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LA LIBERACION DE
LA MUJER
Llegó el momento. El principio del final
de tantos años de sometimiento, empieza a verse en el horizonte. Surgen ya
pequeños chispazos de una energía nueva que gana terreno día a día, con
seguridad, con firmeza, pero también con dolor, con lucha, con sacrificio.
Muchas mujeres en el pasado y en el presente se rebelan contra la
esclavitud del hombre, se niegan a permanecer en silencio, reclaman
derechos, exigen respeto, rompen moldes en distintos terrenos. Son pasos
hacia la liberación. Pero es ahora cuando hay que definir el camino, hacia
dónde hay que dirigir los pasos, ponerle nombre a algo que unifica todos
los esfuerzos.
Hoy podemos afirmar que todas las luchas tienen su culminación en el
proceso que ahora da sus primeros pasos: el descubrimiento de lo femenino.
Esta nueva corriente recorre ya las venas del planeta y sus huellas pueden
seguirse a través del movimiento de muchas mujeres en todo el mundo.
De la mano de lo femenino la mujer descubre que no tiene que buscar la
igualdad, porque su lugar en el mundo no está en función de ningún
parámetro creado por el hombre.
Lo femenino es el camino. Y a diferencia de otros senderos trazados por el
hombre, éste no es exclusivo de nadie.
Todos, hombres y mujeres, tenemos un futuro esperando que pasa por la
aventura de descubrir en nosotros mismos nuestra esencia femenina.
Texto: Fusión |
MUJER, LO
FEMENINO, ORÍGENES
Qué
o quién es Dios? Si nos atenemos a lo que las religiones nos han contado,
Dios es un varón maduro, con larga barba, ceño fruncido y dispuesto a
descargar su ira sobre el primer pecador que se le ponga a tiro.
Sin embargo, si analizamos con atención las alusiones que Jesús hacía de
su Padre, éste era lo más parecido a una Madre que a un Padre, es decir,
un Ser exquisitamente sensible, sabio, poderoso y, sobre todo,
permanentemente "preocupado" por sus hijos.
¿De dónde procede entonces esa imagen varonil del Dios iracundo que nos
vendieron? Muy sencillo, la historia fue escrita por el hombre. Incluso lo
"divino", lo "sagrado", fue interpretado y convertido por el hombre en
dogma de fe, intocable, inamovible.
Los personajes clave en la versión histórica del desarrollo de la
humanidad son hombres, y si aparece alguna mujer, caso de Eva, es para
luego echarle las culpas de los males de la humanidad.
Tal parece que a "Dios" no le gustara su obra, la mujer. Que se arrepintió
nada más verla caminar por el "paraíso", y le encargó al hombre que la
controlara, que la mantuviera a raya.
Y la idea, por disparatada que parezca, no está muy lejos de la realidad,
sólo que no se trata del mismo Dios, sino de otro.
¿Otro Dios...? ¿Hay más de un Dios...? A estas preguntas se puede
contestar a su vez con otra pregunta... ¿No parece que el hombre y la
mujer están construidos de forma diferente, de "materia" diferente, como
si fueran diseños originales diferentes?
Si miramos detrás de la estructura física, que también es diferente, nos
encontramos con algo que marca claramente la diferencia, y ese algo es "lo
femenino". ¿Y por qué lo "femenino" ha sido y es aún hoy en día censurado,
reprimido, perseguido y, a la vez, temido por el dominante varón?,
sencillamente porque contiene el auténtico, el verdadero poder de la
creación, el poder original, que es esencialmente la capacidad de crear
vida, don que sólo posee la mujer, la hembra.
Podríamos hablar entonces de un Dios original, principio de la creación,
que hizo a la mujer, que diseñó lo femenino.
Este Dios, aunque su naturaleza contiene ambas polaridades, se manifestó
como Entidad femenina, como Madre, y creó a la primera de sus criaturas,
la mujer, la Madre de la humanidad. ¿No es lógico pensar que si se quiere
iniciar una humanidad primero se cree a la Madre?
En cualquier caso, científicos británicos han demostrado recientemente que
Eva, y no Adán, fue la fundadora de la humanidad, y lo han hecho a través
de un estudio exhaustivo sobre el cromosoma Y, portador de los genes de lo
masculino, llegando a la conclusión de que es mucho más joven que el
femenino X.
Dicho estudio genético avala que el hombre, lo masculino, surgió de la
mujer, lo femenino, tras un largo proceso de más de 300 millones de años.
Pero no nos interesa el tiempo, sino las circunstancias, los hechos.
Y los hechos nos dicen que si bien lo femenino fue primero, luego fue
dominado y sometido por lo masculino. ¿Por qué? ¿Qué motivó tal cambio...?
En todas las religiones, no sólo en la católica, encontramos que en los
principios de los tiempos existió una rebelión en los cielos. Las
versiones son muy diferentes, según quién las cuente y según los intereses
de cada religión. Pero, si nos atenemos a los hechos que heredamos, lo
evidente es que algún "Dios", protector de lo masculino, se rebeló contra
el poder de lo femenino y tomó temporalmente el mando de esta incipiente
creación.
Como consecuencia la hembra fue sometida, su poder controlado, y la
historia se empezó a escribir en lenguaje machista.
Y como a partir de ese momento comenzaron los problemas, pues lógicamente
la única culpable de todo sería Eva, la supuesta Madre, la mujer, la
maldita por el hombre, la repudiada por el "Dios" de los hombres, quien la
utiliza como esclava y como instrumento para la procreación.
Otro aspecto a tener en cuenta es las influencias cósmicas en la formación
del planeta Tierra y de la humanidad. Es decir, la Tierra forma parte de
un sistema solar, de la misma forma que una región forma parte de un país,
y existe una marcada influencia de lo uno sobre lo otro.
Así, el escritor John Gray, en su libro "Los hombres son de Marte, las
mujeres son de Venus", habla de las influencias de los "Dioses" de esos
planetas sobre la humanidad. Así, los hombres serían afectados por Marte,
el "Dios de la guerra", mientras que las mujeres lo serían por Venus, el
Amor.
Pero, volviendo al principio de la creación, el hecho de que Dios, en su
acto creador, se manifestase como Madre, implica que toda la creación
queda impregnada del aspecto femenino, de la energía femenina, algo que es
evidente en todas las civilizaciones antiguas, donde Dios era una deidad
femenina, y no masculina, como recientemente se impuso.
También es evidente que dicho aspecto femenino fue relegado a segundo
término por el masculino, quien ostenta el dominio de todo, el poder
absoluto, aunque el verdadero poder subsiste intacto en el polo negativo,
en la hembra, algo que trae de cabeza al macho desde siempre, obsesionado
en poseer el secreto de la vida y el dominio sobre la muerte, sin
comprender que está muy lejos de su alcance, tanto más cuanto más repudie
a la mujer, a lo femenino.
Aunque el hombre sometió a la mujer, en realidad siempre fue un mero
comparsa en la expresión más absoluta del poder, la creación de vida,
limitándose a manifestar la fuerza externa, el dominio externo, pero
siendo débil en todo lo relacionado con el mundo interno, y es ahí, en el
interior, donde la mujer tiene que conectar con su verdadera esencia, con
lo femenino, y a través de ello con el Dios Madre, con la Hija Madre,
principio de la existencia, nuestra deidad solar.
¿Y qué pasará con el hombre...?
El hombre tendrá que renegar de su machismo, unirse a la mujer y descubrir
la energía femenina, que es la que le abrirá los ojos a la realidad y le
conectará con el verdadero Dios, con la Madre creadora. Pero para ello
tendrá que enfrentarse a las influencias de los falsos "Dioses", los que
sólo persiguen el poder, los que le convirtieron en un títere del propio
poder, haciéndole creer que es poderoso cuando en realidad es la criatura
más débil de la creación.
El tiempo del resurgir de lo femenino ha llegado, y con él la liberación
de la mujer y el derrumbe de las mentiras establecidas por las religiones
para imponer su dominio sobre todo y sobre todos.
Con la liberación de la mujer se empezará a notar la influencia de las
energías del Dios Madre y con ello un futuro diferente se está empezando a
gestar, un futuro donde lo femenino se expresará con todo su potencial. ∆ |
LA MUJER
SOMETIDA
La necesidad de los hombres de controlar a las mujeres ha sido tal,
que le ha llevado desde los tiempos antiguos a privarlas de sus valores
más fundamentales.
La
historia de las mujeres, es decir, de más de la mitad de la humanidad,
apenas aparece reflejada en los libros de texto. Durante siglos ha sido
silenciada y tan sólo en algunos casos aparecen personajes femeninos
rodeados de un halo de misterio.
La cultura masculina ha tiranizado las relaciones entre géneros imponiendo
su autoridad en todos los ámbitos: sociales, religiosos, políticos y
culturales. De ahí que aún hoy día la mujer sufra una constante
discriminación que sigue negando la igualdad de derechos con respecto a
los hombres. La tortura de mujeres, tanto en el ámbito doméstico como en
el institucional, es una práctica cotidiana. Amnistía Internacional no
cesa de denunciar las innumerables ocasiones en las que los autores de los
actos de violencia son policías, agentes del Estado, soldados de
diferentes facciones. En países en desarrollo, como Kenia, las mujeres
tienen miedo de denunciar el haber sido violadas por la reacción de la
propia comunidad. Los campamentos de refugiados son escenarios de todo
tipo de atrocidades contra las mujeres, que siempre se llevan la peor
parte. De todos son conocidas las consecuencias de las limpiezas étnicas
practicadas en países como Bosnia-Herzegovina. En gran medida las mujeres
son consideradas como un botín de guerra; el bando ganador busca la
humillación para el vencido sometiendo a sus mujeres. Los datos de ventas
de mujeres son escalofriantes. Según el Fondo de Población de Naciones
Unidas, se estima que cada año dos millones de niñas entre cinco y quince
años de edad son incorporadas al mercado comercial del sexo, y alrededor
de unos 4 millones de mujeres y niñas son vendidas, con destino al
matrimonio, la esclavitud o la prostitución. Muchas de ellas son engañadas
por los tratantes con promesas de empleo.
En el mundo hay más de 130 millones de mujeres mutiladas y cada año esta
cifra aumenta en dos millones. Normalmente son niñas entre cuatro y doce
años que, en condiciones ínfimas de higiene y seguridad, sufren la
ablación de clítoris. En algunos países llegan incluso a coser sus labios
mayores. Cuando la muchacha contrae matrimonio la costura se corta un poco
para permitir el acto sexual, y luego, para que pueda dar a luz.
La lista de actos violentos contra la mujer es interminable, y está llena
de nombres y apellidos, de situaciones familiares, de caras marcadas por
el horror. Según un Informe sobre el Desarrollo Humano de Naciones Unidas,
de los 1300 millones de personas que viven en una pobreza absoluta, el 70%
son mujeres.
En el mundo
hay más de 130 millones de mujeres mutiladas y cada año esta cifra
aumenta en dos millones. |
En los países desarrollados que viven bajo
una aparente igualdad de derechos para hombres y mujeres, la
discriminación está a la orden del día, aunque se presente de maneras más
sutiles. "Ahora se ha maquillado el machismo y existe el neomachismo. En
España no existe la ablación, pero las mujeres se llenan de cicatrices,
someten a su cuerpo a un concepto de la estética y la belleza que no
deciden ellas y que responde a un canon establecido, a un canon
masculino". La que habla de forma contundente es Cristina del Valle. Esta
conocida cantante es miembro de la Plataforma de Mujeres Artistas, y
trabaja de forma continuada en apoyo a la mujer, en especial a las
víctimas de los malos tratos.
La sociedad envía a las mujeres un mensaje claro en el que destaca que lo
valioso es su físico y potencia la imagen de la mujer como un símbolo
sexual. Aparece constantemente en medios de comunicación como un objeto de
consumo que ha de preservar su aspecto físico para agradar al hombre. Por
otra parte, las mujeres tienen mayor dificultad para acceder a
determinados puestos de trabajo, cobran menos que un hombre con la misma
función, y en ocasiones desarrollan en realidad dos jornadas laborales,
una en su propio hogar con las labores domésticas y el cuidado de los
hijos, y otra fuera de casa. Al maltrato físico, que llena las portadas de
medios de comunicación hay que añadir el psicológico. "El maltrato físico
es más fácil de evitar porque es más evidente. El psicológico es difícil
de detectar, pero está a la orden del día. Cuanta más conciencia de género
tengas resulta más fácil darse cuenta", añade Cristina del Valle.
Los códigos masculinos son los que marcan todos los sectores políticos,
económicos y sociales. Todavía escasean las mujeres en ámbitos de poder y
muchas de las que lo han conseguido ha sido a base de utilizar a su vez
los códigos masculinos. Lo que es peor, la mujer los ha asimilado en gran
parte de los casos como algo natural.
Como consecuencia de todo ello la mujer vive bajo la dominación masculina
en gran parte de los aspectos más elementales que rodean su vida. La falta
de autoestima y la dependencia del hombre son algunas de las secuelas que
arrastra. De ahí que se conforme con modelos creados especialmente para
ella, en los que prima la seguridad y no se lanza a desarrollar las
capacidades que posee.
Cuando se mira hacia atrás lo que encontramos es que la historia de las
mujeres ha estado marcada por la invisibilidad más absoluta y por el
silencio. La historia no sólo la han protagonizado los hombres, sino que
además ha sido contada por ellos. Los Estudios de Mujeres, que vienen
desarrollándose en los últimos treinta años, se cuestionan la Historia
tradicional androcéntrica y abordan la investigación del pasado desde
perspectivas teóricas y metodológicas de género, que recuperan la
presencia y la voz de las mujeres para construir una historia más
integradora.
Para Amparo Pedregal, especialista en Historia Antigua, "el sometimiento
de las mujeres no es algo inherente a su naturaleza, no es algo que haya
que aceptar como inmutable, sino que es una construcción social,
histórica, que tiene un principio en el tiempo y que, en consecuencia
puede tener un final".
En el reparto de funciones las mujeres aparecen vinculadas al ámbito
doméstico, mientras que los hombres se adjudican el ámbito público, copan
los puestos destacados en política, ejercen el control económico y por
supuesto realizan un trabajo remunerado.
"Desde la antigüedad la sociedad es patriarcal, es decir, que sus valores
y sus estructuras están definidas y marcadas en función de los criterios
masculinos. En ella, la mujer es considerada como una eterna niña siempre
bajo la tutela de un hombre, por supuesto apartada de las instancias de
poder".
También al hombre se le atribuye la producción cultural, la capacidad de
iniciativa y en términos resumidos la creación. Así mientras el hombre
crea la mujer procrea. La propia mujer asume este reparto de papeles que,
por otro lado, las religiones se encargan de ratificar como designio de
los dioses y como tales se convierten en bases inviolables e intocables.
"Si en la relación entre hombres y mujeres se dictamina que la mujer va a
tener un papel relegado porque es débil, que está condicionada por su
maternidad, que es su función fundamental y a eso le añadimos que se
presenta como algo sancionado por la voluntad de los dioses, es más
difícil luchar contra esto, pues para la mujer significaría incurrir en la
ira divina, de lo que pueden derivarse consecuencias terribles".
El
sometimiento de las mujeres no es algo inherente a su naturaleza, no
es algo que haya que aceptar como inmutable. Tuvo un principio y
puede tener un final. |
En general en la sociedad, la religión ha
ido siempre de la mano de la ideología dominante y con respecto a las
mujeres ha venido a ratificar esa desigual estructura social. En los
orígenes del cristianismo la mujer tuvo un papel importante, Jesús de
Nazaret se rodeó de mujeres a las que trató sin distinción. Pero el
mensaje radical y liberador de esa época se fue suavizando y acomodando
para poder insertarse en otras sociedades como la romana o la griega en
donde las mujeres no tenían un papel protagonista. "En la misma medida que
el cristianismo se fue adaptando, se fue patriarcalizando, dejó de ser una
religión perseguida y acabó convirtiéndose en religión oficial del imperio
tres siglos después. Cedió terreno en aquello que no parecía importante,
en lo que no iba contra el núcleo dogmático de la fe, y a partir de ahí
fue definiendo unos modelos de mujer: la santa, la pecadora, la virgen, la
viuda", explica Amparo Pedregal.
De esta manera el modelo a seguir de las mujeres cristianas y que de
alguna forma impregna nuestra cultura es el de María, una mujer virgen y
madre a la vez, algo inviable y que ha creado un sentimiento de
culpabilidad y frustración en muchas mujeres.
De Mahoma también se dice que fue respetuoso y liberal con las mujeres,
sin embargo la interpretación islámica de las escrituras restringió de
forma brutal los derechos femeninos hasta prácticamente convertirlas en
esclavas de los hombres.
La influencia de la religión cobra una dimensión trágica en el terreno de
la sexualidad femenina. Esta siempre se ha intentado controlar por estar
asociada a la institución del matrimonio y a la procreación dentro del
marco establecido: la familia. Debido a la tradición judeo-cristiana la
sexualidad femenina se ha adjetivado como algo negativo, malo,
descontrolado que podía además generar problemas de diversa índole. "Es
una sexualidad muy centrada en la penetración y en el tema de la
reproducción. Se entendió también que la sexualidad de las mujeres no era
tan explícita como la de los varones, que no teníamos tantas necesidades
como ellos... se fue creando toda una mitología en torno a este tema, que
unida al desconocimiento y a la prohibición, ha hecho que las mujeres nos
tocásemos menos, desconociésemos nuestro deseo y nuestras posibilidades",
comenta Pilar Sampedro, sexóloga.
El sexo ha sido un tema tabú para las mujeres y el castigado más
severamente en caso de infracción. Las ablaciones de clítoris y las
lapidaciones de mujeres que cometen adulterio siguen practicándose en
determinadas sociedades. En Sudán, el gobierno militar introdujo en 1991
la amputación y el castigo de azotes para mujeres que no vistan ropas
consideradas decentes y en Irán los latigazos se usan para el mismo fin.
Y aunque a día de hoy en nuestra sociedad la inhibición femenina en las
prácticas sexuales está desapareciendo y poco a poco se asume un papel más
activo en las relaciones, todavía son muchas las secuelas que arrastran
las mujeres. En este terreno todavía se espera que el hombre tome la
iniciativa y marque las pautas de las relaciones sexuales. Esto influye en
el desarrollo normalizado de las relaciones. Según Sampedro "la dificultad
que experimentan gran parte de las mujeres para llegar al orgasmo en sus
relaciones sexuales se debe a varias razones, por un lado al
desconocimiento a nivel físico de su cuerpo, y por otro a que las
relaciones de penetración son muy rápidas y muchas mujeres necesitan una
estimulación directa o indirecta del clítoris, mientras que la
estimulación sigue siendo muy centrada en el mundo masculino".
La mujer de
hoy tiene una asignatura pendiente fruto de los años de
sometimiento, y es descubrirse a ella misma. |
Todavía en países del Tercer Mundo la
influencia de la Iglesia Católica y el Fundamentalismo Islámico niega el
derecho del individuo a una vida sexual libre y satisfactoria. La mujer no
tiene libertad a la hora de elegir el número de hijos que desea tener, y
en muchos países precisa del consentimiento del varón para acceder a
medios anticonceptivos. Un dato alarmante señala que anualmente 5'8
millones de personas se convierten en portadoras del VIH y 2'5 millones
mueren de Sida mientras la Iglesia Católica sigue obstruyendo el uso de
condones, esenciales en la prevención del VIH.
En este sentido un colectivo católico progresista en su campaña "See
Change" destacaba la necesidad de cambiar el estatus del Vaticano en la
ONU para contrarrestar el recorte de los derechos sexuales. "La Santa Sede
limita el acceso a la planificación familiar, al aborto en los países
donde es legal y a los anticonceptivos de emergencia, incluso para los
casos de mujeres violadas durante la guerra. En este marco, cada año
mueren innecesariamente 600.000 mujeres durante el embarazo y el parto."
La maternidad se convierte en muchos casos en un arma de opresión para la
mujer. Una obligación impuesta por su condición biológica e
instrumentalizada por las diferentes sociedades que pretenden reducir a la
mujer a ser una productora de miembros de la comunidad. Y mejor si estos
son varones, pues en el continente asiático, por citar un ejemplo, vale
más un hombre que una mujer y se practica con frecuencia el aborto
selectivo en función del sexo.
En las sociedades desarrolladas aunque la mujer puede elegir sobre su
maternidad, ésta sigue siendo un handicap para muchas mujeres. Resulta muy
difícil, por no decir imposible, compaginar la maternidad con una vida
laboral remunerada y se espera de ella una dedicación absoluta al cuidado
de los hijos. Lo que de forma natural es una experiencia enriquecedora y
gratificante para la mujer puede suponer una pérdida de su libertad si
contempla que su fin como mujer y su propia felicidad está en función de
crear una familia.
La mujer de hoy tiene una asignatura pendiente, fruto de los años de
sometimiento, y es descubrirse a ella misma con independencia de las
circunstancias en las que elija vivir: en pareja, con una familia o sola.
∆ |
MUJER
LIBERADA
EL
REENCUENTRO CON DIOS-MUJER
A medida que la mujer va despertando
de su largo letargo y se va sacudiendo las cadenas impuestas por el macho,
se va dando cuenta de dos cosas: primero, que no es tan difícil ni tan
arriesgado romper con lo establecido. Segundo, que la base fundamental de
su confinamiento, los "valores" religiosos tradicionales, el temor al
castigo divino, es una pura patraña inventada por el hombre que se sacó de
la manga un "dios machista" y toda una serie de preceptos obligatorios.
Entonces, a la mujer sólo le queda un último escollo, ella misma.
Y para superarlo necesita apoyarse en algo que hasta ahora nunca se había
imaginado: Dios. Pero no el "dios machista" conocido, no, sino el "nuevo"
Dios, la nueva realidad que emerge incluso en las mentes de hombres
libre-pensadores, el Dios-mujer, la Entidad femenina que creó, que diseñó
a la criatura que sería la Madre de la Humanidad, a la primera mujer.
Y reencontrarse con el Dios-mujer no significa volver a caer en los
tentáculos de una nueva religión emergente, sino más bien el liberarse de
todas las mentiras opresoras y degradantes para la mujer y renacer a la
realidad de que la mujer es portadora, en su interior, de la energía más
pura y más poderosa de Dios, lo femenino.
Toda mujer que sintonice, que descubra, la realidad de su espiritualidad,
tal y como es concebida bajo la maternidad del Dios-mujer, estará
preparada para vivir la tan soñada liberación y para cambiar el mundo.
El reencuentro con Dios-mujer significa desmontarlo todo y volver a
construir desde la base y la visión de una mentalidad femenina, donde la
pureza, la fuerza, la sensibilidad, el sentido maternal de la vida, la
inteligencia y, sobre todo, el poder de crear vida, sean los pilares sobre
los que se levante la nueva mujer y, como consecuencia, una nueva
humanidad.
La liberación de la mujer pasa por el reencuentro con Dios, descubriendo
su naturaleza femenina, y por la potenciación de lo femenino, energía que
deberá envolverlo todo, compenetrarlo todo, y que implica que muchos
conceptos y valores sean transformados, incluso en la mente de la misma
mujer, porque su forma de pensar, y de vivir, emana de una educación
machista, siendo en muchos casos, la mujer, la primera en poner trabas a
su propia liberación.
Pero, en cualquier caso, es evidente ya la necesidad y la presencia de lo
femenino en todas partes. Sólo falta definirlo con pureza, incorporarlo
progresivamente con especial cuidado, descubrir su gran potencial y con
ello situar las bases de la espiritualidad del futuro, que no será ninguna
religión, sino más bien una forma de vida y de relación, con todo y con
todos. ∆
Foto: Fer |
RELACION ENTRE MUJERES
Basta ya
de rivalidades, basta ya de comparaciones, de competitividades, de
rencillas , de envidias... Comienza un nuevo tiempo donde las mujeres, en
vez de ser enemigas y defensoras de un territorio, unen sus fuerzas, sus
inquietudes, sus ideas y sus sueños para crear un mundo mejor, y es que es
esa unión entre mujeres una fuente poderosísima de creatividad, una
central de energía imparable que puede transformarlo todo y hacer que las
cosas empiecen a funcionar.
Cuando dos o más mujeres se miran a los ojos, se saben desnudas, porque
ninguna mujer puede ocultar nada a la otra... Y cuando se vence el miedo a
sentirte transparente y se cruza la barrera, esa barrera construida no se
sabe cuándo y sí se sabe por quién, se descubre que no hay problemas que
no tengan solución, que no hay ninguna cosa sobre la que no se pueda
hablar, que todo se puede compartir, que el planeta está esperando por el
resultado de la unión de las mujeres que trae un nuevo concepto de la
justicia, de la sociedad y de la vida, porque son ellas las que dan la
vida y por eso saben qué es lo que hay que hacer.
Y así, rompiendo la separación, comienza el nuevo tiempo, donde las
mujeres se cogen de la mano y juntas miran hacia el mundo, y se sienten
fuertes para decir lo que hasta ahora habían callado, porque están juntas,
y se sienten fuertes para expresar sus sentimientos, porque están juntas,
y se sienten fuertes para llamar por su nombre y sin miedo a todas las
cadenas y fantasmas que las habían mantenido prisioneras hasta este
momento... porque están juntas. Y por fin sabrán, por haberse unido, que
en realidad no dependen de nada ni de nadie, que son libres y que han
despertado de un largo y profundo sueño que las había hecho vivir
dependientes y sometidas a los hombres y a su mundo, pero ya no quieren
pertenecer a ese mundo y despiertan juntas y a la vez independientes,
porque el secreto es ese: que las mujeres unidas, son libres al fin.
Ya no hay barreras ni en el corazón, ni en la mente, ni en la piel...
Entre mujeres todo puede suceder, porque el amor profundo e ilimitado no
tiene normas, es algo que está naciendo y por tanto no hay leyes que lo
puedan regir, porque tiene la fuerza de lo nuevo, una fuerza imparable que
ya nadie puede detener.
Es la revolución de la mujer, más potente que todas las armas nucleares
dispersas en este planeta, es una revolución que puede comenzar por un
beso, por una caricia, por una mirada, una conversación... y que poco a
poco, irá transformándolo todo, porque somos muchas y por fin hemos
encontrado que el secreto de nuestra liberación está en nuestra unión. No
tenemos miedo, el tiempo del aislamiento se acabó y ahora queda todo el
camino por recorrer... juntas. ∆
Foto: Fer |
MUJER CON MUJER
La estrategia de divide y vencerás ha sido
empleada por el hombre a lo largo de toda la historia. A partir de ahí,
uno de los mayores objetivos del sistema patriarcal ha sido generar la
rivalidad entre las mujeres, para impedir que éstas se relacionen entre sí
y unan sus fuerzas.
La sexóloga Pilar Cristóbal señala que la educación se ha convertido en la
mejor arma para conseguir dicho fin. "En 1987 tuvo lugar en Luxemburgo
-señala Cristóbal- la primera reunión de mujeres ejecutivas. Una de las
cuestiones que allí se analizó era por qué existían más ejecutivos hombres
que mujeres en las empresas, cuando el grado de preparación y el número de
aspirantes femeninas era superior. La conclusión fue que ellos funcionaban
como una especie de lobby idéntico al que hoy forman el colectivo gay o
los judíos. Es decir, cuando uno accedía a un puesto de responsabilidad,
tiraba de los demás. El origen se vio en el sistema de enseñanza, que
entonces separaba a niños y niñas. A ellos se les potenciaba desde
pequeños la solidaridad mediante juegos grupales, equipos, etc., mientras
que a las niñas se les incentivaba la individualidad, el egoísmo y la
competitividad. Los primeros pronto crearon lo que hoy se denominan redes
solidarias. Mientras, se siguió desarraigando a las mujeres de su núcleo
familiar, obligándolas a integrarse en la familia del marido; perdiendo
así la relación con sus hermanas y con sus amistades. A cambio se vio en
el círculo de su marido y relacionándose con las esposas de sus amigos. En
una palabra, se la dejó sola". El papel de la mujer era el de esposa y
madre perfecta, labor que aunque impuesta, nunca fue reconocida por el
hombre. En el cumplimiento de este cometido la mujer llegó a competir con
otras por aquello que vio que le proporcionaba más valoración: el marido,
la casa, el nivel de entrega y sacrificio, la belleza, la cocina, las
labores, etc. Un camino que a medida que recorría, le generaba más y más
insatisfacción e inseguridad, ya que continuamente se comparaba con
valores que nada tenían que ver con ella. Intentar romper estas reglas de
juego traía consigo comentarios como "¡pero qué malas sois las mujeres!"
¿Malas? La diputada socialista Carmen Alborch analiza este concepto en su
último libro: "Mala es el nombre que te asignan cuando transgredes las
normas establecidas, cuando intentas ser libre, no eres obediente o no
haces lo que todos esperan de ti. Yo siempre digo: somos malas pero
podemos ser peores".
La amistad
entre las mujeres es hoy más importante que nunca. |
Afortunadamente cada vez surgen más
mujeres malas, que a lo primero que se niegan es a que su valía
dependa de valores impuestos por el hombre. En segundo lugar, esta lucha
no la hacen solas sino de la mano de otras mujeres con las que ya no
rivalizan. Todo lo contrario. Juntas empiezan a experimentar el potencial
que tienen dentro, que es mucho. "Tras la relación de la mujer con la
mujer se está descubriendo señala Pilar Cristóbal, que somos más
solidarias, estamos mucho mejor dotadas para las relaciones sociales y
somos más efectivas. En la actualidad existen grupos solidarios de mujeres
que intercambian ideas, recursos, información, conocimientos e incluso se
echan una mano a la hora de buscar trabajo. Ponen la cara unas por otras".
Se ha pasado de competir a valorar la diferencia, porque sin duda genera
enriquecimiento. "Es muy importante fomentar las redes de mujeres -apunta
la cantante Cristina del Valle-, para que dialoguen e intercambien ideas y
se traduzcan unas a otras. Todo lo relacionado con la mujer está
descalificado como pobre, débil, no valioso. Por ello es crucial reforzar
la autoestima de las mujeres como grupo social a través del
asociacionismo, de la creación de redes de mujeres que experimenten
partiendo de otros códigos diferentes. En este sentido la Plataforma de
Mujeres Artistas de la que formo parte, es muy valiosa para mí. Cada
vez que compartimos opiniones y debatimos, trabajamos muy conscientes de
no repetir ningún código masculino. No hay que olvidar que la mayor arma
que tiene el ser humano son las ideas y cuando una mujer adquiere
conciencia de su género, de que es diferente, de que lo suyo también es
valioso..., desde ahí puede analizar el mundo de otra forma" Y por
supuesto, cambiarlo, aunque eso suene a subversión. "Queremos unas
relaciones -enfatiza Carmen Alborch en su libro Malas- que
impliquen todas las capacidades de vivir el mundo, queremos forzar
alianzas que enriquezcan". Y eso basándose en unas relaciones libres,
donde el eje ya no es el hombre, cosa que a veces inquieta demasiado tanto
a hombres como a mujeres reacias al cambio. "Nos reímos -continúa Alborch-,
nos abrazamos, nos consolamos, lloramos juntas, cotilleamos, nos
preocupamos, hacemos planes, nos apoyamos, pactamos. La amistad es hoy más
importante que nunca".
Y en ese afán por cambiar el mundo ya se
mueven redes formadas por mujeres que luchan porque la cultura, la
información y los derechos lleguen a las mujeres de todos los rincones del
planeta. Utilizando la red, la literatura, las ONG, las manifestaciones y
movilizaciones para hacer sonar la voz; la política, aportando ideas de
futuro; la música; el teatro...
Ha empezado un nuevo movimiento que ya nadie puede parar. Cada vez son más
las mujeres que miran hacia un mismo objetivo y unen sus fuerzas. A través
de ello están descubriendo parte del potencial que llevan dentro... Ya se
están viendo los primeros cambios. ∆
MUJER Y HOMBRE
La liberación de la mujer ya está en
marcha y no tiene vuelta atrás. Y aunque todavía quede la mayor parte del
camino por recorrer, ya surgen atisbos de lo que será un mundo en el que
las mujeres ocupen el lugar que les corresponde. Evidentemente, uno de los
aspectos que tendrá un nuevo enfoque es la relación con el otro sexo.
¿Cómo será, desde los ojos de una mujer nueva, la relación con el hombre?
Son muchos los siglos de historia escritos por manos masculinas. La
educación, basada hasta ahora exclusivamente en valores masculinos, ha
marcado y sigue marcando la relación entre hombres y mujeres. No es
sencillo romper esa huella, que es profunda en ambos sexos, e iniciar un
nuevo tipo de relación basado en algo que vaya más allá de la ansiada
igualdad. Esas son etapas intermedias, que son útiles hasta que se alcanza
una dimensión mayor y una comprensión más profunda de lo que significa la
naturaleza femenina. La nueva mujer no busca la igualdad porque en ningún
momento necesita compararse con el hombre. Sabe que la llave para ponerse
en el lugar que le corresponde está en el reconocimiento dentro de sí de
su propia energía, la energía femenina. Ese es el camino para comenzar a
descubrir una dimensión distinta de lo que significa ser mujer.
Y por fuerza, la mujer que empieza a dar pasos en esa dirección, que
comienza a liberarse de cadenas, tanto las impuestas desde el exterior
como las que cada una se impone a sí misma por propia voluntad, quien se
atreve a romper dentro de sí con siglos de educación machista y cruza la
frontera, empieza a hacer descubrimientos y como consecuencia a necesitar
cambios en su entorno. Y en su entorno se encuentra el hombre.
Una mujer que descubre dentro de sí el poder de lo femenino ya no es
vulnerable ante el hombre ni depende de él para sentirse completa. Sabe
que el machismo tiene muchas caras y que no siempre es tan evidente como
una bofetada o un golpe en la mesa. La relación con el hombre está llena
de situaciones, respuestas, reacciones, intenciones, gestos, actitudes que
llevan el sello del macho, unas veces explícitamente y otras de forma más
sutil. La labor es larga y compleja, porque se trata de desarmar un
sistema de valores muy arraigado, el único conocido hasta ahora, y para
ello todo esfuerzo es poco.
La mujer
nueva es aquella que asume la responsabilidad de guiar al hombre por
el camino de lo femenino. |
La mujer que descubre dentro de sí el poder
de lo femenino acepta el reto de transformar al hombre. Es consciente de
que él también posee en su interior la esencia de lo femenino y que
necesita despertarla para dar pasos adelante y abrirse a un futuro
distinto. Su relación estará entonces marcada por los pasos en el camino
hacia lo femenino, porque sabe también que es el momento de emprender el
camino hacia ello y que no puede ni debe dejarle solo ante esta cruzada,
porque él solo no conseguiría salir de su propia cárcel. En la relación,
será ella la que inmediatamente asuma la responsabilidad que le
corresponde, que no es otra que tender la mano y ayudar, colaborar,
enseñar, conducir al hombre hacia lo femenino. Es entonces cuando empezará
a surgir un nuevo tipo de relación basada en el descubrimiento cada uno de
sí mismo y como consecuencia del otro.
Una mujer dialoga, no declara la guerra, y enseña al hombre a escuchar.
Una mujer cuida de todo lo que vive en su entorno, y enseña al hombre a
preocuparse por todo lo que le rodea. Una mujer nunca tira la toalla, y
junto al hombre busca soluciones. Una mujer crea para los demás y muestra
cómo vivir pensando en el todo y no pendiente de las partes. Una mujer
busca el beneficio del conjunto, antes que el beneficio propio, y enseña
al hombre a pensar para los demás. Una mujer sabe ver más allá, y ayuda al
hombre a entender detrás de las palabras. Una mujer sabe que la
sensibilidad está en la naturaleza del hombre, y le empuja a explorarla y
expresarla. Una mujer no tiene miedo y anima al hombre a que juntos
descubran la verdadera dimensión del Amor.
Una mujer que asume la responsabilidad de guiar al hombre por el camino de
lo femenino.
Así surgirá entre ambos sexos una relación diferente, porque lo nuevo no
está en buscar fórmulas distintas, sino en encontrar el camino correcto y
en atreverse a dar los pasos en él. Y el camino es lo femenino. ∆
Foto: Fusión |
SOLAS ANTE LA MATERNIDAD.
LA NUEVA REVOLUCIÓN.
La mujer del siglo XXI está decidiendo por sí misma cuándo y cómo
quiere ser madre.
Ser madre pasados los treinta y cinco años era algo impensable hasta
hace poco tiempo. Ahora los tiempos cambian, las mujeres desean
experimentar la maternidad pero sin renunciar a otras cuestiones de la
vida y avaladas también por una seguridad económica y una estabilidad
emocional.
Ser madre sí, pero más tarde y con menos hijos. Los datos hablan claro,
las estadísticas han descendido notoriamente y actualmente en la
proporción europea las mujeres no llegan a una media de dos hijos por
mujer. La cuestión económica es uno de los factores que más influye a la
hora de tomar una decisión. Por otro lado, la maternidad ha dejado de ser
un fin en sí mismo y exclusivo en la vida de las mujeres que valoran
positivamente otras opciones como realizarse profesionalmente o completar
su formación.
Como continuación a los cambios que experimenta la sociedad, está
creciendo a un ritmo vertiginoso el número de mujeres que apuestan por una
maternidad sin tener pareja. Para conseguirlo las hay que recurren a la
adopción, otras buscan la ayuda de un "amigo" al que eximen de cualquier
responsabilidad posterior. Una tercera opción viene de la mano de la
ciencia, con la inseminación artificial o la fecundación in vitro.
Actualmente en España hay alrededor de 300.000 familias monoparentales y
80 de cada 100 están a cargo de una mujer.
Según datos del CEFIVA, Centro de Fecundación In Vitro de Asturias,
anteriormente al año 95 sólo un 10% de las mujeres que solicitaron en
Asturias la inseminación artificial eran mujeres sin pareja, mientras que
en el año 2000 y 2001, cinco años después, este porcentaje se ha
triplicado alcanzando un 37'5%. Una tendencia que se repite en otras
comunidades españolas.
Crece, a
ritmo vertiginoso, el número de mujeres que apuestan por una
maternidad sin pareja. |
"Dentro del estudio que hemos hecho sobre
este tema observamos que el perfil de este tipo de mujer responde al de
mujeres que trabajan, que tienen un grado profesional medio-alto, que
aunque tienen familias están emancipadas y viven solas. Son mujeres
equilibradas que lo tienen todo perfectamente razonado", asegura el Doctor
Pedro de la Fuente, coordinador del CEFIVA.
La mayor parte de las mujeres que acuden a este centro asturiano están en
la edad límite para tener sus propios hijos, sienten deseos de ser madres
y no tienen una pareja adecuada. La inseminación artificial les resulta un
método sencillo y más rápido que la adopción, pues generalmente las
familias tradicionales son mejor vistas que las monoparentales por los
organismos responsables de adopciones.
Lo primero que ha de hacer la mujer que opta por crear una familia
monoparental es preparar a su entorno más cercano ante la decisión. "Una
de las problemáticas que encuentran las mujeres es cómo manifestar a la
familia directa, padres, hermanos, que van a tener un hijo y que entiendan
que proceda de un centro de inseminación artificial. Normalmente esta
problemática la superan bastante bien".
Los modelos familiares están cambiando rápidamente y se observa una
evolución en la mentalidad de la sociedad que mira de forma más abierta
hacia las familias monoparentales. De todas formas, las comúnmente
denominadas madres solteras todavía encuentran a su alrededor reticencias
y prejuicios que impiden una mayor difusión de estas opciones. La realidad
es que cada día más mujeres deciden asumir su papel de padre-madre, saben
que tendrán que cubrir las necesidades de sus hijos en todos los ámbitos,
materiales y emocionales, y encuentran el respaldo de un amplio sector de
profesionales que miran para la mujer y la ven capacitada para ello,
porque lo está. ∆
SOÑANDO UNA NUEVA MATERNIDAD
La
Mujer Madre conoce su cuerpo, ha explorado su sexualidad, ha descubierto
el volcán vivo en su interior y se ha entregado al amor sin condiciones.
Es una mujer libre relacionándose en libertad con otro ser libre, el
hombre. No le ha importado entregarse sin límite porque ya no es
vulnerable, no tiene enemigos porque reconoce su fuerza como algo
superior.
Ha descubierto el lazo íntimo que la une con las demás mujeres del mundo,
ha escuchado sus voces en su interior y las ha reconocido como sus
hermanas, hijas de su misma madre. Ha escuchado los sonidos de la tierra,
los que hablan de fertilidad, de crecimiento, de riqueza y color.
Ha conquistado a pulso su conocimiento, su libertad, que no depende del
hombre, que sólo depende de ella misma.
Y en su evolución ha decidido ser madre. Ha llegado el momento.
Reflexiona, mira hacia atrás y se siente preparada. La vida, las
circunstancias personales la han forjado a fuego, se ha enfrentado con sus
miedos y ha vencido. Ha ocupado su lugar, al lado del hombre, es
compañera. Se reconoce, unida al Creador, y está dispuesta a poner su
grano de arena en la creación. Siente la necesidad de la maternidad y el
compromiso con la que será una nueva criatura, fruto del amor, de una
unión limpia y completa. Se sabe responsable de su evolución pero sin
ataduras. Le enseñará que es un eslabón de una gran cadena, le acompañará
en el respeto a los demás seres, le dará alegría, ternura, firmeza, calor,
mente y le dejará volar cuando llegue su hora.
Sabe también que su hijo no es sólo aquel que ha llevado en su vientre, su
maternidad se extiende sin fronteras. Alcanza a los que ve cada día a su
alrededor y a todos aquellos en los que piensa. Escucha cada grito, los
oye aún separada en la distancia, y siente que cada lucha es suya. Si un
niño sufre, le pertenece, y su corazón no encuentra reposo hasta que no
cesen los llantos y las lágrimas. No es una madre, es Madre.
La Mujer Madre ve cambiar su cuerpo. Día a día, mes a mes, conecta con la
criatura y se prepara para recibirla. Su nuevo estado, lejos de aislarla
en sí misma, le abre ventanas al mundo. Siente la vida crecer dentro y
fuera y necesita sentirse partícipe en todos los procesos. Todo le
pertenece porque está conectada a la red que engarza las vidas de los
seres.
A la mujer que lleva dentro le enseñará lo aprendido para que camine por
la senda del no error. Para que descubra su poder en lo femenino, en la
unión con las demás mujeres, para que sepa utilizar su magnetismo y su
belleza natural. Para que se sienta Hija.
Al hombre le abrirá las puertas tanto tiempo cerradas. Rescatará la
sensibilidad olvidada, pulirá su pureza como un diamante en bruto y le
enseñará a amar a la mujer, a respetarla. Así ella podrá mostrarle el
camino hacia lo que también es suyo, lo femenino.
Y cuando ambos caminen libres, no sentirá el vacío porque su vida está
llena de proyectos, de nuevos seres hacia los que mirar, de sendas
profundas que ha diseñado el Uno para ella, para su Hija que ya es Madre.∆
SEXUALIDAD
Hablar
de sexo abiertamente sigue siendo un tema tabú en los albores del siglo
XXI. No digamos ya vivirlo en libertad, a pesar de lo mucho que se
esfuerzan los mercados en ofrecernos imágenes estereotipadas -sexo fácil,
multiorgasmos a granel- que se supone debemos de tomar como modelo. Y es
que aún pesa mucho la manipulación por parte de iglesias y religiones de
las que han sido objeto hombres y mujeres a lo largo de la historia en
todo lo concerniente a este tema. Esta situación es la que narra el
antropólogo Desmon Morris, autor del "Mono desnudo" y "Masculino y
femenino. Claves de la sexualidad": "Cuando los representantes de Dios en
la Tierra, que curiosamente eran masculinos, pusieron sus manos pegajosas
en los placeres sexuales de las distintas sociedades, el sentimiento de
culpa, pecado y vergüenza se extendió como una epidemia por todo el
planeta. Y eso no fue fruto de la casualidad, ya que una vez causado el
daño, eran los representantes divinos los únicos que podían curarlo. De
este modo, y gracias a su ingeniosa intromisión, han disfrutado de un
empleo de por vida". Eso sí, apoyando especialmente a los de su mismo
género.
Mientras, dentro de esta estudiada manipulación, la mujer llevó la peor
parte: para sobrevivir se vio obligada en algunos casos a silenciar su
voz, en otros a mimetizarse con los valores masculinos vigentes,
renunciando así a una de las partes más esenciales de su naturaleza. Hoy
las cosas han cambiado y la mujer, cansada ya de ser lo que el hombre y la
sociedad esperaban de ella, ha decidido romper ese silencio obligado y
alzar su voz, causando con ello una gran confusión.
Una de las primera cosas que ha hecho es conectar con su cuerpo, con su
sexualidad dormida, y ha visto que no tiene nada que ver con lo que le han
inculcado hasta el momento. "No creo que la sexualidad femenina -asegura
la sexóloga Pilar Cristóbal- sea más rica que la masculina. Lo que ocurre
en este momento es que el modelo de sexualidad impuesto es masculino, es
decir rápido y eyaculatorio; y ahí no se ha contado nunca con lo que
quería o sentía la mujer que, además, fue castrada psicológica y
físicamente a lo largo de la historia para que no sintiese deseo y no se
crease fantasías. Ahora es momento de cambio; parece que se han
intercambiado los papeles, por lo menos en algunas mujeres, que en la
actualidad exigen al varón que toque por aquí o por allá y que le haga
sentir esto o lo otro. Al final, incluso ponen nota, y esto está
ocasionando grandes traumas al sexo opuesto. El hombre se llegó a creer
que era ese actor hábil y técnico que tenía que conseguir que la chica
subiese al séptimo cielo. Lo peor es que la mujer también se lo creyó y
por lo tanto, hoy día se venga. Ahora muchas chicas van de activas y los
hombres están asustadísimos porque se han dado cuenta de que su sexualidad
es finita y no dan la talla. No son tan portentosos como culturalmente se
les ha hecho ver y eso les está acarreando muchos problemas psicológicos".
La mujer se empieza a plantear su sexualidad de otra manera. Unas veces, a
través de caminos equivocados, siguiendo roles antes marcados por el
hombre -alimentando la imagen prepotente del orgasmo masculino-, y por
tanto cayendo en los mismos errores. Otras, a través de nuevas propuestas
que hablan de una sexualidad a través de "lo femenino", que no tiene nada
que ver con el feminismo, ni con otras teorías conocidas hasta el momento.
Es un camino abierto para descubrir y saborear todas esas "partes" de su
naturaleza que le fueron arrebatadas en el tiempo. ¿Cómo hacerlo?
Emprendiendo un viaje a su interior, escuchando dentro de ella. "Para
realizar ese viaje -asegura Maureen Murdock en su libro Ser mujer: un
viaje heroico- la mujer aleja de sí su fascinación por los juegos
mentales y se familiariza, quizá por primera vez, con su cuerpo, sus
emociones, su sexualidad, su intuición, su espíritu y su sabiduría
creativa. Opta por dejar de hacer para aprender a ser". Libre, sin
responder a esquemas establecidos y manteniendo su propia identidad.
Escuchando sin prejuicios aquello que está escrito dentro de ella y que ha
permanecido oculto bajo la moral, represión o las normas dictadas. Es
recuperar la sensación del tacto, el olor, el sabor, la comunicación y el
movimiento, sin temor a lo que ello despierte. Es iniciar una aventura sin
fin, atreviéndose a investigar todas las limitaciones y tabús para darse
cuenta de que no eran reales. Es explorar, a través de la piel y los
sentidos, lo que está al otro lado: energías y sensaciones que antes no
habían visto la luz, pero que en cambio estaban ahí amordazadas.
Nace una nueva mujer sin prisa. Que se da todo el tiempo del mundo para
entrar en contacto con su sensibilidad, sus percepciones internas y con
ello traza un nuevo camino. Sin apasionamiento, con mente, con
inteligencia, sin depender del hombre, libre. Lo femenino ya no puede ser
confiscado por nadie porque pertenece a la vida. Y es algo que está al
alcance tanto de hombres como de mujeres, pero son ahora ellas las que
como consecuencia de su liberación en otros terrenos, se han metido de
lleno en éste. Ellas abren el camino que luego ellos seguirán. ∆
LA MUJER NUEVA. PROYECCION SOCIAL
La liberación que está experimentando la
mujer en todo el mundo con respecto a sí misma tiene una traducción
directa en la vida social, en la economía, en la política internacional.
En todos los lugares del mundo surgen mujeres que aportan algo nuevo a su
entorno. Unas son caras conocidas; otras, la mayoría, son figuras anónimas
que realizan la labor de las hormigas: arañar las paredes de un mundo
masculino para que entre cada vez más un poco de lo femenino.
En
todo el mundo, las mujeres viven situaciones muy distintas. Las
circunstancias históricas, la religión, la situación económica, la
tradición social... marcan condiciones de vida diferentes según el lugar
donde habiten. Sin embargo es posible encontrar líneas comunes que hilan
un movimiento nuevo a escala global. El mundo en el que vivimos está
atravesando un proceso globalizador del que la mujer no vive ajena. Las
consecuencias de esa globalización tanto económica como de las
comunicaciones son múltiples. Una de las primeras es el crecimiento de las
desigualdades en todo el mundo, unas desigualdades que si bien en
Occidente pueden pasar un poco más desapercibidas, en los países en vías
de desarrollo causan auténticas catástrofes humanas. Los primeros
afectados son siempre los eslabones más débiles de la cadena, entre ellos,
las mujeres. Para empezar, parten en inferioridad de condiciones, sobre
todo, en los países del tercer mundo, donde el fenómeno de la emancipación
de la mujer lleva un siglo de retraso. Sin embargo, eso no impide que en
todos los lugares del mundo se perciba el rastro de un movimiento nuevo de
marcado carácter femenino, y especialmente en los lugares donde las
dificultades son mayores.
La primera
respuesta a la globalización la dieron las mujeres del tercer mundo.
"La mujer es la que primero reacciona. Yo
diría que las respuestas sociales que hay en el mundo van de la mano de la
mujer", comenta la periodista, y estudiosa del tema de la globalización,
Pepa Roma. Esta respuesta de las mujeres no es un fenómeno aislado, aunque
sí es un fenómeno desconocido, ya que no llama la atención de los medios
de comunicación. Por eso todo este movimiento que ya lleva un tiempo
desarrollándose y dando sus frutos ha pasado durante mucho tiempo
desapercibido. Ejemplo de ello es la trascendencia de las protestas
antiglobalización. La mayoría comenzamos a oír hablar de este fenómeno a
partir de las multitudinarias protestas que tuvieron lugar en Seattle, en
1999, cuando miles de jóvenes se lanzaron a la calle y lograron boicotear
la reunión anual del FMI. Sin embargo, no era algo nuevo. Llevaba mucho
tiempo gestándose de la mano de las mujeres. "En Seattle vimos las
protestas de los jóvenes occidentales -recuerda Pepa Roma-, pero la
primera respuesta a la globalización la dieron las mujeres del tercer
mundo. En la Conferencia de Pekín, en 1995, las mujeres de Africa
denunciaron ya las políticas del Fondo Monetario Internacional, y acusaron
a esas políticas de ser las causantes de guerras que se están presentando
como conflictos étnicos, pero que realmente esconden intereses económicos.
Esa denuncia del FMI y de la globalización no la volvemos a ver hasta
1999, en Seattle, con las mismas palabras y con la misma teoría. Fue lo
mismo que llevaron las mujeres africanas a Pekín en 1995. Es un aspecto de
la globalización de las mujeres".
Hay que
erradicar la mujer-diseño que queda como un florero en un partido
político. Las mujeres tienen que hacer oír su propia voz y asumir el
liderazgo. |
Ellas no sólo denuncian, sino que se ponen
en marcha. Aportan soluciones y se responsabilizan de llevarlas a término.
"Al mismo tiempo se van dando cuenta de cuáles son las condiciones en las
que viven, cuál es la política que están siguiendo sus gobiernos, a dónde
se van a trabajar sus hombres". Cada vez son más conscientes del sistema
en el que están inmersas, y se ponen a trabajar en soluciones creativas,
alzan la voz para denunciar situaciones y proponer, no sólo exigir,
cambios. Las mujeres son el antecedente en ese tipo de respuestas locales
de autosuficiencia, en la búsqueda de soluciones alternativas que más
tarde hemos visto en Porto Alegre. De la mano de las mujeres hay muchas
comunidades por todo el planeta que están ya buscando métodos de vida al
margen del sistema.
Justicia: el
sexto sentido
Las mujeres marcan también el
paso en otros terrenos. Por ejemplo, según señala la periodista Pepa Roma,
son las primeras impulsoras del concepto justicia. Y lo hacen en dos
vertientes, tanto desde la base social como desde las estructuras
judiciales.
Las hemos visto salir a la calle en el caso de las dictaduras
latinoamericanas. Son las mujeres las que empezaron a reclamar y pusieron
en marcha mecanismos que luego se han ido extendiendo por todo el mundo.
"Son las primeras que buscan testimonios, comisaría por comisaría,
jugándose la vida para saber dónde están sus hijos, o se ponen a dar
vueltas en la Plaza de Mayo. Si Garzón puede procesar a Pinochet es porque
hay mujeres que llevan muchísimos años jugándose la vida y recogiendo
pruebas. Luego entra en juego la justicia internacional, pero son las
mujeres de base las que han puesto en marcha el mecanismo. Son el
testimonio vivo de unas personas que no aceptarán otra cosa más que la
justicia y que está poniendo el dedo en la llaga de un tipo de democracias
que son falsas. Son las mujeres las que salen a pedir una democracia que
no sólo reconozca el derecho al voto, sino el derecho a la justicia. Si no
hay justicia no hay democracia". Y este fenómeno lo vemos repetirse en
distintos lugares del mundo, bajo circunstancias distintas. Detrás de
muchos de los casos de los que luego se hace eco Amnistía Internacional,
está el trabajo silenciado de mujeres que asumen todos los riesgos para
conseguir sacar a la luz información sobre la que luego se asentarán
muchas de las denuncias que permiten que entre en juego la justicia
internacional. "En el caso de las matanzas de Argelia, ellas consiguen los
informes que luego llegan a Amnistía Internacional, después de haber ido
a reclamar a su marido a su hermano o a su hijo a comisaría. Llevan los
testimonios bajo el velo, jugándose la vida. Yo lo he visto".
La carrera judicial también se ha visto muy enriquecida con la
participación de las mujeres, sobre todo en los últimos años. Valga el
ejemplo de nuestro país, donde hace dos décadas el número de juezas era
simbólico, y ahora ellas suponen el 80% de las nuevas promociones. La
justicia institucional. "Hay ahora mismo grupos de mujeres muy importantes
que están trabajando en el seno de las Naciones Unidas o en apoyo a
agrupaciones de juezas internacionales muy activistas que presionan
precisamente por la justicia internacional".
Feminismo:
pasos adelante
Desde que comenzó a ponerse en
marcha en el mundo occidental el movimiento por la liberación de la mujer,
a finales del siglo XIX de la mano de las primeras sufragistas, no ha
parado hasta nuestros días, aunque sí ha ido transformándose y adaptándose
a las nuevas circunstancias.
La lucha por la liberación de la mujer ha sido siempre positiva, en la
medida en que supone romper con las estructuras vigentes, creadas por y
para el hombre. "El feminismo occidental ha trabajado mucho por la
liberación de la mujer desde dentro, por su propia emancipación. Eso la ha
llevado a luchar contra todo lo que supone un agravio para la mujer, y ha
sido positivo. Pero las mujeres no pueden estar destinadas a defender sólo
causas de mujeres". Los pasos adelante pasan por ampliar la conciencia y
asumir retos más globales. La periodista Pepa Roma lo explica así: las
mujeres del tercer mundo, al enfrentarse a escenarios muy conflictivos, de
hambre, de guerra, se dan cuenta de que su situación no es producto sólo
de la discriminación de la mujer, sino de la discriminación del más débil.
Es en ese momento cuando las mujeres se hacen cargo de los problemas de su
sociedad, y dan respuestas sociales. Cuando defienden la justicia, no
defienden sólo la justicia por la igualdad de las mujeres, ni denuncian
sólo las desigualdades de las que es objeto la mujer, es decir, asume la
responsabilidad del mundo en el que vive.
"Yo creo que ese es un paso muy importante al que se va a tener que
incorporar la mujer occidental: asumir no solo las desigualdades de la que
es objeto sino empezar a liderar los procesos de cambio. No puede haber
sólo mujeres de diseño que quedan como un florero de un partido, sino que
las mujeres tienen que empezar a hacer oír su propia voz y a tomar el
liderazgo para aportar soluciones nuevas. Esto ya está ocurriendo en el
tercer mundo de una forma que aquí empieza a llegar ahora". ∆ |
FUSION OPINA
Existe una
verdad origen, y es la que nos abre la mente a la comprensión de un
Dios-Mujer, que creó a la Madre de la Humanidad y, como consecuencia, a
todos los hombres y mujeres.
Existe una verdad posterior, y es que algunos "Dioses menores" no
aceptaron la hegemonía de la mujer, de la naturaleza femenina, y se
rebelaron contra ella, otorgándole todo el poder al hombre y relegando a
la mujer al papel de esclava.
Pero en el interior de la mujer late la energía femenina esperando el
tiempo anunciado para salir al exterior y transformar con su poder el
orden de las cosas, porque el orden establecido por los "Dioses" y su
criatura preferida, el hombre, altera el diseño original de la creación y
destruye la vida.
Por eso, la responsabilidad de la mujer, ahora que su tiempo está
llegando, tiene que ver con el futuro de esta humanidad, con su victoria
sobre la oscuridad, con el descubrimiento del verdadero Dios y sus
consecuencias para las mentes y las libertades de los seres humanos.
Es evidente ya para todos que lo que ahora existe no funciona, que el
gobierno planetario del hombre sólo provoca dolor, sufrimiento,
injusticias, y es así porque está basado únicamente en la búsqueda
obsesiva del poder, de más y más poder.
Al mismo tiempo, la mujer trata de abrirse paso, muy lentamente muy
tímidamente. Además, muchas lo hacen bajo las reglas del hombre, con lo
cual no abren puertas, sólo hacen el juego a lo establecido.
Es necesario apoyarse en una fuerza mayor, más interna, más poderosa, una
fuerza que emana del convencimiento del propio poder de la mujer, de la
pérdida del miedo, del valor basado en la seguridad y en el
reconocimiento.
El planeta entero necesita ya a la mujer. Muchos hombres también reclaman
ya su presencia. Este es el tiempo tan soñado, tan esperado. Ahora sólo
hay que levantarse y ponerse a caminar. El camino, como dijo el poeta, se
irá haciendo paso a paso.
No será fácil, pero nadie podrá evitarlo, porque el esfuerzo estará
apoyado por la energía que emana del Dios-Mujer.
Descubrirla, identificarla, reconocerla, es la recompensa de cada una.
Utilizarla sabiamente, distribuirla, cambiar con ella el orden
establecido, es la responsabilidad de cada una.
El hombre, y todas las criaturas del Planeta, esperan por la liberación de
las hijas del Dios-Mujer.∆ |
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