Llegará un día en que sólo quede Bush Jr. sobre
la faz de la tierra, aburrido, sin enemigos de los que ocuparse, y con su
adorado padre embalsamado en una urna hasta el fin de los tiempos. |
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MUERTO EL PERRO...
POR CAROLINA FERNANDEZ
S eguro que hay algún filósofo oriental
que explica que las soluciones, o son sencillas, o no son soluciones. Ahora
no caigo quién dijo esto, pero seguro que alguien fue. Un pensamiento tan
profundo no se le pudo ocurrir al señor Bush Jr., porque de tan tremendo
esfuerzo le hubiera dado una apoplejía.
La cosa salió con un ejemplo humilde y sencillo, pero su aplicación en todos
los campos que se nos pueda ocurrir es infinita, porque vale tanto para
solucionar un dolor de muelas como una hambruna en Africa. Con esto la
humanidad dará un salto de gigante (no sabemos hacia dónde, pero lo dará).
Pues bien, estaba Bush Jr. en su rancho, con su sombrero tejano y sus botas
camperas, apoyadas las piernas en la barandilla del porche. Cavilaba el
hombre sobre asuntos de interés nacional, en este caso, los numerosos
incendios forestales que asolan en territorio norteamericano. ¿Cómo
solucionar tan grave problema? ¡Eureka! Hay incendios porque... hay árboles.
Si se talan los bosques dejará de haber incendios. Lógico. Muerto el perro
se acabó la rabia. Si es que este hombre es un prodigio.
Es la magia del fascismo: abracadabra, que desaparezca lo que estorba, y eso
no excluye al reino vegetal. La verdad es que este hombre, con su particular
forma de candidez, no ha hecho más que aplicar lo que tantos y tantos
gobernantes, políticos y estrategas han puesto en práctica a lo largo de la
historia, con mayor o menor tacto. ¿Que incordian este puñado de miles de
judíos? Pues los gaseamos a todos y asunto arreglado. ¿Que hay unos rojillos
más molestos que un mosquito en los cataplines? Pues ale, al paredón con
todos, que para eso ha hecho Dios los paredones, y un problema menos en el
mundo. La historia está construida a base de seres pensantes que toman
decisiones y eliminan problemas. Si a un señor le molestan las corrientes de
aire que provoca su señora al pestañear, pues la rocía de gasolina, enciende
un pitillo, y a otra cosa. ¿Lo van cogiendo? Si usted tiene un callo en el
pie, córtese el pie. Dejará de padecer. Es perfecto.
Aznar, como es amigo de Bush Jr., le copia los métodos. Si hay un partido
político que molesta, pues se le fulmina en un plis plas. Como no se dejan
gasear fácilmente, pues sacan una ley a medida y se les envía a las
catacumbas. Asunto arreglado. Y me apuesto yo para mis adentros, que algún
elemento habrá por ahí que preferiría los métodos más contundentes de Bush
Jr. con sus bosques: talar a todos los vascos y acabar de golpe con los
incendios forestales en los cuartelillos de la guardia civil. Como es un
poco bestia, de momento nos quedamos con la Ley de partidos, que es una tala
selectiva de especies autóctonas. Paradójicamente, ellos dicen que ahora
tendrán que echarse al monte, así que habrá que tener cuidado igual porque
ya sabemos, Bush Jr. nos lo ha dicho, que ahí los incendios son mucho más
difíciles de controlar. A ver.
Sobre la marcha voy entendiendo que a Bush Jr. en realidad lo que le molesta
es el resto del mundo y por eso quiere acabar con él. Para ser más exactos,
copiando métodos de otros ilustres gobernantes, quiere gasearlo, y
entiéndase esto en el sentido literal. (Hay gente muy maniática, que todo la
altera: una mota de polvo, un cuadro torcido, una pareja de afganos
casándose, el mundo en general. A veces he pensado que vivir con esta gente,
compartir a diario cama, comida y soportar sus aerofagias mentales debe ser
un horror, pero hay quien lo aguanta todo, y me da que su señora esposa
Laura tampoco debe ser menos aerofágica que él. Pero ese no es el tema). A
Bush le molestamos y nos quiere gasear a todos, no directamente, claro,
porque eso, como gasear a la suegra o a los niños, por molestos que sean, no
es políticamente correcto. Las cosas hay que hacerlas a lo fino, porque lo
de pasar a la historia como carniceros queda para algunos generales latinos,
que no visten de Armani, si no con esos horrendos trajes verdes llenos de
dorados y lentejuelas, nostalgia de Elvis. Es más "in" figurar como un
elegante presidente con las manos desinfectadas. Así que mientras en su casa
elimina el humo de Marlboro, el genuino sabor americano, a los demás
directamente nos entuba con los escapes gaseosos de todo el país. Ya sabemos
que no firma un tratado ni acude a ninguna reunión sospechosa de favorecer
al medio ambiente. Cualquier alusión al tema se la pasa por el forro de ahí
donde ustedes están pensando. Ni geranios debe tener en casa. La explicación
a tan extraño comportamiento la encontraría Freud en los traumas infantiles:
alguien le jodió la niñez y por eso ahora nos odia a todos, así que quiere
eliminar al resto del mundo para quedarse solo en su rancho vaquero. Pero no
puede hacerlo de golpe, porque si toda la población mundial se fuese al
carajo de repente, el olor sería francamente molesto. Envenenarnos poco a
poco con gases de efecto invernadero es más efectivo, más escalonado, más
limpio. Estoy pensando que a lo mejor se trata de la última estrategia
antiterrorista para eliminar de una buena vez a Bin Laden, que perecería
seguro entre la masa. Si fuese así, nosotros nos lo tragaríamos, porque
entendemos que es por nuestra propia seguridad.
Así, llegará un día en que sólo quede Bush Jr. sobre la faz de la tierra,
aburrido, sin enemigos de los que ocuparse, y con su adorado padre
embalsamado en una urna hasta el fin de los tiempos.
En un futuro, algún arqueólogo interestelar llegará a nuestro planeta vacío
y encontrará los restos de Bush Jr. Le tomará medida del cráneo y llegará a
la conclusión de que la raza que aquí habitaba tenía la inteligencia de un
canto rodado.
Qué calumnia. ∆ |