Foto:
M.A. Oliva
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Un estudio reciente de UNICEF pone de manifiesto que en España los
menores también trabajan. 170.000 chavales dejan sus carteras al llegar
del colegio y se disponen a realizar tareas domésticas, a trabajar en
talleres, en el campo, con el ganado o la pesca, o dedicarse a la venta
ambulante, fundamentalmente. Las situaciones tercermundistas no quedan tan
alejadas de nuestras casas.
Texto: Marta Iglesias.
Es
necesario aclarar los mitos sobre el trabajo infantil, no es cierto que
sea un problema exclusivo de los países en vías de desarrollo: los
niños y niñas trabajan también en los países industrializados. Es
necesario por tanto poner en práctica políticas de infancia dirigidas a
combatir esta realidad". El que habla es Francisco González Bueno,
Vicepresidente de UNICEF-Comité Español y el encargado de hacernos ver
más de cerca este problema.
-170.000 menores trabajando en España es una cifra sorprendente para
un país occidental, ¿qué denota esto?
-Los resultados del estudio ponen de manifiesto que el trabajo
infantil no es un problema grave en España. Los porcentajes no son
alarmantes pero sí preocupantes, no podemos obviar la existencia de un
buen número de niños y niñas en España que dedican un tiempo excesivo
a trabajar, la mayoría lo hacen en colaboración con sus familiares, y
fundamentalmente en tareas domésticas que deben ser consideradas también
como una forma de explotación.
-Cuando pensamos en trabajo infantil nos imaginamos a menores en venta
ambulante o inmigrantes recogiendo fresas. Pero, ¿qué
otros ejemplos hay bajo lo más evidente? ¿Trabajan más los niños
pertenecientes a minorías étnicas?
-Del total de niños y niñas que trabajan según este estudio, la
mayor parte lo hace en tareas domésticas, un 3,49% Este tipo de trabajo
es el más habitual hoy en España, además los resultados demuestran que
el trabajo doméstico es mayoritariamente realizado por las niñas. El
resto de las modalidades de trabajo tienen un peso muy inferior; hablamos
del trabajo en negocios y comercios, venta ambulante, tareas agrícolas y
ganaderas, y trabajo en talleres y fábricas. Los niños y niñas
pertenecientes a minorías étnicas o población inmigrante en
dificultades socioeconómicas pueden ser población de riesgo, así como
los niños y niñas que abandonan de forma precoz la escuela.
-Tomando como ejemplo las tareas domésticas, ¿cuándo es una ayuda y
cuándo puede considerarse que ha pasado a ser un trabajo?
-El estudio utiliza un criterio temporal para distinguir entre los
dos conceptos. Consideramos trabajo las actividades que realizan los
niños y niñas durante tres o más horas diarias cinco días a la semana,
y ayuda las desarrolladas en menos de tres horas. La ayuda ligera en
tareas familiares forma parte de la educación informal y es muy adecuada
para el desarrollo y aprendizaje de los niños y niñas y para fomentar su
responsabilidad, pero la repercusión de estas actividades sobre el
desarrollo del niño es el factor clave para determinar cuándo el trabajo
infantil se convierte en un problema. El trabajo infantil es incompatible
con la satisfacción de las necesidades infantiles básicas universales,
especialmente en lo que se refiere a la educación formal, el juego y el
tiempo para el ocio, derechos que la Convención reconoce a todos los
niños y niñas. Los resultados del estudio reflejan también una
correlación entre el nivel de trabajo infantil y el rendimiento
académico.
Foto: Save the Children
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-Muchas veces los niños trabajan a causa de la situación de pobreza
que viven sus familias. ¿Dónde habría que actuar para que
esa situación cambiara?
-El trabajo infantil es un problema complejo que no responde a una
sola causa. Los tres factores claves son la explotación de la pobreza, la
falta de una educación adecuada y las expectativas tradicionales.
Situándonos en el contexto español, la estrategia para acabar con el
trabajo infantil debería ir dirigida a destacar el papel de la educación
en el desarrollo de los niños, potenciar el apoyo a las familias con
menos recursos, desarrollar campañas de sensibilización dirigidas a
familias, y trabajar para promover y potenciar los derechos de los niños
y niñas. También es importante que el sistema educativo tenga
flexibilidad para adaptarse a la realidad de los niños inmigrantes,
favoreciendo su integración, y que incluyan el aprendizaje de habilidades
útiles para el contexto sociocultural actual. Por último, es importante
que se cumpla la legislación, que existe y es muy clara. ∆