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"La gente empobrecida o el trabajador temporal de cualquier país sabe que lo que se propuso en el Foro de Nueva York no funciona. Es más de lo mismo."OTRO MUNDO ES POSIBLE

Globalizar de otra manera, donde se tengan en cuenta los Derechos Humanos como punto
de partida, es posible. Así lo creen los participantes del Foro de Porto Alegre, que propusieron dejar
las críticas de lado y formular propuestas concretas. Con el pacifismo como bandera, es hora de pasar a la acción.

Foto: (c) Intermón-OXFAM

Desde nuestro país acudieron representantes de Intermón-OXFAM, ya que su grupo OXFAM Internacional era uno de los financiadores de Porto Alegre y además estaban convencidos de que ése era su lugar. Como afirma José Mª Vera, del Departamento de Estudios de Intermón, había tres razones para estar: "Contribuir con contenidos, forjar alianzas y escuchar, aprender e impulsar nuevas líneas según los caminos que se están marcando ahora".
-Porto Alegre propone otra globalización que se basa en los derechos fundamentales de todo ser humano, ¿cuáles serían las propuestas concretas?
-Yo creo que de Porto Alegre, con el tiempo, tiene que salir "la alternativa", una alternativa global cuajada. Pero más bien este año se ha puesto énfasis en las alternativas a niveles intermedios, que no forjan la alternativa global pero hacen propuestas muy concretas en temas de mucha envergadura, como son el comercio internacional, el agua, la educación, la seguridad alimentaria, la deuda externa, los conflictos... Y en cada ámbito sí hay propuestas: en cuanto a deuda externa, se pide la cancelación de la misma, para que los recursos se liberen para la lucha contra la pobreza; en gobernabilidad vemos la necesidad de que el mercado no sea el protagonista al que se le deja fluir, sino que haya un control político, democrático y participativo a diferentes niveles; hay que cambiar las reglas del comercio internacional que impone la liberalización a los países pobres, mientras nosotros cerramos y protegemos nuestros mercados...

-El lema de Porto Alegre fue "Otro mundo es posible", ¿puede convivir ese mundo con el que se defendía en la cumbre paralela de Davos, que se realizó en Nueva York?
-Ahora mismo hay una distancia muy fuerte. El problema está en la práctica y lo que se propone en Nueva York es más de lo mismo, que todos sabemos que no funciona. Lo sabe la gente empobrecida o el trabajador temporal de cualquier país. Su retórica no encaja con la realidad, y si realmente tuvieran la voluntad de luchar contra la pobreza, cambiarían algunas de sus posiciones políticas, cosa que no hacen.

-En el Foro Social Mundial (FSM) se propuso como método de lucha el pacifismo...
-El FSM tiene pocos documentos propios, pero uno de ellos es una carta de principios en la que se rechaza de forma explícita toda forma de violencia. Por tanto no son bienvenidos grupos que amparen, auspicien o propongan formas violentas de lucha. De hecho las FARC se dejaron caer y claramente se les dijo que ése no era su sitio. Por tanto eso no es un debate, aunque la no violencia puede tomar ya muchísimas formas: la desobediencia civil, las campañas, diferentes maneras de presión ciudadana...

-Un cambio importante fue que en el Foro se intentó pasar de las críticas a las soluciones, pero luego ¿qué poder real tiene el FSM a la hora de llevar a la práctica el cambio?
-Yo estoy bastante asombrado de esta segunda edición del Foro y la repercusión que ha tenido en los pensadores, básicamente de la izquierda, pero no solamente. Y la influencia en el pensamiento es muy alta, basta que tomemos como ejemplo que la deuda externa no era un problema hace seis años para el Banco Mundial del Fondo Monetario, como ellos han dicho explícitamente.

-¿Crees entonces que es importante que las ONG tiendan puentes con políticos comprometidos para aterrizar nuevas propuestas?
-Sin lugar a dudas, aunque también hay diferencias tácticas muy respetables. Hay activistas que entienden que no hay que entrar en un diálogo y hay ONG, como es nuestro caso, que creemos que el diálogo con partidos y grupos políticos con una voluntad de cambio es muy necesario, porque es la forma de poder llevar todo a la práctica. Y no se está planteando una sustitución sino una vía de participación más profunda de la ciudadanía activa, comprometida, que reta al medio político tradicional a ser flexible y permeable a lo que le viene de esta sociedad con un gran activismo.
/ Marta Iglesias

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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