 LOS
INTERESES DE LA SOLIDARIDAD
Según el último informe, los bancos y cajas de
ahorros ingresaron en el año 1998 entre 500 y 800 millones de pesetas,
procedentes de las comisiones que cobran por cada donativo que damos a las
ONG. Son los beneficios añadidos que genera la solidaridad a las entidades
bancarias, aunque pueden realizarse acuerdos entre éstas y las ONG.
Foto: (c) J. B. Cunillera. MSF
Pierre
Nesins, director financiero y Anna Pineda, responsable de relación con
empresas de Médicos Sin Fronteras (MSF) aclaran que "normalmente los
bancos no cobran una comisión por hacer una transferencia entre sus
propios clientes, pero sí por hacer una transferencia hacia otra entidad
diferente. Para evitar estos costes, en MSF tenemos abiertas cuentas
corrientes en las entidades más importantes". Es una manera de minimizar
los gastos, el diálogo es otra forma.
-Muchas ONG llevan tiempo reclamando a los bancos y cajas un trato
especial cuando se trata de gestionar fondos de solidaridad, ¿cuál es su
respuesta?
-Nos hemos encontrado con una disponibilidad hacia la negociación por
parte de las entidades bancarias, que intentan ajustarse a nuestras
necesidades dentro de su marco de actuación. Es cierto que esta actuación
podría ser, cuanto menos, más flexible y razonable, pero en general
entienden el contexto en el que se mueven las ONG. Asimismo, en MSF hemos
llegado a acuerdos con todas ellas por los que no nos aplican ninguna
comisión por el ingreso de donativos en las cuentas que tenemos abiertas.
Caso aparte es la gestión mensual de recibos a socios de MSF, ya que en
estos casos la entidad financiera por la que se gestiona el cobro nos
adeuda sólo el coste de la gestión, de forma que la entidad no percibe
ningún beneficio por este servicio.
-Pongámonos en el caso contrario: ¿podríais poner ejemplos de
facilidades ofrecidas a las ONG por parte de empresas o diferentes
departamentos del Estado?
-En ocasiones, las empresas se han implicado de una forma más activa
con el trabajo de las ONG. Es el caso de la campaña Juntos por África,
que promovemos conjuntamente Médicos Sin Fronteras, Intermón
Oxfam y Cruz Roja. El dispositivo logístico que implica una
campaña de esta envergadura no hubiese sido posible sin el respaldo de
empresas e instituciones sociales. Poniendo a nuestra disposición sus
medios técnicos y humanos, las empresas nos ayudan a asegurar la
viabilidad y seguridad de Juntos por África, y además asumen su
responsabilidad social: acabar con la exclusión económica es también
responsabilidad empresarial.
-Si la solidaridad está en alza, ¿no es esto también un negocio
creciente para los intermediarios, sean los bancos u otras empresas?
-La solidaridad no debe ser nunca un 'negocio', sino un comportamiento
que la empresa debe integrar en su cultura empresarial. Lo que debe hacer
el sector empresarial es lo que ha hecho siempre: responder a las demandas
de la sociedad. Por lo tanto, en la medida en que la sociedad demanda un
comportamiento ético y responsable a las empresas; en la medida en que
cada vez más personas se plantean qué hay detrás de la fabricación de un
producto, las empresas se irán adaptando y transformando sus prácticas
empresariales, la relación con sus trabajadores, con el medio ambiente,
etc. No se trata de una actitud oportunista sino de una transformación
real y a largo plazo fruto de una creciente conciencia social.
Es cierto que a veces algunas empresas, por desconocimiento o por
inexperiencia, pueden aprovecharse de una situación determinada (por
ejemplo, una gala en la que prime más el nivel de audiencia que el destino
de la recaudación). Pero está claro que la empresa que utilice la
solidaridad como una oportunidad de negocio a corto plazo, minará su
credibilidad a corto plazo.
-¿Cuál es la postura de MSF ante que los bancos ganen con la
solidaridad un dinero que, en teoría, se destina íntegro a cuestiones
sociales por parte de la persona que lo dona?
-Desde MSF insistimos en la importancia de las actuaciones sociales y
éticas de las entidades "con ánimo de lucro" y más particularmente en el
caso de las entidades financieras por su importancia en las relaciones
entre los donantes y la ONG. Creemos que dicha relación no debería estar
vinculada al concepto de negocio bancario y que todas las iniciativas que
se realicen en este sentido serán bien recibidas por la sociedad civil e
interpretadas como una buena noticia para la solidaridad./ Marta Iglesias |