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TEMA DEL MES - TERRORISMO DE GENERO

Ana María Pérez del Campo
 "Nos encontramos con resoluciones sobre un mismo asunto, realizadas a la vez por un juez penal que ordena el alejamiento del agresor y un juez civil que autoriza que el padre recoja a los niños en casa. ¿En qué quedamos?"


Durante el pasado año, 70 mujeres perdieron la vida a causa de la violencia de género. Cinco más que el año anterior. En el recién estrenado 2002 se pueden romper las estadísticas ya que en sólo una semana, han muerto por la misma causa dos mujeres. La Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, a través de su presidenta Ana María Pérez del Campo nos habla del "fracaso total y absoluto de las medidas puestas en práctica por el Gobierno".

-Cuáles son las razones de esta serie de fracasos políticos en todo lo relacionado con la violencia de género?
-Nos encontramos ante una situación donde no se aborda el origen, sino que se ponen parches que no dan resultado, como es evidente. Las organizaciones de mujeres que llevamos treinta años trabajando, exigimos que se aplique una política que coordine la ley de forma que no se produzcan resoluciones contradictorias. La penúltima mujer que murió este año tenía una orden de alejamiento y su agresor se la saltó y la mató. ¿Por qué? Porque estas órdenes de alejamiento no llevan aparejada una resolución penal, lo suficientemente disuasoria para que en el futuro el agresor se abstenga de repetir. En España, la cifra de incumplimiento de este tipo de órdenes es del 90% y no pasa nada. Como mucho se requiere a esa persona, se la apercibe de que se va a proceder por desobediencia al mandato judicial -pena de seis meses, que si no se tienen antecedentes penales no se cumple- y, al final, es como si no se les sancionase.
Por otro lado nos encontramos con resoluciones sobre un mismo asunto, realizadas a la vez por un juez penal que ordena el alejamiento y por un juez civil que autoriza que el padre recoja a los niños en casa. ¿En qué quedamos? Habría que reglamentar esto con una ley integral que aborde la problemática desde su origen y que coordine el campo penal y el campo civil.
Es lamentable que hoy en día ni una sola disciplina -derecho, psicología, pedagogía, asistentes sociales- tengan en su curricular la formación en este tipo de delito, que es sumamente complejo. Así que al final la intervención de estos profesionales suele ser muy desafortunada y la víctima se siente totalmente indefensa. Y no me refiero sólo a jueces y fiscales, sino también a los psicólogos y los trabajadores sociales. Desgraciadamente, la violencia de género hoy no se aborda con el mismo rigor y la misma voluntad política que el terrorismo político. Desde que terminó la tregua de ETA hasta este momento, han muerto 42 personas. En ese mismo tiempo han muerto 242 mujeres. La situación de terrorismo de género es clarísima y el abordaje que se hace desde quien tiene el poder para hacerlo es inútil.

-¿A qué cree que es debida esta falta de interés?
-Estamos ante un sistema patriarcal universal que se mantiene. En la socialización de hombres y mujeres se mantiene esa diferencia de roles y funciones que hacen vulnerable a la mujer de ser maltratada y por supuesto permite que el hombre ejerza ese poder sobre la persona de la mujer. Está normalizado, y la gente sólo se escandaliza cuando hay una muerte. Es tan grave este asunto que cuando nos escandalizamos con las atrocidades que tienen lugar en los países fundamentalistas contra la mujer, estamos olvidando que en España mueren entre dos y tres mujeres quemadas vivas, otras a golpes, acuchilladas, a tiros, estranguladas, etc. En estos momentos, ser mujer es situación de alto riesgo.

-Señala que no se miran de frente las causas que originan este problema. ¿Hay miedo de afrontar el problema?
-No sé si es miedo, pero sí cierta dejación de lo que se debe hacer, ya que supondría llevar a la práctica -ya desde la infancia- el principio de igualdad y no discriminación, lo que supondría una revolución cultural que aún está por hacer. Una revolución que tendría que empezar en las escuelas y con los padres. De nada vale hacer programas de prevención de violencia en la infancia, si luego, al salir de clase, se reproducen situaciones de violencia en el seno familiar o a través de la televisión.
Aunque se hable mucho del tema, una cosa es que declaremos principios y otra bien distinta que los practiquemos, y para practicarlos hay que imponerlos. Dentro de una ideología como la del sistema patriarcal, que se ha impuesto a través de los siglos, hablar del principio de igualdad no deja de ser algo vacío de contenido. La realidad no tiene nada que ver: la representación política femenina no llega ni siquiera a un porcentaje testimonial; el 70% de los pobres en el mundo son mujeres; dos tercios del trabajo de la mujer se realiza sin retribución o cobrando menos salario que un hombre. Éstas son algunas evidencias.

-Y en este sentido, ¿qué labor están llevando a cabo desde la Federación de asociaciones de mujeres separadas y divorciadas?
-Llevamos desde 1974 trabajando con las víctimas de la violencia de género. Fuimos la primera organización que creó una asesoría jurídica gratuita para informar de sus derechos a las afectadas. También montamos un equipo de atención psicológica de ayuda a mujeres e hijos. Por otro lado, en estos años hemos trabajado en todas las reformas de las leyes, en situaciones y atropellos judiciales donde la mujer es victimizada. Además tenemos un Centro de Recuperación Integral -no tiene nada que ver con un centro de acogida- para madres y niños, víctimas de violencia de género, donde se desarrolla un programa de larga duración durante 18 meses. Allí las mujeres reciben ayuda personalizada, individual y grupal.
Me gustaría insistir en que en estos casos lo más importante de todo es recibir una información adecuada. Sólo esto ayudará a las mujeres a rebajar su miedo y desconocimiento, y les permitirá estar en condiciones de defender sus derechos. ∆

Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas.
Santa Engracia, 128. Bajo, B. 28003-MADRID.
El teléfono de la Asesoría Jurídica es 91 441 85 55. De martes a viernes.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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