
De aquí saldrán noticias
verdaderas... o falsas, y pueden afectar a países enemigos... o amigos. Lo
que importa es el despiste, eso es lo bonito, y que el juego favorezca los
intereses de Estados Unidos en el universo en general y en este planeta en
particular. |
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PATRAÑAS
POR CAROLINA FERNANDEZ
M e entero por la prensa de que los
americanos han creado una agencia de noticias, a cargo del Pentágono.
Lógicamente, es una agencia para inventarse las noticias, que es lo que
hacen siempre, lo que pasa es que después de lo del 11 de septiembre han
visto que hay que hacer las cosas de forma más organizada. La lógica es
sencilla: ¿de dónde salen las noticias? Todo el mundo sabe que de las
agencias. Pues qué mejor que montar una.
De aquí saldrán noticias verdaderas... o falsas, y pueden afectar a países
enemigos... o amigos. Lo que importa es el despiste, eso es lo bonito, y que
el juego favorezca los intereses de Estados Unidos en el universo en general
y en este planeta en particular, prestando por supuesto especial atención al
negocio bélico, que es uno de los deportes preferidos del gobierno
americano.
Por cierto que eso de contar mentirijillas no tiene que escandalizar a
nadie. Es lo que hacen siempre, sólo que ahora salen del armario y lo
cuentan sin ruborizarse. Y lo hacemos todos, es la verdad. Cada uno cuenta
de su vida lo que le interesa; y lo que no le interesa, o no lo cuenta, o lo
decora según la conveniencia para que parezca lo que no es. También está la
posibilidad de mentir como un energúmeno desde el principio y zanjar de mano
todos los dilemas.
Pero esto de institucionalizar las mentiras y cargarlas abiertamente a los
presupuestos del estado, es otra cosa. El gobierno americano no deja de
darnos lecciones morales, en este caso de transparencia y de sinceridad: que
sus ciudadanos sepan todo lo que se cuece. No en vano Estados Unidos es el
símbolo de la democracia moderna.
Lo que yo les sugeriría con esto de la agencia de noticias es que estuviesen
despiertos para ver el negocio. Yo lo haría, desde luego. Viendo las
ganancias millonarias que ha dejado a su paso Operación Triunfo, pondría un
sistema de llamadas telefónicas y mensajes para que el público votase. Si se
sabe enganchar a la gente, una línea 900 es un filón. Por ejemplo, habría
que jugar a encontrar el gazapo de la semana. La gente de todo EE.UU., y
todos los demás también, porque USA es el mundo, tendríamos que rastrear los
noticiarios en busca de la bola que han lanzado al mundo. Cada mensaje y
cada llamada, dejaría unos dinerillos, que sumados, serían unos cuantos
millones de dólares, que servirían a la administración Bush, propietaria de
los royalties, para tapar agujerillos e invertir un poquito más en esos
asuntos bélicos que tiene por el mundo. La industria de armamento se
beneficiaría, con lo cual se generarían puestos de trabajo. La sociedad
americana daría el visto bueno y todos contentos.
Esto, no sé si lo captan, tendría varios aspectos positivos. Uno muy
importante es que la población americana, y del mundo en general, cambiaría
de hábitos. Para empezar crecería el interés por la actualidad, con lo cual
millones de personas dejarían de vivir en Babia y tomarían tierra
progresivamente en este mundo. Además se fomentaría la lectura. Muchos
tomarían por primera vez un periódico no deportivo en sus manos, lo cual ya
es en sí mismo milagroso (aunque no está claro que no vayan a colar faroles
en el Mundial de fútbol, si con ello captan más público). Las ventas de
prensa diaria aumentarían salvajemente, porque el número de lectores
desbordaría todas las previsiones. Aparecerían fórmulas para hacer apuestas
del tipo "rasca y gana", con cupones hasta en los paquetes de patatas fritas
sabor vinagreta, de las que suben el colesterol que da gusto. Se podrán
comprar juegos educativos para pasar un buen rato en familia el sábado por
la tarde, con los niños y la abuela. También serán muy interesantes los
programas-concurso de televisión, en los que los participantes tendrán que
echar mano de la imaginación para proponer falsas noticias que beneficien
los intereses americanos, a condición de que sean verosímiles, y por
supuesto creaciones originales que encajen como un guante en la situación
planetaria internacional. Un jurado formado por prestigiosos analistas
políticos se encargarían de elegir la mejor y más acertada. Los ganadores
del trimestre se verían las caras en una gala final, con las líneas
telefónicas abiertas, y harían sus propuestas. El cerebro que pariese la
mejor noticia falsa ganaría el inevitable coche, el apartamento en
Torrevieja, y un contrato para empezar a currar mañana mismo en la susodicha
agencia. Claro que los finalistas también tendrían carrera asegurada, porque
pujarían por ellos el resto de las agencias de noticias, cadenas de
televisión, casas discográficas y programas de variedades. Cambiaría nuestra
actual concepción del mundo, porque tendríamos que aprender a distinguir lo
que es verdad de lo que no, y aún así no lo tendríamos claro.
Pocos días después de la noticia de la creación de esta agencia, aparece
otra nota informativa: A Bush no le parece bien esta idea de la agencia. Él,
el pobre, no sabía nada del tema. Como es el último mono tuvo que enterarse
por la prensa cuando estaba por China, ejerciendo de presidente del mundo.
Yo en su lugar me agarraría un cabreo que iban a saltar los fusibles de la
Casa Blanca. Pero el presidente es comprensivo y se limita al tironcillo de
orejas por hacer travesuras en su ausencia. Pero no hay a quién reñir,
porque nadie se hace responsable, nadie sabe de dónde vino la idea y quién
la puso en marcha. Fantasmas. Por cierto, que la dichosa agencia no es
nueva, sino que lleva tres meses funcionando. Un detalle.
A mí me parece que éste es un buen ejemplo para empezar a jugar. Yo estoy ya
con el móvil en la mano esperando que abran las líneas telefónicas para
votar por esta noticia como la bola de la semana. Aunque la verdad es que
estoy un poco decepcionada con ese sistema del voto, por muy democrático que
sea.
A mí me gustaba Chenoa. ∆ |