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Existen en España cerca de 10.000 organizaciones dedicadas a la solidaridad en diferentes campos, que cuentan con más de dos millones de afiliados, y unos trescientos mil voluntarios estables. Son una fuerza imparable que se ha dado en llamar tercer sector o sector no lucrativo.
Foto: MSF (C) Remco Bohle/ Gisenyi. Goma

 

CHEQUEO A LA SOLIDARIDAD

En 1994 asistimos en nuestro país a un auténtico boom solidario. Desde entonces más de diez mil ONG están trabajando en proyectos dentro y fuera de nuestras fronteras, articulando así una red de ayudas que pretende poco a poco llegar a todos los rincones.
Su eficacia y el poder que han ido desarrollando sobre el terreno, también las ha situado en el punto de mira de algunos individuos, gobiernos y multinacionales que quieren hacer de la solidaridad, un negocio.

Texto: Mariló Hidalgo

Hablar de ONG en nuestro país es hacer referencia a un movimiento aún joven -apenas veinte años- si lo comparamos con otros lugares de Europa, pero muy fuerte a juzgar por los resultados de algunas campañas de sensibilización y recogida de fondos.
Aunque España se sumó tarde al tren de la cooperación, lo hizo saltándose las previsiones más optimistas y contando para ello con la fuerza de los jóvenes, desencantados de la política y preocupados por las injusticias cada vez mayores que tenían lugar en el planeta.
Durante esta pequeña andadura, las ONG han conseguido un grado de desarrollo considerable. Su capacidad de actuación en conflictos y desastres es incuestionable; hecho que ha dejado en entredicho a las instituciones oficiales en muchas ocasiones.
En estos momentos existen en España cerca de 10.000 organizaciones dedicadas a la solidaridad en diferentes campos (asociaciones, fundaciones y confederaciones), que cuentan con más de dos millones de afiliados (y socios), y unos trescientos mil voluntarios estables. Ello supone una fuerza imparable de lo que se ha dado en llamar tercer sector o sector no lucrativo. Una fuerza que hoy ya se ha hecho imprescindible en la lucha por otro mundo diferente que no entiende de fronteras. Una fuerza que maneja al año millones de euros procedentes de las cuotas de los socios, campañas de sensibilización, donativos y subvenciones estatales. Con ella se ponen en marcha proyectos sociales, de desarrollo, de cooperación o de derechos humanos, tanto aquí como en otros lugares del mundo. El altruismo, la dedicación y la solidaridad que mueven a estas organizaciones les han proporcionado ante la opinión pública una legitimidad que no se puede rebatir. Ramón Luis Acuña de la Cátedra Unesco(*), resume así el poder de las ONG: "En los difíciles años 80 se multiplicaron y, como voz de los pueblos, pusieron el dedo en la llaga en muchas heridas del planeta: hambrunas, minas antipersona, niños maltratados, explotados, abandonados a su suerte... No tienen el poder de los gobiernos o el dinero de las multinacionales, seguro que no, pero sí una patente fuerza de la razón: hay que contar con ellas, se han vuelto imprescindibles".

SOLIDARIDAD COMO TAPADERA
Precisamente el hecho de que las ONG muevan dinero para sus proyectos, dispongan de capital humano, e influencia y relación con los medios de comunicación las ha convertido en poderoso objeto de deseo para individuos, grupos o gobiernos ansiosos de poder. Estos son algunos de esos casos.
Los trepas
La periodista Pilar Cernuda en su libro "Solidaridad. No es humanitario todo lo que reluce" (Temas de Hoy), informa que en España hay más de 10.000 organizaciones no gubernamentales que supuestamente han nacido con afanes humanitarios antes que lucrativos. Pero aunque "muchas de ellas efectivamente mantienen el espíritu humanitario; otras, por el contrario, han encontrado en las ONG una fábrica de ganar dinero. Las subvenciones son altas, hay expertos en preparar los informes que permiten tener acceso a ellas, y trabajar en una ONG está muy bien visto porque da tono social. En algunos casos una cara se hace conocida en los medios de comunicación y en los centros de poder por representar a una ONG y, lo que es grave, no siempre las auditorías y controles internos funcionan como deberían". Es el lugar más perseguido por los trepas que "han encontrado -continúa Cernuda- un método barato y fácil de conseguir un buen salario y, también, de entrar en salones a los que no resulta fácil llegar".
Aquí también podríamos incluir el fenómeno del "famoseo", fórmula empleada por algunos famosos/as que en determinados casos deciden apoyar a una ONG y sacan el provecho de unir su imagen a una causa. O viceversa, ONG que intentan salir a flote y buscan a un famoso como imagen corporativa. Afortunadamente los casos contrarios también existen: todos conocemos a artistas muy comprometidos que están ahí, luchando por construir un mundo más justo.
Los bancos y los gobiernos
También estos colosos tienen en su punto de mira a las ONG por ser el perfecto escaparate para conseguir sus intereses. "Cuando los bancos se ocupan de los pobres -alerta el profesor de Pensamiento Político y Social, José Carlos Fajardo(*)-, y las transnacionales financian programas de ONG mediante escandalosas campañas publicitarias, hay que echarse a temblar. Como sucede con campañas humanitarias financiadas por productores de tabaco, alcohol o de productos contaminantes y cancerígenos. ¿Por qué en vez de colaborar con las ONG no se dedican a mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores, la calidad de sus productos, la protección del medio ambiente y pagan un justo precio por las materias primas que arrancan del expoliado Sur? Las ONG no pueden ser el servicio posventa de las fábricas de armas, para apagar los fuegos que provocan con sus criminales negocios. Ni son la pantalla de relaciones públicas con la que los gobiernos pretenden lavar su imagen financiando interesados proyectos de desarrollo en países cuyas economías esquilman con inversiones que los despojan de futuro".
Muchos intereses políticos y económicos se encuentran detrás de proyectos que reciben financiación, hasta el punto de que las ONG parecen haberse multiplicado como setas en los últimos tiempos, según denuncian expertos en cooperación. "Recientemente -confirma Vicenç Fisas, titular de la Cátedra Unesco sobre Paz y Derechos Humanos(**)- vamos siendo testigos de un interesante fenómeno que está afectando cada vez más a numerosos asuntos políticos y sociales. Me refiero a la multiplicación de ONG y a su entrada en el mundo de la política a través de campañas sobre los temas más diversos, en función de la especialidad de cada una de ellas y de las opciones estratégicas que van tomando en relación a su forma de actuar, de acercarse al público y definir su mismo cometido. La multiplicación de las ONG y el aumento de su influencia en la vida pública, ha ido pareja también a la proliferación de algunas entidades que no pueden quitarse de encima la sospecha de haber nacido sólo para recaudar dinero y acaparar subvenciones públicas, distorsionando el carácter popular de las mismas y el supuesto previo de que han de estar basadas y apoyadas en opiniones públicas sensibilizadas y comprometidas".
Marketing solidario
Aquí el eslogan sería: "Adhiere una buena causa a tu publicidad y venderás más". ¡Y funciona! Si no que se lo pregunten a algunas multinacionales que se han vuelto "solidarias" de repente y han puesto en marcha macrocampañas que ligan el consumo del producto en cuestión con un porcentaje de ayuda a una causa humanitaria. El periodista David Calzado, del Centro de Colaboraciones Solidarias nos recuerda una campaña que lanzó hace un par de años la marca de tabaco Fortuna. En varios periódicos españoles apareció por aquel entonces -recuerda Calzado- "un anuncio a toda página y todo color que nos informaba de los 340 millones (2,04 millones de euros) que se habían entregado a proyectos humanitarios. Sólo me gustaría preguntar: ¿Cuánto dinero costó la campaña de Fortuna 0,7%? Según diversas agencias de comunicación consultadas Tabacalera había invertido más de 1000 millones de pesetas (6,01 millones de euros) en empapelar marquesinas, pintar autobuses, ocupar contraportadas de suplementos y revistas, páginas enteras en periódicos, radio, televisión, etc. ¿Quieren ser solidarios o quieren vendernos que lo son?". Según confiesa este periodista, el tema tampoco fue a más ya que se trataba de uno de los anunciantes más poderosos del país. Pero siguen los ejemplos. Ahora le toca el turno a los programas de televisión solidarios. "El tema es tan lamentable -comenta David Calzado- como esos Telemaratones televisivos que recaudan 250.000 euros (más de 40 millones de pesetas) para las ONG e ingresan para la cadena más de 600.000 euros (más de 100 millones de pesetas) en publicidad. Desmesurado y abusivo uso de una causa noble. El fin no justifica los medios". El periodista explica que este invento del marketing con causa surgió en EEUU -no podía ser de otra forma- hace veinte años; luego se observó que esta fórmula se podía aplicar a distintas causas y su rentabilidad estuvo asegurada desde el principio. "Tras el boom del marketing con causa provocado en parte por la fenomenal respuesta de los españoles ante la gran cobertura informativa, las empresas invaden los espacios publicitarios con mensajes solidarios en los que casi no aparece la ONG que gestionará el dinero, ni el país de Centroamérica que recibirá la ayuda. Algunos productos utilizaban la etiqueta solidaria sin informar dónde, con quién o cuándo... Las competencias se movilizaban en busca de ONG que les permitiesen igualar las ofertas, también en lo humano". El marketing con causa no es rechazado por muchas ONG, siempre y cuando no condicione el consumo. "Mi sensibilidad social -apunta Calzado- no puede depender de si fumo o no fumo Fortuna. No es necesario recordar que el tabaco es el producto que provoca más muertes en nuestro país y que Tabacalera sigue exportando a países empobrecidos del sur donde compra materias primas a precios abusivos. ¿Para cuándo un 0,7% de las fábricas de armas o del narcotráfico?".

El altruismo, la dedicación y la solidaridad que mueven a estas organizaciones les han proporcionado ante la opinión pública una legitimidad que no se puede rebatir.
Foto: (c) L. Boscardi. ACNUR

CÓMO SEPARAR EL GRANO DE LA PAJA
"En este tema de las ONG lo primero que debe quedar claro -apunta Pilar Cernuda- es que es mucho más lo positivo que generan que lo negativo. Pero si esto último existe, hay que denunciarlo precisamente, para que los que siguen adelante y en pie con sus ONG, estén libres de sospecha.
Para esta periodista, no es necesario dar nombres "ya que la gente tiene a su alcance la posibilidad de pedir las cuentas a la ONG con la que está colaborando, y si no se las dan o ven irregularidades, entonces que se vayan a otra. La mayoría de ellas están subvencionadas y tienen la obligación de tener las cuentas claras y a disposición no sólo de los organismos oficiales sino también de quienes quieran colaborar con ellas económicamente". Postura apoyada también por Vicenç Fisas: "No se trata de hacer un listado público de ONG, sino de que cada cual saque sus propias conclusiones y que las mismas organizaciones intensifiquen su análisis y autocrítica sobre lo que hacen y cómo lo hacen". Pero sí hay algunas cosas más a tener en cuenta. A la transparencia en las cuentas que antes señalaba Cernuda, habría que unir la honestidad. "Honestidad, por ejemplo, reclama Fisas, en los mensajes publicitarios y en las líneas directrices de cada organización, pues no parece tolerable que a estas alturas se financien proyectos integrales a través del reclamo del apadrinamiento individual, ocultando la naturaleza de los conflictos o haciendo ver que la miseria estructural puede solucionarse definitivamente aumentando la ayuda al desarrollo o multiplicando pequeños proyectos, cuando todos sabemos que las ONG sólo pueden mitigar un poco el sufrimiento o el subdesarrollo en algunas zonas, que ya es mucho, pero que el paso de la miseria y la marginación al desarrollo humano sólo es posible mediante cambios estructurales de gran calado, que inevitablemente deberán protagonizar los mismos Estados, con ayuda de los organismos internacionales". Siguiendo con las cuestiones objeto de análisis, Fisas apunta otra más: observar el nivel de "incordio" y de implicación en campañas, especialmente aquellas que permiten cambiar las actitudes políticas y las opiniones públicas. "Preguntar a las ONG -sugiere Fisas- en cuántas campañas de presión y sensibilización trabajan es una manera efectiva de saber si persiguen cambios estructurales o simplemente se limitan a recaudar dinero para unos proyectos de eficacia a veces discutible, o a atender a las víctimas sin preguntarse la naturaleza del conflicto y si pueden hacer algo más para que no se repitan dichos conflictos con tanta frecuencia". ∆

 

 Críticas desde dentro. Autoanálisis de las ONG

Texto: Marta Iglesias

Muchas ONG mantienen el espíritu humanitario; otras se han dejado seducir por el prestigio social y la posibilidad de hacer dinero.


Desde que España vivió el boom del asociacionismo y la identificación de las ONG como una labor necesaria, el engranaje ha seguido funcionando. Pero lo que en principio necesitó un esfuerzo previo para ponerse en funcionamiento, hoy se ha convertido en una maquinaria que muchas veces sigue moviéndose por la propia inercia. Conscientes de la necesidad de una reflexión interna, en el año 2001 la Fundación Esplai puso en marcha un foro de debate para averiguar cómo se veían a sí mismas las ONG y hacia dónde encauzaban su futuro. En total 300 ONG con necesidad de cambio se dedicaron a una reflexión que se refleja en el libro El Tercer Sector visto desde dentro. Su autor y coordinador de los seminarios, Fernando de la Riva, corrobora la necesidad de esta reunión: "La falta de reflexión interna es, entre otras causas, consecuencia del activismo, de la escasez de recursos humanos, de la creciente complejidad de la gestión organizativa, etc. El resultado a menudo es que la tarea cotidiana se devora todo nuestro esfuerzo, no podemos pararnos, queda poco tiempo para reflexionar sobre lo que hacemos, para planificar y evaluar, y para hacerlo de forma colectiva. Vamos respondiendo a las necesidades y problemas tal y como van surgiendo, dependiendo para ello en muchos casos de la iniciativa de la Administración, que marca los ritmos de la vida de muchas entidades. Se nos hace preciso encontrar -de la forma que sea- los tiempos y los espacios para poder reflexionar adecuadamente sobre nuestra práctica". Así que el Foro, formado por ONG españolas e iberoamericanas, se lanzó de lleno a analizar sus carencias y sus debilidades siempre basándose en sus experiencias reales. Fueron ellas mismas las que se vieron con resistencia a los cambios, a la modernización y las nuevas tecnologías, reflejo de lo que es su falta de adaptación al cambio social y cultural. "La sociedad está cambiando más deprisa que nosotros", indican en El Tercer Sector visto desde dentro. El análisis de cada ONG les lleva a pensar que no son ellas las que dirigen sus destinos, sino que el rumbo de su trabajo social es impuesto por los intereses de las administraciones, de las que dependen económicamente casi todas las ONG españolas. Si a esto se suma el desconocimiento de las administraciones y de la manera de desenvolverse en ellas, la relación entre ambas partes no prospera. Por otro lado, muchas de las opiniones expresadas hablan de deficiencias de participación democrática dentro de las propias asociaciones. Es decir: no se sabe trabajar en equipo. A partir de ahí la motivación entre los miembros desaparece, la coordinación con otras ONG es casi nula y la concienciación ciudadana se congela. De la Riva afirma que "existe la descoordinación, el fraccionamiento del tejido asociativo es un hecho, y tiene que ver con la falta de experiencia y tradición, con la escasez de recursos y la competencia por conseguirlos, etc. Es evidente que tenemos que aprender a trabajar en equipo, a trabajar en red, y en ello nos va la vida a las asociaciones. Creo que, en un futuro próximo, sólo sobrevivirán las asociaciones y ONG que sean capaces de interconectarse, de enredarse, de crear sinergias para alcanzar objetivos comunes". Sin participación ni expresión no se vuelcan nuevas ideas, ni se relevan las personas en los puestos, por lo que todo cae en un círculo sin salida que termina en el hastío y la inercia. A todas estas reflexiones se añaden la falta de voluntarios preparados y la insuficiencia de recursos, quizá temas más manidos pero no por ello menos importantes, ya que aún se encuentran sin solución.

"Los Telemaratones televisivos recaudan 250.000 euros para las ONG e ingresan para la cadena más de 600.000 euros en publicidad. Desmesurado y abusivo uso de una causa noble. El fin no justifica los medios"      David Calzado, periodista.

Algunas multinacionales se han vuelto "solidarias" de repente y han puesto en marcha macrocampañas que ligan el consumo de un producto con un porcentaje de ayuda a una causa humanitaria.
Foto: (c) MSF-AZG

LAS ONG DEL SIGLO XXI
Después del análisis se impone la práctica, traducir las carencias en propuestas concretas que se puedan llevar a cabo y que constituyan las bases de las ONG del nuevo siglo: organizaciones con autocrítica, formadas por voluntarios competentes, y caracterizadas por la democracia interna y la interrelación con otras ONG. En fin, ONG que se mueven con los tiempos y ajustan sus ofertas a las demandas sociales. Para De la Riva los retos son amplios pero los más significativos se traducen en: "Mejorar la formación de los voluntarios y profesionales de las ONG, como un requisito imprescindible para responder a otras muchas necesidades de las organizaciones. También hay que destacar la necesidad de producir y conseguir nuevos recursos que permitan superar la dependencia casi exclusiva de la Administración Pública. El reto es la apropiación de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, y de su incorporación a la práctica asociativa. Construir redes de trabajo conjunto que nos refuercen mutuamente, que aumenten la eficacia y el impacto social de nuestras acciones, es otro de los puntos en que hay una coincidencia casi absoluta en las asociaciones de todo el Estado español".
Para sacar el óxido a la maquinaria hay que afrontar el reto con ilusiones renovadas, nuevas energías, convencimiento absoluto del triunfo. Todo ello unido a la búsqueda de ideas creativas que sean más efectivas y contagien la necesidad de un mundo diferente darán el giro buscado, ya que la sola utilización de las nuevas tecnologías no representa un avance si no se sabe hacia dónde orientar la acción.
En palabras del especialista en asociacionismo y participación Toni Puig Picart, el atrevimiento es fundamental para lograr el cambio deseado: "Muchas ONG andan solas, llorosas, disminuidas porque no se atreven a reinventarse o a desaparecer. Otras, llegadas a una cierta bonanza organizativa, se paran y empiezan a decrecer. Mi recomendación casi última: atreveros a alcanzar, a transformar en vida ciudadana, vuestros sueños. Atreveos: innovad, cambiad, saltaos lo usual, normal y estereotipado. Atreveos todos: gerencia atrevida, equipos de voluntariado atrevidos, servicios y movimiento atrevidos, comunicación atrevida... Si tenéis un proyecto para la ciudadanía, ¡al galope! ∆

(*) Centro de Colaboraciones Solidarias. ONG Solidarios para el Desarrollo.
(**) El País 21-12-98.
Para más información:
"Solidaridad. No es humanitario todo lo que reluce" de Pilar Cernuda (Temas de Hoy). "Tercer Sector visto desde dentro" de Fernando de la Riva (Fundación Esplai). "Guía de las ONG de España" de Marc Avià y Pedro Cruz (Tikal Ediciones).

 

 El derrumbe de las Torres Gemelas

Por Toni Puig Picart, especialista en asociacionismo y participación social. "Tercer Sector visto desde dentro". Fundación Esplai.

El derrumbe de las Torres Gemelas, la contundencia de la guerra... marcan un antes y un después, también para el conjunto plural del sector asociativo. Soy de los que creo que hemos aportado y trabajado para Otro Mundo Posible, un Mundo Mejor. Pero no suficientemente. La casi maldición del trabajo aislado, fruto de personalismos y posicionamientos sumisos para obtener recursos de las administraciones y colaboraciones de las empresas, corre paralela con las ideas chatas para construir y sostener otra ciudadanía: más solidaria, democráticamente deliberativa, enfrentada a toda dominación...
Nos hemos instalado, demasiado cómodamente, en el mundo de Walt Disney, construyendo pequeñas islas de solidaridad, desde las que parten barcos para auxiliar a los demás necesitados. Islas que calman conciencias: yo ya hago algo. Y ponen parches. No es suficiente. Lo será menos.
No propongo un regreso a la revolución. No es tan fácil. Sí apuesto por retornar a la insumisión frente a demasiadas ideas, postulados, conveniencias. Frente a un mundo y un ciudadano sólo mercado. En el que todo tiene una sola vara de medir: ganancia económica. Donde lo humano es sólo decoración. Y los lobos abundan: construyeron las Torres desde la depredación. Y las hundieron inmisericordes. No es la lucha del bien contra el mal: es el mal contra el mal. No son éstos tiempos de miedos, para los lamentos. Son tiempos para la innovación, la reinvención, el empuje, la reorganización, la acción. El renacimiento de lo humano.
1.- El sector, mi red próxima, mi asociación. ¿Qué mundo, qué ciudadanía tenemos y queremos construir?. Ésta es la primera pregunta no contestada, nítidamente, contundentemente, en el 75% de las asociaciones. Tenemos trazos y papeles. Nos falta rotundidad. Y convertirla en eje y resultados de trabajo cotidiano.
2.- Debemos movilizar. Me escandaliza el casi nulo interés de las asociaciones por comunicar, con ímpetu y convencimiento, lo que somos, hacemos y proponemos. Me horroriza la delgadez creativa e implicativa del cómo lo hacemos. Nuestra corrección, que es monotonía. No tenemos gente preparada y nos duele el dinero que dedicamos a comunicar. Si no comunicamos el Mundo Mejor que estamos construyendo, ¿cómo podemos expandirlo?
3.- Me preocupan nuestros sistemas de organización. Somos más jerárquicas que las mejores empresas contemporáneas. Hay un afán de poder disimulado, de no implicar realmente a los ciudadanos -manifestando todo lo contrario-, en muchísimas asociaciones. ¿Cuántas planificamos, montamos, facilitamos los servicios y las acciones de movilización con los ciudadanos y no sólo con su voluntariado? Muchas, escandalosamente, se han convertido en organizaciones de profesionales: gastan casi todo su presupuesto en sueldos. No son asociaciones. Ni empresas. Son chiringuitos cómodos.
4.- ¿Tecnología? Ordenadores para el trabajo administrativo. Y algunas webs a las que, de entrada, todo. A los seis meses, nada: información anticuada. Y nada de interactividad con los ciudadanos y otras asociaciones. El nuevo salto del sector no viene por la técnica. Ésta es sólo un instrumento. A demasiadas se les llena la boca con las nuevas tecnologías porque su corazón está a oscuras de valor, implicación ciudadana, trazo para otro mundo y vida.
5.- Valores. Claro. Pero no como eslogan. Como bandera, sólo. Valores como corazón de todo y en todos. Mejor: un valor por el que estamos dispuestos a apostar, a construir un Mundo Mejor, a intercambiar con otros valores, otras asociaciones, para el valor global: humanidad. Desnuda. Casa común desde todas las diferencias y con iguales oportunidades.
6.- ¿Por qué la única voz social, en los medios de comunicación, en el navegar ciudadano, es la de los gobiernos y los partidos? Es la voz de las organizaciones sociales que gestionan, hoy, mayormente, bajo el dictado de los valores sólo financieros. Y montan el espectáculo grotesco de sus peleas personalistas como grandes cuestiones para la vida. Ya no más. Necesitamos que la voz de los valores de las asociaciones, de las cuestiones humanas, para la Vida Mejor y el Mundo Mejor, sea una melodía que ahogue el cacarear de los políticos mediáticos, de los partidos que optan por democracias disminuidas y gobiernos al servicio de los intereses sólo de los que habitaban las Torres. Es el gran reto.
Soy consciente de mi provocación. Pero ¿sabéis?, es lo que realmente creo. y por lo que realmente trabajo. A veces, por ello, me exilian. Son cicatrices amadas, tatuajes para el Otro Mundo Más Posible. ∆

 

 FUSION OPINA

Los 90 pasarán a la historia como la década de la solidaridad. Las tragedias de Ruanda, Zaire, Bosnia, etc y la acampada de la Plataforma 0,7% contribuyeron en España a sensibilizar a la sociedad en favor de los sectores más desprotegidos. Hoy las ONG se han convertido en importantes agentes sociales a la hora de detectar, denunciar y actuar con prontitud ante situaciones de emergencia. Cuestión que ha servido muchas veces para que los poderes públicos, a través de las subvenciones, delegasen en ellas sus responsabilidades.
Desde entonces las ONG se han multiplicado en nuestro país y la solidaridad se ha convertido para algunos en perfecta tapadera para oscuros intereses. Trepas que buscan adherirse a una ONG para seguir subiendo posiciones y entrar en lugares y ambientes donde antes no podían acceder. Individuos sin escrúpulos a los que no les importa crear una ONG como fórmula para ganar dinero a costa de la solidaridad de los demás. Famosos que buscan promocionarse. Bancos o multinacionales que se suman a una causa buscando una imagen cara a la galería que esconda sus auténticos intereses: conseguir más poder, más dinero. Gobiernos que utilizan el sistema de subvenciones para intentar manipular los proyectos y sus lugares de destino. Gobernantes que son capaces de comerciar con la penuria que pasa su pueblo y con la solidaridad internacional para perseguir otros objetivos que nada tienen que ver con las necesidades de su población. Y todo ello ¿por qué? Porque hoy las ONG representan ya a un sector muy elevado de la sociedad civil. Porque nacen independientes de los gobiernos y estados. Porque no nadan en dinero pero están al lado del que lo necesita. Porque ejercen presión y han conseguido influencia y voz en ámbitos nacionales e internacionales. Porque cuentan con el reconocimiento de la sociedad y su fuerza crece día a día. Y todo esto es muy atractivo, especialmente para aquellos que buscan el poder y el reconocimiento a costa de lo que sea. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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