CRUZADA MUNDIAL
ANTITERRORISTA:
DERECHOS HUMANOS EN PELIGRO
Todo ha ocurrido muy rápido desde
aquel 11 de septiembre. Después de la tragedia, el miedo, la guerra, el
apoyo de los gobiernos mundiales en la lucha contra el terrorismo y las
medidas que cada uno de ellos adoptó, se empiezan a escuchar voces que
alertan sobre la situación de los Derechos Humanos en el mundo... antes de
que sea demasiado tarde.
Texto:
Mariló Hidalgo
Cruzada Mundial:
Poder Infinito
Estábamos disfrutando de la sobremesa
en aquel 11 de septiembre del 2001, cuando sin imaginarlo y gracias a los
adelantos de la tecnología, asistimos en directo y en tiempo real al
atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. Un ataque que ha
cambiado el mundo.
El dedo acusador, en un tiempo récord, señaló a un culpable: Osama Bin
Laden y el grupo terrorista que lidera, Al Qaeda. El presidente
norteamericano tardó un tiempo en reaccionar pero cuando lo hizo, dejó
clara su postura que -según sus palabras- recogía el sentir del pueblo
americano: había que encontrar a los culpables y hacerles pagar. No podía
llevar esto a cabo si no era a través de la cooperación internacional, así
que después de una rápida ronda de conversaciones con los dirigentes de
varios países, se puso en marcha una cruzada mundial para castigar a los
culpables y destruir núcleos conflictivos considerados fuentes de
terrorismo (por ejemplo, Irak). Este podría ser el primer paso para llevar
a cabo una idea que ya dejó caer George Bush padre cuando era presidente:
imponer un nuevo orden mundial basado en la supremacía absoluta de EEUU.
Es un programa que se desarrolla poco a poco, aprovechando la cooperación
internacional. Así, "desde el fatídico 11-S -señala el periodista del
Centro de Colaboraciones Solidarias, Juan Carlos Galindo-, EEUU incrementó
su presencia militar en el mundo en un 20% (300.000 soldados en 140
países). Aunque el argumento explícito es la lucha contra el terrorismo,
un análisis de la distribución de las tropas no deja lugar a dudas: la
Casa Blanca ha aprovechado la fachada de la operación 'Libertad Duradera'
para asegurarse una influencia decisiva en zonas estratégicas y controlar
las reservas naturales más ricas del mundo. Y aún va por más".
Lo que ocurrió a partir de ese momento es por todos conocido: una guerra
en Afganistán que prácticamente destruyó lo poco que quedaba de aquel
país; un Bin Laden huido no se sabe dónde; prisioneros sin derechos en la
base de Guantánamo; persecución implacable de integristas islámicos por
todo el mundo; miedo generalizado ante la amenaza de otros atentados en
diferentes partes del mundo; aprobación de leyes denominadas
antiterroristas que han despertado las protestas de los grupos defensores
de los derechos humanos; o el impresionante despliegue militar en el
planeta rodeado de todo tipo de apoyo logístico que permite a EEUU actuar
inmediatamente en cualquier parte del globo. Con todo ello, apunta el
periodista Galindo, "George W. Bush, republicano aislacionista, que llegó
a la presidencia de la única potencia planetaria con serias dificultades
para situar en el mapa cualquier país que no fuese el suyo, prepara ahora,
guiado por quienes fueron los directos colaboradores de su padre, la
intensificación del despliegue internacional norteamericano. El objetivo
es difuso, no así los intereses que se encuentran detrás de esta operación
global". El fin justifica los medios que se están poniendo en marcha.
Foto: (c) L. Boscardi. ACNUR |
Medidas antiterroristas: El método
Las medidas encaminadas a
identificar y poner en manos de los tribunales a los responsables de los
atentados del 11-S, suscitaron desde el primer momento mucha preocupación
entre los defensores de derechos humanos.
En enero, según el Informe 2002 de Amnistía Internacional (AI), a las
personas detenidas en Afganistán, Pakistán e incluso en otros lugares
lejanos al conflicto, se les trasladó al Campo Rayo X en la base naval de
la bahía de Guantánamo, Cuba. Una vez allí permanecieron en una especie de
"limbo legal", ya que se les negó la condición de prisioneros de guerra
así como otros derechos recogidos en los tratados internacionales. AI
intentó visitar a estos prisioneros, así como a los recluidos en el Centro
de Detención Metropolitano de Nueva York y les fue denegado el permiso.
El siguiente paso fue introducir por la vía de emergencia una nueva
legislación que pronto puso en peligro los derechos de los extranjeros en
EEUU. Así nace la Ley Patriótica por la que un extranjero puede ser
detenido sin cargo alguno por un "período razonable de tiempo" en caso de
"emergencia u otra circunstancia extraordinaria". Puede ser deportado sin
presentar antes ninguna evidencia ante un tribunal. Se permite a las
fuerzas de seguridad interceptar escuchas telefónicas, correos en Internet
de manera arbitraria. Obligan a las empresas proveedoras a entregar un
registro de actividad de sus usuarios, así como facilitar las direcciones
de aquellos que sean considerados "sospechosos", etc. "Esta ley", según
asegura la socióloga Sandra Gil en el Anuario 2002 del Centro de
Investigación para la Paz, "también autoriza a la infiltración de agentes
en organizaciones, propicia sentencias más amplias y castiga un mayor
número de delitos con la pena de muerte. Amparándose en estos cambios, el
FBI ha detenido a más de 1.200 inmigrantes, la mayoría procedentes de
Oriente Próximo. Algunos han permanecido encarcelados sin acceso a un
abogado y se les ha impedido contactar con sus familias. La mayoría han
sido arrestados por violaciones de la normativa de inmigración. Entre
otras cosas también se están investigando a organizaciones sociales o
grupos pacifistas, como Mujeres de Negro".
El informe 2002 de Amnistía Internacional señala que los acontecimientos
del 11-S fueron aprovechados por muchos países para hacer su propia
justicia. "Varios gobiernos se subieron al tren del 'antiterrorismo' y
aprovecharon el momento para incrementar la represión, socavar la
protección a los derechos humanos y reprimir la disidencia política: en
nombre de la seguridad, varios gobiernos se apresuraron a aprobar leyes y
otras medidas antiterroristas, como la detención indefinida sin juicio,
los tribunales especiales que se basan en pruebas secretas o las
restricciones culturales y religiosas, creando algunas veces sistemas de
justicia penal en la sombra".
Europa se apresuró a seguir los pasos del gigante americano. Empezó
Inglaterra que -según informa Sandra Gil- establece la posibilidad de
expulsar o detener de manera indefinida a sospechosos de terrorismo, para
lo que tuvo que dejar en suspenso artículos de la Convención Europea de
Derechos Humanos. Estas medidas ya se habían adoptado antes, en tiempos de
la Segunda Guerra Mundial, la lucha contra el IRA y en la guerra del
Golfo. Alemania sigue el ejemplo reintroduciendo viejas prácticas
empleadas en la lucha contra grupos armados locales en la década de los
setenta y mucho más efectivas en la actualidad debido al desarrollo
tecnológico. Normativas que incluso han restringido la libertad de
asociación religiosa para los grupos islámicos. Francia, amparando esta
lucha contra el terrorismo, permite el registro de vehículos sin orden
judicial y los cacheos en lugares públicos por parte de la policía y de
los servicios de seguridad privados. En Italia propusieron como medida de
precaución prohibir la entrada de ciudadanos de países musulmanes. En
España, según este mismo informe, el Ministro Rajoy señaló en diciembre
del 2001 que se había avanzado más en la lucha contra el terrorismo en
sesenta días que en las últimas décadas. El entonces Ministro de
Exteriores Piqué, aseguró que "el esfuerzo de la lucha contra la
inmigración ilegal es también el refuerzo de la lucha contra el
terrorismo". En sintonía con lo anterior, la cruzada anti-inmigrante ha
favorecido la puesta en marcha de la Operación Café, que incluye
identificaciones selectivas y controles semanales en los lugares de
encuentro de la población de origen colombiano y ecuatoriano, como forma
de lucha contra la delincuencia. La Operación prevé también la creación de
un fichero específico para los colombianos. El Sindicato Unificado de
Policía ha denunciado la medida como una práctica franquista (El País,
29-9-2001). El Consejo Europeo de Justicia e Interior, reunido en Bruselas
a principios de diciembre de 2001, alcanzó un acuerdo político sobre el
combate del terrorismo. Las medidas han sido criticadas por distintas
organizaciones sociales, ya que la propuesta original definía como
actividades terroristas varias acciones que pueden ser llevadas a cabo por
sindicatos u otras organizaciones sociales. La definición elaborada en el
artículo 1 podía encajar con cualquiera de las acciones organizadas contra
las reuniones de la UE o de organismos internacionales como el G-8, la
OTAN o la Organización Mundial del Comercio. Incluso se elaboró una lista
de organizaciones terroristas.
El director del Centro de Investigación para la Paz, Mariano Aguirre hace
una llamada de atención sobre este tema: "A partir de los atentados del
11-S se ha acentuado en el sistema internacional la tendencia a usar la
fuerza como método para enfrentar los problemas. Esto deja en un segundo
lugar el derecho y la cooperación. Todo se vuelve, de nuevo, simple: hay
Estados y grupos terroristas y EEUU lidera al mundo contra ellos. El resto
de los problemas y actores deben supeditarse a este esquema, que es
aceptado tanto por muchos Gobiernos como por grupos armados no estatales.
La fuerza vuelve a ser considerada la mejor respuesta para lograr la
seguridad y alcanzar objetivos políticos".
¿Seguridad o libertad?
George W. Bush volvió a repetirlo
hace muy poco, "Nuestra seguridad requiere transformar el Ejército para
que esté listo para atacar sin previo aviso en cualquier esquina oscura
del mundo. Nuestra seguridad requiere resolución por parte de los
estadounidenses, que deben estar preparados para acciones preventivas
cuando sean necesarias en la defensa de nuestra libertad y nuestras vidas"
proclamaba el presidente en un discurso ante los cadetes de la Academia de
West Point el pasado mes de junio (El País 3-6-02). La seguridad y el
empleo de la fuerza, el otorgar una carta en blanco al poder ejecutivo
para que ponga en marcha "medidas especiales" no es algo nuevo. "Las
reacciones siempre son las mismas -alerta el Magistrado Joaquín Navarro.
Ataca el terrorismo y te dicen que es necesario crear un derecho de
emergencia o de excepción para defendernos. Luego todo sigue el mismo
camino. Por un lado dejar manos libres a la policía; por otro, el Estado
está incómodo con las garantías jurídicas -que son la protección de las
libertades efectivas- y en cuanto puede, se deshace de ellas".
Ya empiezan a surgir las primeras alarmas entre los legisladores
americanos cuando han comprobado la "constante acumulación de poderes
federales" que está asumiendo el presidente Bush. Quien, siguiendo
fielmente lo que ha denominado "Plan de seguridad nacional", acaba de
proponer (El Mundo, 17-7-02) que se incluya al "Ejército en la lucha
antiterrorista dentro de EEUU (permitir que los militares se inmiscuyan en
la vida civil cuando tenían restringida su actuación a la defensa contra
enemigos extranjeros)".
Este control también ha llegado a los medios de comunicación y periodistas
críticos. "Nos han dicho -señalan los intelectuales y artistas
estadounidenses contrarios a la guerra en un comunicado- que el mero hecho
de plantear preguntas sobre estos terribles sucesos, rozaban la traición.
No debía haber debate alguno. La única respuesta posible era la guerra en
el exterior y la represión dentro de casa. En nombre de todos los
americanos, el Ejecutivo ha usurpado constantemente los papeles y las
funciones de las otras ramas del Gobierno. Una orden ejecutiva ha puesto
en funcionamiento los tribunales militares. Una firma presidencial basta
para definir como 'terrorista' a un determinado grupo de personas".
Cuestión contra la que se rebelan dichos intelectuales: "Nos negamos a que
se hable en nombre de todos los estadounidenses. No entregaremos nuestras
conciencias a cambio de una nueva promesa de seguridad"(1).
Amnistía Internacional llama también la atención sobre esta cuestión en su
Informe 2002: "No debemos dejar que venza el miedo. No debemos permitir
que las libertades fundamentales salgan perjudicadas o deterioradas y que
prevalezca la intolerancia. La seguridad no puede ni debe tener
preferencia sobre los derechos humanos. El mayor peligro para éstos se
produce cuando se permite que los intereses políticos y económicos guíen
el programa de trabajo sobre derechos humanos. No pueden subordinarse los
derechos humanos a la seguridad, ni la justicia a la impunidad". Respetar
los derechos humanos es la mejor manera de promover la seguridad, y con
ello poder garantizar que sean unos derechos efectivos para todos, sin
distinción de raza, país o religión.
El Observatorio Europeo de Fenómenos Racistas y Xenófobos (OEFRX) en un
estudio que realizó en la UE después de los ataques terroristas del 11-S
habla de un "recrudecimiento de las hostilidades y un incremento de los
ataques verbales y físicos hacia musulmanes tanto en grupos como de forma
aislada" en un nuevo fenómeno que ellos denominan "islamofobia". Aseguran
en ese mismo informe, "que la población europea ha desarrollado
globalmente un sentido más agudo del miedo, exacerbando así prejuicios
antiguos e incitando a la violencia, ya sea a través de agresiones o
prácticas de acoso".
¿Y si la historia fuera otra…?
A pesar de la censura llevada a
cabo por EEUU y denunciada por muchos intelectuales y críticos -que en su
momento fueron acusados de "terroristas"-, los hechos y las informaciones
posteriores al 11-S dieron la vuelta al mundo e hicieron pensar a mucha
gente dentro y fuera del país.
Juguemos precisamente a eso, a pensar. Y hagámonos eco de esas opiniones
disidentes que tanto se están empeñando en ocultar y desacreditar.
Una de las primeras reflexiones la encontramos precisamente en las páginas
de nuestra revista: "Juguemos a pensar mal" en la sección de
Ventana Internacional, firmado por Miguel Coppa (Fusión, nº98. Nov.2001).
Reproducimos aquí parte de aquellas reflexiones: "Hace años, gobernaba el
poderoso EEUU un tal Bush. Su sueño era crear un nuevo orden mundial
liderado, cómo no, por los EEUU. Su obsesión por dicho sueño era tal que
continuamente lo repetía en sus discursos y entrevistas. Y hete aquí que
en pleno mandato suyo, un tal Sadam Hussein invade Kuwait en una extraña,
inexplicable e inverosímil acción repentina de guerra santa. Como si fuera
la señal enviada por el cielo que Bush esperaba, su poderoso ejército se
puso en marcha para restituir el orden en la zona, "liberar" a Kuwait,
demostrar al mundo su autoridad y, de paso, dar un primer impulso a su
liderazgo y a su proyecto de marcar el ritmo de todos los demás países.
Las cosas no salieron como se pensaba pero EEUU siguió en la zona, y de
momento no le interesó derrocar, capturar o quitar de en medio a Sadam.
¿Por qué?
Bush padre sale de escena -al menos eso parece-, y después del paréntesis
Clinton, empuja a la presidencia a su hijo Bush. En realidad podríamos
decir que desde que abandonó la presidencia, Bush padre estuvo preparando
su sucesión, rescatando a su hijo de la bebida, y preparándole el camino
hacia la Casa Blanca, cosa que consigue en las últimas elecciones de una
forma extraña, rocambolesca y un tanto sospechosa.
Al final, Bush padre gobierna a través de su clon. Y lo primero es colocar
en el equipo de su hijo a sus más inmediatos colaboradores, a su grupo
fiel, también obsesionado con la supremacía yankee en el mundo. Los
primeros pasos del nuevo gobierno Bush destacan por desmarcarse de todos
los compromisos mundiales en temas como medioambiente, política
internacional, ayudas al Tercer Mundo, etc. En el fondo no quiere estar
atado a compromisos con nadie, quiere marcar su propia ley. Y llega el
gran momento. Ataque a las Torres Gemelas, impacto al sentimiento
colectivo mundial, puerta abierta al todo vale.
Bush hijo, aconsejado por Bush padre, lanza al mundo una serie de mensajes
perfectamente estudiados que se resumen en uno: "quien no esté con
nosotros estará contra nosotros". En realidad Bush quiere las manos libres
y la cooperación total de todos, sin condiciones. Quiere ser líder mundial
en una cruzada -supuestamente contra el terrorismo-. Pero primero, -no
olvidemos que estamos jugando a pensar mal-, EEUU y CIA entrenan a Bin
Laden, ayudan a los Talibanes a hacerse con el poder, les facilitan armas
y dinero. Segundo, los EEUU sabían que iba a haber un gran atentado.
Tercero, no hubo intervención del Ejército hasta que el tercer avión se
estrelló. Cuarto, la reacción yankee se demora mucho tiempo. Quinto, los
EEUU atacan Afganistán, el campo de batalla ideal, un país destruido y
gobernado por un régimen al que todo el mundo quiere ver desaparecido.
Sexto, Bin Laden al igual que ocurrió con Sadam, no es capturado. Séptimo,
Bush recuerda a todos que la guerra va a ser muy larga con lo que está
pidiendo un cheque en blanco a largo plazo: gobernar el mundo, todos a sus
pies, imponer su orden mundial... ¿Puede ser posible que toda esta
historia se la haya montado, creado, el grupo Bush padre para, apoyándose
en el impacto sentimental, tener de una vez por todas el mundo a su
servicio, las manos libres y la disculpa para realizar su sueño?". Esta
teoría, publicada dos meses después del atentado, parecería arriesgada.
Pero con el tiempo parecen haber surgido seguidores.
Hamlet Herman publica en el digital independiente La Haine un
artículo titulado "EEUU: Secretos del poder", en él hace la
siguiente reflexión: "Ahora que la cantidad de civiles inocentes muertos
en Afganistán debido a los bombardeos de EEUU ha sobrepasado la cantidad
de víctimas del ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono.
Ahora que Israel ha violado todas las normas de convivencia humana con sus
agresiones contra el indefenso pueblo palestino y las víctimas se cuentan
por millares.
Ahora que se mantiene en vilo a la humanidad por la probabilidad de una
guerra atómica entre India y Pakistán.
Ahora que EEUU amenaza con atacar unilateralmente a varios países por
considerarlos fuentes del terrorismo.
Ahora que se organiza un Plan Colombia que podría degenerar en un
conflicto regional sudamericano.
Ahora que el presidente W. Bush anuncia la creación de un megaministerio
antiterrorista con plenos poderes para actuar. Ahora que todo eso ocurre
tenemos que volver a preguntarnos si los dueños del mundo ¿no habrán
tenido anticipadamente la información sobre los ataques del 11 de
septiembre de 2001 y consideraron que era mejor para sus intereses que
esos ataques les dieran la excusa para desatar el demonio de la guerra por
todo el planeta?".
Con otro tipo de reflexiones pero en la misma línea ve la luz un libro que
nada más salir se agota en las librerías de Francia, país en el que
primero se publica. Hablamos de "La gran impostura" del periodista
francés Thierry Meyssan. En el libro, el autor asegura que el cuarto y
último avión que terminó su ruta en el Pentágono, es una "total fantasía",
que ese vuelo jamás existió. Para Meyssan, "las autoridades
norteamericanas trataron de hacer creer que la destrucción de una de las
alas del Pentágono fue provocada por un boeing. Esa mentira sirvió para
esconder que el atentado fue perpetrado por personas autorizadas a
circular dentro del recinto del Pentágono. Insinúa que los ataques no
fueron llevados a cabo por Osama Bin Laden sino por altos responsables
civiles y militares de EEUU relacionados con la extrema derecha, que
actúan como un poder en la sombra. Tendrían como objetivo obligar al
presidente George W. Bush a relanzar el gasto militar norteamericano, y
también hacerse con el control y la producción de hidrocarburos en el Mar
Caspio. Este grupo de poder estaría íntimamente relacionado con las
grandes multinacionales de la energía -grandes beneficiarias de todo este
conflicto-.
Libros, artículos, opiniones sobre lo acontecido aquel 11-S han visto la
luz en este tiempo. Entre ellas y apoyándose en diferentes evidencias,
varias coinciden en señalar que habrá que seguir buscando y observando
todo lo que ocurre porque aquí "hay gato encerrado". Hay antecedentes
históricos en EEUU, como asegura James Petras, que demuestran la facilidad
de Washington de "fabricar crímenes" para justificar guerras.
Cada uno que piense lo que quiera. ∆
(1) HUMAN RIGHTS WATCH en su informe anual señala cómo la campaña
contra el terrorismo liderada por EE.UU. "está inspirando ataques
oportunistas contra las libertades civiles en todo el mundo".
PARA MAS INFORMACION: -Anuario del Centro de Investigación para la
Paz-2002, "De Nueva York a Kabul", CIP-FUHEM (Icaria Editorial). C/Duque
de Sesto, 40. 28009 Madrid. E-mail:
cip@fuhem.es . Tfno 91 576 32 99 • Informe 2002 de Amnistía
Internacional: "Ahora que es hora de saber" • "Cien preguntas sobre el
nuevo desorden mundial", de Carlos Taibo (Punto de lectura) •
www.rebelion.org •
www.lainsignia.org •
www.hrw.org/spanish •
www.lahaine.org •
www.elpais.es •
www.elmundo.com •
www.ecoportal.net |