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El Ventano

No era lo que nos faltaba, ahora que parece que lo de Gibraltar se arregla, salir todos a la calle con banderines y pancartas de: Perejil, español?

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MAS DE LO MISMO
POR ELENA F. VISPO

El mes pasado, por fin, se acabó la Presidencia Europea de las narices, y ya dejamos de ver a nuestro flamante Presidente codeándose con todos esos líderes mundiales importantísimos que, me parece a mí, le estaban llevando por el mal camino, perdiendo incluso las normas de urbanidad más elementales como no poner los pies encima de la mesa o beber la cerveza en vaso en vez de a morro cual vulgar adolescente de botellón.
En estas le veíamos cuando se acabó la Europresidencia, digo, y nuestro Presidente, descendido al nivel patrio volvió a la ídem -la patria- con la satisfacción del deber cumplido. Y además dejó al G-8 con el alma en un vilo cuando afirmó, cual Terminator cañí: volveré. Entonces a unos cuantos nos temblaron las rodillas pensando en las medidas que tendrá que tomar para situar a España al nivel de las mayores potencias mundiales. Porque para ponerse a su altura hay que ser, lo primero, muy cabrón. Vamos por buen camino, pues.
Pero lo que yo quería decir es que, efectivamente, el Presidente ha vuelto a los ruedos españoles. Con un despliegue de energía supersónica para demostrar que, tras el paréntesis europeo, está mejor que nunca. Total, a remodelar el equipo de gobierno, echar unos cuantos ministros, marear las carteras y oye, tan panchos. ¿Cómo era aquello de cambiarlo todo para que nada cambie?
Esa tesis ya la defendió, con resultados óptimos, Julio Iglesias con lo de la vida sigue igual, y en esta línea se ha puesto en marcha una especie de campaña de imagen que supera los mejores hitos del franquismo. Antes salía en el No-Do el dictador con unos salmones como vacaburras, y la gente aplaudía como si los hubiera pescado él. Como si tuviera mucho que ver la pesca a caña con dirigir un país. Y claro, no tiene que ver, por mucha caña que des. Por eso lo que necesitamos ahora no es un jefe de estado, sino a Superman. Y para eso tenemos al Presidente, que cuando se pone corre más rápido que Bush, que Maurice Green y que un guepardo, juntos. O eso dice (menos mal que los controles antidoping no llegan hasta las altas esferas). Pero la triste realidad es que para llevar el gobierno de un país nadie le pide que corra a la velocidad de la luz. Ni siquiera que juegue al paddel. Con que haga una política coherente con una mínima base social, ya nos vale, por lo menos a los que no somos del PP. Los demás, si quieren un milagro, que vayan a Lourdes, que le pongan una velita a Escrivá de Balaguer, o algo.
Pero hablando de paranormalidades y fenómenos inexplicables, ¿alguien sabría decirme por qué se montó una crisis internacional por un islote pelao que responde al improbable nombre de Perejil? Y digo por delante que no quiero hacer muchas coñas con el tema, porque en lo que puede derivar esto es para mí un misterio más insondable que la letra del Aserejé. Pero la cosa tiene bemoles: ¿No era lo que nos faltaba, ahora que parece que lo de Gibraltar se arregla, salir todos a la calle con banderines y pancartas de: Perejil, español? Pero si parece que estamos hablando del amigo de la gallina Caponata, por Dios, un poco de cordura. Dentro de nada tendremos a Coco en la tele explicándonos las bases de la desigualdad social: esto es arriba, esto es abajo, arriba, abajo.
Yo es que estoy desorientadísima, porque de repente la cantidad de noticias absurdas que pasan por el mundo es tal que no sé con qué quedarme. ¿Será el calor? No creo, porque este verano está haciendo un frío que pela, al menos donde yo vivo (para que luego digan que lo del cambio climático son pamplinas). ¿Será que Bush está de vacaciones y los despropósitos pueden salir todos de golpe, sin miedo a la competencia? Pues no sé qué decir.
Los marroquís plantan una bandera en cuatro peñas y lo que quiere decir es que están invadiendo España, así que las Fuerzas Armadas se movilizan en un momentín y van mandando una fragata, dos, unos helicópteros, algún avión que otro... Los aviones con cámaras infrarrojas y misiles no, porque están estropeados. Y los F-18 tampoco han podido ir, porque los están retocando y hasta el año que viene no serán operativos. Así que mandan los de hacer mapas, que si hay follón de verdad, no pueden disparar más que fotos. En momentos como éste es cuando se echa de menos a Gila, con toda el alma.
Los que estarán encantados con esto, digo yo, serán los militares de la vieja escuela, que creo que más de uno se quedó con ganas de decirles cuatro cosas a los moros. O sea, que volvemos a lo de Julito Iglesias o, para las quinceañeras de pro, su hijo (más de lo mismo) Enrique. Lo que está claro es que de Iglesias va la cosa, lo mires por donde lo mires.
Si pusiéramos a Coco de Europresidente, ¿estaríamos mejor? ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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