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El Ventano

 

Uno no llega un día y dice: como tengo un local voy a montar un servicio de citas, pero en fino y en moderno. No. Para eso hay que pensar. Con el culo.

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LA GENTE SE ABURRE
POR ELENA F. VISPO

El uno de enero un par de tipos se pusieron a hacer cola en un cine de Estados Unidos (dónde, si no) porque quieren ser los primeros en comprar las entradas para ver El ataque de los clones, la segunda parte de La Guerra de las Galaxias, que se estrena en mayo. De enero a mayo. En el aparcamiento de un cine. Y para más coña se han montado una página web para quien le interese lo que hacen en la cola durante esos cinco meses, que ya me dirás lo que pueden hacer, más que aburrirse. ¿Es que no se aburrían suficientemente en sus casas? ¿Es que no trabajan? ¿No tienen que ir a clase? ¿No tienen unos padres, unos amigos que les digan algo? Y encima hay quien les apoya, porque supongo que alguien les hace la compra y les lava la ropa.
Dios le da pan a quien no tiene dientes. Estos tienen tiempo de más para dejárselo en chorradas, y luego hay quien no puede permitirse perder un minuto. Ni siquiera si se trata de conocer al amor de tu vida. En Londres se han puesto de moda las hurry dates (literalmente, citas con prisa), en las que vas a un pub, te apuntas en una lista y te sientas a tomar una copa. Y a partir de ahí van pasando por tu mesa un montón de tíos que tienen cinco minutos cada uno para convencerte de que son el mejor partido para ti. Cuando acaba la noche tú escribes en un cartón de puntuaciones los chicos que te han molado, y si ellos te han puesto a ti, la organización os facilita vuestros mutuos correos electrónicos. Así, si luego no fluye el rollito cibernético, no tenéis por qué perder el tiempo en veros. Y si resulta que hay arreglo, pues qué bien, igual hasta termináis pasando por la vicaría y teniendo una prole abundante. Lo ideal, vamos.
Yo lo que creo es que la gente se aburre. Porque para decir: oye, pues estoy pensando que me voy a ir a hacer cola al cine a ver si compro unas entradas para dentro de medio año. Para decir esto, insisto, hay que pensar. Hay que ser rarito y pensar. Y te dicen: pero si faltan meses, tía. Y tú: bah, total no tengo nada mejor que hacer. Y si llegas a esta conclusión, tienes pocas opciones más que éstas: o te pegas un tiro o te vas, efectivamente, a la cola del cine. Y así te aburres llamando la atención, por lo menos.
Y lo mismo para el avispado inventor de las hurry dates. Lo único que explica que alguien llegue a semejante idea es un exceso insano de tiempo libre. El que se le ocurrió, digo, no los pobres desgraciados que para una noche que tienen no se les ocurre otra cosa mejor que ir a hacer el pardillo en un pub-alcahuetil. Que ya les vale. Pero lo del inventor es para un estudio psicológico en toda la regla. Porque uno no llega un día y dice: como tengo un local voy a montar un servicio de citas, pero en fino y en moderno. No. Para eso hay que pensar. Con el culo.
Pues así vivimos, manda nabo. Cuentas con cinco minutos y un e-mail para encontrar al padre de tus hijos y luego si quieres ir a ver una película te tienes que tirar cinco meses en la cola. ¿No podría comprar las entradas por internet, de paso que voy a chatear con el semental que me ha tocado en suerte en el pub? (Y, ya que estoy, le echo un ojo a la web de los pirados de Star Wars, a ver si se han muerto por congelación o por actividad cerebral nula). Aunque igual si invito al apresurado pretendiente al cine se acaba el problema, porque tendríamos tiempo de sobra para conocernos.
Estas cosas a mí me producen una mezcla de envidia y estupor. Envidia porque, ya lo he dicho, hay que tener una imaginación galopante para llegar a estas ideas. Y estupor, porque cuánto potencial desaprovechado con chorradas. Luego cuatro intelectuales hablan de crisis de valores y la gente se escandaliza.
Pero a base de pensar en lo banal se me ha ocurrido una idea fantástica. ¿Por qué no mandamos al 90% de los dirigentes mundiales a hacer cola para la tercera parte de El Señor de los Anillos, que sale en diciembre de 2003? Con eso, y con que los demás enfoquemos toda esa capacidad hacia cosas un poquito más importantes, algo mejor hacíamos. Seguro.
(Por cierto, Jose María, George, Tony, Ariel y compañía: ya que estáis por ahí, ¿seríais tan amables de pillarme un par de entradas? A ver si así hacéis algo útil, majetes) ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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