Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

El Ventano

Aunque las compresas sean un artículo de lujo, no me importa pagar lo que sea con tal de conseguir la nueva tecnología super-ultra-mega dry con alerones de titanio y olor-control

ventano.jpg (13663 bytes)
ME GUSTA SER MUJER
POR ELENA F. VISPO

Me gusta ser mujer, porque mis reglas son azules y asépticas y, aunque las compresas sean un artículo de lujo, no me importa pagar lo que sea con tal de conseguir la nueva tecnología super-ultra-mega dry con alerones de titanio y olor-control. Aunque lo de los impuestos jode un poco, es cierto, y más de una vez me he visto como en el anuncio de tampax, entrando en el Congreso de los Diputados en plan Lara Croft disparando tampones por las muñecas, y metiéndole uno en el ojo al ministro de economía, que con la remodelación veraniega casi no sé ni quién es ni maldito interés tengo.
Otra de las incontables ventajas de ser mujer es que te vuelves invisible a voluntad. A voluntad de los hombres, normalmente, pero no se puede tener todo de golpe. Es una capacidad que ya la quisiera Superman, pero la tenía la Mujer Maravilla, la heroína por excelencia de los cómics Marvel. Bueno, por excelencia no: era la heroína que había. Recapitulemos un momento el mensaje subliminal: Superman con unos panties azules y un tanga rojo salvando al mundo por la fuerza bruta, mientras que la Mujer Maravilla iba haciendo sus apañitos sin que nadie la viera. Sin que se note, sin que traspase. Y ni me imagino el escándalo si se le ocurriese ponerse un tanga rojo para lucir superpoderes: de zorrón para arriba.
En esa onda invisible va la mujer de Mohamed VI, ése que se lleva tan bien con nuestro rey. Que claro, fue un avance tremendo que el rey de Marruecos se casase con una mujer guapa y lista, ingeniero de sistemas para más señas. Pero el caso es que el otro día veo una foto de familia y donde debía estar la moderna esposa veo una manta de color claro. O sea, a un lado Mohamed y al otro un saco que dice el pie de foto que es la mujer de Mohamed. ¿Pero eso quién lo dice? ¿Cómo sé yo quién está ahí debajo? A lo mejor ni era ella, que estaba ocupada en ese momento y le pusieron un burka a uno que pasaba por allí. Qué más da una que otra, si debajo de la manta todos los gatos son pardos. Luego nos mosqueamos por islotes absurdos cuando una foto como ésa es para ir a cantarle cuatro cosas al ministro marroquí de asuntos exteriores. Pero ya.
Aquí en cambio estamos mucho más liberadas. Fíjate que el otro día estaba yo viendo la tele y me enteré de que hace treinta años Pascual inventó la leche uperisada en brick, y gracias a eso mi madre tuvo más tiempo para sus hijos. Lo que pasa es que mi madre es una desagradecida, porque yo nunca le oí ni mentar el asunto, es más, en mi casa se compraba otra marca. Pero los tiempos cambian y aquí estoy yo para compensar todos los desagravios, porque gracias a que ahora Pascual ha sacado el yogur que no necesita nevera soy muchísimo más libre y dispongo de más tiempo para mí. Más tiempo para mí, según esta publicidad, es estar sentada en un banco comiendo yogurt hasta que vengan mis hijos a sacarme del sopor. Pero yo no tengo hijos, aunque prometo ponerme enseguida a la faena si con eso saldo mi deuda con Pascual. Y de paso le doy una alegría al gobierno del PP, que tampoco andan sobrados. A la liberación por un yogurt, compañeras, y una idea para nuestro gobierno: si bajáis el IVA de los productos lácteos, nos olvidamos del asunto de los tampones definitivamente.
Cuando mis hijos crezcan (porque pienso tener unos cinco o seis; ya de hacerlo, hacerlo bien), les pondré la tele para que aprendan cómo es la vida. Tal y como la enseñan en el anuncio de una de esas bebidas refrescantes y nutritivas. Situación: niñas tomando el sol en la hierba, niños jugando y haciendo deporte. Los niños, deshidratados, van a buscar algo de beber y casualmente tienen una nevera llena de hielo y un montón de sunis (como se llamen). Las niñas que lo ven, en vez de levantarse y pedir un trago en plan buen rollo, optan porque una de ellas finja un desmayo. Así los chavales, solícitos, van a reanimarla y gracias a eso la tipa se zampa media botella por el morro. Y luego ya risitas y cachondeo, y todos los niños beben suni brindando por la liberación de la mujer y los nuevos roles sexuales.
Ejemplos hay muchos, y más serios que éste, pero creo que la tesis está clara: que hace tiempo que tenemos cubierto el cupo de rambos y de barbies. Que tanto monta, monta tanto. Que estos roles existen desde que el mundo es mundo, y así nos va (De PP, o sea, De Puta Pena, ingenioso juego de palabras cortesía de un amigo mío).
Que podríamos montarnos otra historia, en fin, si es que estamos lo suficientemente hartos. Yo voto que sí. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA