Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

 

CONTRAPUNTO

 

Hay que coger la noticia con intención forense y pararse a diseccionarla. No dejarse deslumbrar por el titular y hundir el bisturí de arriba abajo, entre las columnas, removiendo los párrafos con curiosidad médica, hasta dar con las verdaderas razones que siempre se esconden detrás de las palabras.

contrapunto.jpg (15447 bytes)
ACTUALIDAD
POR CAROLINA FERNANDEZ

No creer es un arte. Uno coge la prensa por la mañana y tiene el deber de pensar de antemano que la mayoría de las cosas que va a leer son mentiras absolutas, o verdades a medias, o sucesos contados de tal manera que encarrilen hacia un lado o hacia otro la forma de pensar del lector. Se da por supuesto que el lector es tonto. Con esa premisa, cualquier cosa vale.
Entender el mundo no es fácil. Hay que coger la noticia con intención forense y pararse a diseccionarla. No dejarse deslumbrar por el titular y hundir el bisturí de arriba abajo, entre las columnas, removiendo los párrafos con curiosidad médica, hasta dar con las verdaderas razones que siempre se esconden detrás de las palabras. Claro que para eso hay que buscar en las vísceras de la noticia. Y nadie quiere remover vísceras, no es de buen gusto. De todas formas si esto no sale a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, no hay que desanimarse, uno no se convierte en Sherlock Holmes de la noche a la mañana, pero puede al menos crearse la actitud de no creérselo todo porque sí. Propongo desconfiar del primer impacto por sistema, y luego ya se verá. Todo se aprende, y supongo que con la experiencia uno irá ganando práctica en leer lo que no está escrito, y a entender así el mundo en que vivimos.
Hoy por hoy, tener un grupo de comunicación no es poseer los medios para comunicar, sino tener la posibilidad de diseñar qué tipo de realidad se quiere crear. Ese es el contexto en el que nos movemos. Las corrientes de opinión fluyen en la dirección marcada en un despacho. Se da por supuesto que nosotros nos creemos lo que nos den porque, como decía, somos tontos.
Y, qué demonios, tienen razón. O al menos hay una mayoría de población alelada. No podemos quejarnos de que haya programas basura, porque los índices de audiencia nos delatan: molan mogollón. No podemos quejarnos si el gobierno pone patas arriba la Universidad, porque primero, es el gobierno que votamos, y una vez votado lo mantenemos sin levantar la voz. El pueblo argentino protesta ahora, pero también es verdad que ha esperado demasiado tiempo para decidirse a salir a la calle a machacar sus cacerolas, cuando es seguro que todo el mundo sabía lo que estaba pasando mucho tiempo antes, y la cosa se dejó rodar. Y lo de ahora está bien, y así debe ser, la cacerolada argentina debería ser ejemplo para muchos otros, porque si ellos son capaces de manejar la situación y enseñarles a sus gobernantes quién lleva en realidad el timón, serán un ejemplo para muchos otros, que pondrán sus barbas a remojar. Pero esperaron demasiado.
Hace muy poco se daba a conocer en los medios de comunicación que el Grupo Santander Central Hispano, sólo ha aumentado sus beneficios durante el último año en un 10%. Ese adverbio inocente, ese "sólo", resulta insultante, hiriente, una patada en el estómago para la enorme cantidad de personas que ahora mismo están en situaciones que rayan la desesperación, y no me refiero en esos lugares lejanos y exóticos en los que pensamos que viven los pobres del mundo, todos juntos. Me refiero, por no ir demasiado lejos, a las bolsas de pobreza que no dejan de aumentar en nuestras ciudades, y sus consecuencias de marginación, aislamiento social, indigencia, hambre, sí señor, hambre. ¿Botín habrá oído hablar de estas cosas? En fin. La culpa de este crecimiento tan discreto, decía, la tiene, claro, la crisis argentina. Al lado, una foto de un sonriente Emilio Botín dedicándose en cuerpo y ¿alma? a la prensa. Y ahí queda la cosa. Noticias como esa, que suponen un contraste tan brutal con la "otra" realidad, deberían producir algún tipo de sarpullido. Y no lo hacen. Salvo en determinados círculos, el resto de la población, la que en el mejor de los casos lee el periódico, normalmente no llega a las páginas de economía, porque tienen fama merecida de ser un auténtico coñazo. Y yo estoy de acuerdo. Pero hay cosas que hay que saber, porque de ello dependen muchas otras, por ejemplo, que el dinero no se crea ni se destruye, sólo cambia de manos por obra y gracia de las triquiñuelas del libre mercado. Y no está de más seguirle la estela para ver cómo circula.
Aquí también estamos viendo desde hace años ir y venir casos de corrupción. Montones de millones se asoman a los medios de comunicación y luego desaparecen en la maraña informativa, sin que nadie sepa dar señal de ellos pasado un tiempo, estamos comprobando que quedan en nada, estamos viendo gestiones nefastas que nos van a pasar factura dentro de un tiempo, nuevas leyes que fomentan desde su mismo nacimiento el desequilibrio y la desigualdad. Todo eso lo tenemos delante. Sin embargo seguimos sentados en el sofá inflando los índices de audiencia de las Crónicas Marcianas.
Mejor sería que fuésemos preparando nosotros también las cacerolas. Por si las moscas. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA