea, es
un conjunto de dos centenares de miles de millones de estrella. El Universo está
formado por millones de ellas. ¿Cuántas tienen planetas habitables? ¿En cuántas
de ellas la vida ha evolucionado hacia la inteligencia? La física nos dice que
es del todo improbable que entremos en contacto con otras formas de vida. ¿No es
una pena?
-¿Todo y todos procedemos de la oscuridad galáctica?
-Los elementos esenciales de los que estamos hechos, por ejemplo el carbono,
se han sintetizado en el corazón de una estrella gigante en su fase agónica.
Cuando finalmente muere, el último estertor es una explosión formidable llamada
supernova que expulsa toda la riqueza material que la estrella ha cocinado en su
interior. Las nubes formadas vagan por el espacio interestelar y pueden llegar a
formar una estrella, como nuestro Sol, en la que ya están esos elementos
complejos. De dicha estrella se pueden desgajar planetas que con el tiempo harán
evolucionar químicamente esos elementos hasta que, casi milagrosamente, lleguen
a dar sistemas vivos. Así, efectivamente, procedemos en última instancia de la
oscuridad galáctica.
-Hay programas espaciales cuyo objetivo es colonizar planetas. Visto como
hemos dejado el nuestro, ¿sería justo invadir otro?
-En llegar a Marte, que está aquí al lado, se tarda con la tecnología actual
unos siete meses. La sonda espacial Voyager II se lanzó a mediados de los
setenta y todavía no ha explorado el Sistema Solar al completo. Más vale que
preservemos nuestro planeta antes que pensar en colonizar otros.
-Cuando escucha las noticias, ¿no cree que más desconocido que el espacio es
el ser humano?
-Sin duda. Y además menos previsible. Hay dos armas poderosas para dominar
los malos instintos del ser humano: la cultura y, como parte fundamental de
ella, la ciencia. Si todos supiéramos en qué contexto universal estamos,
relativizaríamos muchas cosas hasta hacerlas inocuas, como por ejemplo Dios, la
religión y los nacionalismos. No nos dejaríamos engañar tan fácilmente por los
que las esgrimen como espantajos.
-Según la ciencia venimos de las estrellas, pero ¿a dónde vamos?
-A las estrellas. Nuestro Sol, cuando le llegue su hora, o sea, cuando
consuma su combustible nuclear, esparcirá parte de su riqueza al espacio y
restará su cadáver que será una estrella enana blanca errante, que quizá
resucite al encontrarse con otra estrella viva.
-¿Por qué es tan difícil mezclar ciencia y religión, entendida como la
creencia de que hay una mente superior a la nuestra que puso el mecanismo en
funcionamiento?
-Desde que se descubrieron las fluctuaciones cuánticas, es decir,
excitaciones espontáneas del vacío, se justifica con fundamento experimental lo
que le respondió Laplace a Napoleón cuando éste arguyó que notaba en sus
cálculos y teorías una curiosa ausencia de Dios: "Sire, en ningún momento tuve
necesidad de hacer uso de tal hipótesis". El conflicto, obviamente, está
servido, más si en el caso de la religión, ésta está indisolublemente ligada al
poder.
-¿En qué cree usted, rodeado de cifras y datos?
-En la Naturaleza y en los Derechos Humanos.
-¿Por qué es tan difícil de admitir en la comunidad científica que existe más
vida que la nuestra en el espacio? ¿No podemos caer en ser iguales que
los que juzgaron a Galileo, valorando según nuestras ideas el cosmos?
-Rotundamente no. Un científico no admite ni rechaza más que lo que los
experimentos confirman. No hay indicios de que exista vida en otros planetas de
otras estrellas, lo cual no quiere decir que no exista. Ningún científico lo
afirmará ni lo negará. Sin embargo es lícito buscar y eso se hace con astucia y
basándose siempre en lo que sabemos. Con el método científico, precisamente
formulado por Galileo, jamás caeremos en las actitudes de quienes lo juzgaron.
-¿Puede imaginar la cuarta dimensión o sólo utilizarla como una teoría
matemática? ¿Hay conceptos que sólo pueden visualizar algunas mentes?
-Cuatro dimensiones o más, no las puede imaginar ninguna mente, pero sí
utilizarlas muy fructíferamente. Tampoco se puede "imaginar" una probabilidad y
sí entenderla y manejarla; a la lotería de Navidad me remito.
-Los científicos que postulan la teoría del universo autoconsciente sostienen
que la única manera de hacer el cosmos real es mediante la consciencia. ¿La
existencia del universo está en nuestras manos?
-Desde el insensato Platón y su nefasto discípulo Aristóteles, se plantea la
posibilidad de que el mundo material no exista y sea un producto de nuestra
mente. No hay suficientes datos experimentales para negar tal cosa, pero la
razón nos lleva por otro derrotero, ¿cierto? ∆ |