-¿Qué sentido tiene esta discusión justo en este momento?
-Se ha roto la tregua de ETA. Por otro lado, al Sr. Aznar le ha ido muy bien -desde el punto de vista electoral- ese discurso bronco, de trinchera, propio de tiempos pasados, que viene utilizando. Así que surge el "patriotismo constitucional" no como un intento aglutinante como fue la propia discusión multilateral que derivó en la Constitución del 78, sino como un apoderamiento de la Carta Magna por aquellos que siempre pusieron en cuestión el Título VIII (Organización Territorial del Estado).
Esto surge como consecuencia de todo lo que se ha generado alrededor de la ruptura de la tregua y de un resultado electoral bueno. Porque el sentimiento nacional -en sí mismo-siempre es un sentimiento primario, pero si da votos...

-¿Cómo se puede unir esto con el modelo abierto que proclama la Constitución en su Título VIII?
-Si por un lado observamos las declaraciones después de la toma de posesión del nuevo Presidente del Tribunal Constitucional -que al fin y al cabo es un árbitro que dirime conflictos entre Autonomías y Administraciones- cuando pregunta a los periodistas: "¿Han visto ustedes a un lehendakari de Oklahoma o de Nevada plantear discrepancias, o salir diciendo que estaban invadiendo sus competencias?". Cuando por otro lado tenemos al Defensor del Pueblo, Enrique Múgica -desgraciadamente hermano de una víctima del terrorismo-, que cada intervención que hace es en contra del nacionalismo vasco. Cuando tenemos al director de la Biblioteca Nacional, ahora del Instituto Cervantes, y al Presidente del Foro de la Inmigración, que son antiguos miembros de ETA, y los conversos son la gente más peligrosa que hay en este mundo. Entonces vemos que hay tejida una estrategia de confrontación total con los nacionalismos. La Constitución habla de nacionalistas, consagra los derechos históricos y los forales, y hablar de esto ahora, por lo visto, es ir demasiado lejos, iniciándose un proceso regresivo. Hay gente que se ha apoderado de la Constitución y está intentando sacar a codazos a los que en un momento determinado fueron promotores de aquella Carta Magna, que a nuestro juicio se quedó corta, pero indudablemente tuvo el consenso de todos, cosa que ahora mismo no existe.

-Algunos políticos han hablado del pueblo americano con cierta "envidia", después de su demostración de patriotismo a raíz de los atentados del 11 de septiembre.
-En primer lugar, lo ocurrido a las Torres Gemelas fue una auténtica barbaridad y mi condena es total. En segundo lugar, EEUU más que una nación es un continente y lo que opina uno de California, o de Nuevo Méjico dista de lo que opina uno de Boston, así que necesitan apelar a un patriotismo primario, de mano en el pecho, bandera americana a todas las horas y discursos bastante infantiles e ingenuos para unificar todo eso. Yo nunca he compartido esa cultura, ni esos comportamientos. Pero hay que recordar que el Sr. Bush, cuando fue gobernador de Tejas, firmó 131 penas de muerte. A mí eso me parece el meollo de la cuestión: ¿Se puede "matar legalmente"? No. Un avance en la civilización es abolir la pena de muerte, por mucha adversión que tengamos al asesino. Todos esos planteamientos de coartar la libertad de expresión, tratar de imponer juicios militares, me parece peligrosísimo, y puede ser el primer éxito del terrorismo de Bin Laden. Las sociedades fuertes, maduras, deben actuar con una gran inteligencia y con una jerarquía de valores muy clara. En cambio están actuando primariamente y con cerebro de mosquito. Ojalá las aguas vuelvan pronto a su cauce. Lo que más me ha sorprendido no es la postura norteamericana, sino la de Gran Bretaña, porque es Europa y gozan de una democracia muy consolidada. Que Toni Blair haya asumido casi íntegramente el discurso de Bush me parece regresivo.