Foto: J.R. Bacelar
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2002
PROTAGONISTAS LAS MONTAÑAS
Naciones Unidas ha proclamado el 2002 Año
Internacional de las Montañas (AIM), con el propósito de crear una
conciencia en todo el planeta sobre la importancia de los sistemas
montañosos en la vida humana. La FAO (Organización de Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación) en colaboración con los
gobiernos, diferentes ONG y otros organismos dependientes de Naciones
Unidas, será la encargada de dirigir este ambicioso evento.
Texto: Mariló
Hidalgo
El 2002 estará dedicado a los
gigantes pétreos. Durante miles de años las montañas han sido fuente de
valiosos recursos, como el agua, la energía o la biodiversidad, así como
centros de cultura y de recreo. "Las investigaciones -explica el
periodista Adolfo Miranda, del Centro de Colaboraciones Solidarias-
indican que las montañas proporcionan del 30 al 60 por ciento del agua
dulce de río en zonas húmedas, y entre 70 y 95 por ciento en los medios
semiáridos y áridos; agua que es vital, no sólo para beber y uso
doméstico, sino para la agricultura, la industria y la
hidroelectricidad. Junto con las selvas, las montañas albergan gran
diversidad de especies y ecosistemas únicos que el hombre ha exterminado
en otras partes del planeta". Si a ello también añadimos las
peculiaridades culturales de los pobladores de las montañas que han
vivido durante siglos en estos escarpados terrenos; que han encontrado
en la agricultura su principal forma de subsistencia; que viven
prácticamente aislados y sometidos a elevadas altitudes que han marcado
su carácter, organismo y forma de vida, nos haríamos una idea de la
riqueza que todo ello supone para el conjunto de la humanidad. Algo así
como un museo vivo.
Desgraciadamente, hoy todo esto se encuentra amenazado. La
globalización, la explotación abusiva de los recursos naturales por
parte de las grandes multinacionales, el incremento del turismo -una
industria que a nivel mundial ha experimentado un crecimiento acelerado
en los últimos años- y la urbanización, ponen en peligro a las
comunidades de las montañas y sus recursos naturales. "La erosión
causada por una explotación insostenible de estos recursos -añade Adolfo
Miranda- y las prácticas agrícolas intensivas que degradan los suelos
están hiriendo de muerte a las montañas. Los bosques tropicales
montañosos tienen las mayores tasas de deforestación del mundo, y el
progresivo aumento de la temperatura media del planeta está derritiendo
los glaciares que allí se encuentran". A todos estos problemas hay que
añadir uno más: las guerras. Veintitrés de los veintisiete conflictos
armados del 99 -según la FAO- tuvieron lugar en zonas montañosas y
dejaron tras de sí pérdida de vidas humanas, terrenos minados,
destrucción del suelo, bosques devastados, hambre, etc.
Hasta aquí nos hemos referido a la montaña en términos de protección
ambiental, de cultura y salud de los pueblos. Pero hay un aspecto que no
podemos dejar de lado, ya que ha influido decisivamente en las culturas
y en el carácter más profundo del hombre. Hablamos del valor espiritual.
"Como las montañas son los rasgos más elevados y espectaculares del
paisaje, -asegura Edwin Bernbaum, Director del Programa de las Montañas
Sagradas(*)-, permiten que lo sagrado se encarne en ellas con
excepcional fuerza. Sus cúspides se alzan sobre las nubes, las tormentas
rugen sobre sus crestas, la luz juega misteriosamente en sus laderas y
su inmensa presencia llena el mundo de silencio; todo lo cual dota a
muchas montañas de un aura de misterio y despierta intensos sentimientos
de maravilla y de temor".
Las Black Hills, por ejemplo, siguen siendo las montañas sagradas de los
indios americanos, a pesar de todos los inconvenientes que el gobierno
de EEUU se empeña en seguir poniendo a los indígenas para impedir que
realicen allí sus ceremonias sagradas. Arvol Looking Horse, actual Jefe
de la Nación Lakota, define este sagrado enclave como "el lugar donde
fluye nuestro poder espiritual, y nuestra identidad. Es el corazón de
todo lo que existe".
"Como las montañas son los rasgos más elevados y espectaculares del
paisaje, permiten que lo sagrado se encarne en ellas con excepcional
fuerza" (E. Bernbaum)
Además de encarnar los valores más elevados de los pueblos, la presencia
majestuosa de las montañas estimula en el hombre su espíritu de
aventura, hasta convertirse para muchos en una especie de droga. Una
aventura que lleva aparejada el descubrimiento de uno mismo, la fusión
del hombre con la naturaleza como manifiestan muchos montañeros: "Cuando
caminas por la montaña te sientes parte de su existencia", "La montaña
te desnuda. Te demuestra tu verdadero estado, tu verdad, tus miedos y
tus fantasías", "Lo más importante no es conquistar la montaña. Unirse a
ella, estar en movimiento, sentir la vida que te rodea... Eso es lo más
importante". O, como asegura el alpinista Josep A. Pujante, "uno acaba
amando la montaña como trono de los dioses, -como dicen los lamas-, ya
que según su mitología, las divinidades están en esas moles de piedra y
nieve. Estar allí arriba es sentirte en casa".
Algunas cumbres han representado tanto para un pueblo que se han
convertido en protagonistas de sus leyendas, tradiciones y prácticas
religiosas y han dado la vuelta al mundo. Tal es así, que incluso existe
un listado de Montañas Patrimonio Mundial entre las que se
encuentran el Everest (Nepal), Kilimanjaro (Africa), Athos (Grecia),
Nanda Devi (India), Taishan (China), Monte Kenya (Africa) o Tongariro
(Nueva Zelanda), entre otras. Todas ellas forman parte de un Programa de
Protección de Montañas Sagradas que lleva tiempo funcionando y que este
año ha visto el cielo abierto y posibilidades de ampliar sus
expectativas gracias a la iniciativa puesta en marcha por Naciones
Unidas.
Por último, y aunque no hayamos oído hablar mucho de este tema, el AIM
no surge de la noche a la mañana sino que sigue una línea iniciada en la
Cumbre de Río del 92, donde ya se habló de un programa de acción
dirigido al "Desarrollo sostenible de las montañas". Luego continuó en
1995 con el Foro de las Montañas, una red mundial de
organizaciones que divulga información y defiende a las comunidades que
viven en las montañas y a su medio ambiente.
Así hemos llegado al 2002, Año Internacional de las Montañas.
Oportunidad única para reforzar la importancia de las cumbres en la vida
del hombre y para que definitivamente ocupen el lugar que les
corresponde dentro de las políticas ambientales de todo el planeta a
nivel mundial. Ojalá este proyecto supere con creces el 2002 y no se
convierta en una suma de celebraciones. El éxito dependerá del apoyo que
se le brinde desde las organizaciones internacionales, así como desde
Naciones Unidas, pero también desde ámbitos nacionales e incluso
locales. ∆
(*) El Programa de las Montañas Sagradas está dirigido por Edwin
Bernbaum del Mountain Institut de la Universidad de Berkeley
(California) y está integrado en las actividades que se desarrollan
desde el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO. |