
Para caminar
hacia la libertad lo primero que la mujer tiene que aprender es a decir
no. No al chantaje sicológico, a ser mujer objeto, a la superficialidad,
a seguir haciéndose la débil, a la comodidad, a la rutina, a las
bofetadas, a los insultos, a la explotación, a la violencia, al sumiso
silencio. |
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CARTA A UNA AMIGA
POR ELENA G. GOMEZ
Querida
amiga: Tu carta ha sido muy especial. Hacía años, desde que éramos
pequeñas, que no te sincerabas tanto conmigo, y ese ha sido el mejor de
los regalos, el haberte quitado la máscara y abrir tu corazón.
Entiendo lo que estás viviendo porque, aunque de otra forma, yo también
lo viví, pero aunque te parezca muy duro te aseguro que es lo mejor que
te ha pasado. Sí, ya sé que ahora no piensas lo mismo pero, de verdad,
lo mejor es descubrir que llevan mucho tiempo engañándote.
¿Te hace sentir gilipollas? Pues sí, ante eso no puedo decirte nada,
pero te aseguro que más vale tarde que nunca y tú, querida amiga, tienes
mucho tiempo por delante.
Lo primero que debes comprender es que tú no te has equivocado en nada,
tú viviste tal y como te enseñaron, fuiste una buena hija, una fiel
esposa y una amante madre, pero eso no es suficiente, no es lo máximo
para una mujer, no es el todo, y por eso ahora te sientes desnuda, vacía,
sola, pero sobre todo engañada.
Tienes que entenderlo, lo que vives es un problema que viene de muy
atrás, viene en nuestros genes, es lo que ahora podemos cambiar.
¿Te acuerdas de aquellas clases de moral?...,"una mujer que se
precie debe ser silenciosa, sumisa, sacrificada, abnegada, etc.
etc.", eran auténticas comeduras de coco, más, mucho más
destructivas que una secta, pero bendecidas por la santa madre iglesia. Y
del peso de esas "virtudes" no nos libramos ninguna, ni siquiera
las más liberales.
Sí, reconócelo, nos llenaron la cabeza de mentiras, de príncipes
azules, de vidas felices y cómodas, de castillos en el aire.
Pero tú, mi querida amiga, estás en ese momento mágico donde debes
decidir si sigues tapándote los ojos y sigues la corriente de las
mentiras y continúas en el juego como si no pasara nada, como si fueses
feliz, como si todo estuviera bien o, por el contrario, te lanzas, eres
valiente y empiezas a mirar dentro de ti, a ver lo que realmente
necesitas, a dejar de ser la última en todo, la que no tiene derecho a
ser feliz.
Sí, es cuestión de valor, muchísimo valor, porque te aseguro que lo que
vas a descubrir no te gustará nada. Es muy duro, y muy pocas mujeres son
capaces de aceptarlo, porque vas a encontrarte con que tienes una imagen
de ti que no es real, y ver la verdad es duro.
Una de las mentiras más duras que descubrirás es que en realidad nunca
amaste de verdad.
Sí, ya sé que no estás de acuerdo, ya te lo advertí, es muy duro,
sólo es para mujeres valientes, aún estás a tiempo de romper esta carta
como si no la hubieras recibido.
¿Quieres seguir? Pues, continuemos.
Antes te decía que la mujer ha sido víctima de una educación que viene
desde atrás, muy atrás en el tiempo, pero lo que nadie pudo controlar en
la mujer fue su inteligencia y astucia, así que, a pesar de haber sido
dominada, esclavizada e ignorada, la mujer siempre se hizo un lugar en
todo, ¿cómo? por medio de lo único que la mujer posee y que el hombre
desea: su cuerpo.
Sí, no me digas que no y si no lo crees así respóndete, ¿cuántas
veces le diste a tu marido lo que pedía porque te interesaba tenerle
contento?,y ¿cuántas veces fingías tus dolores de cabeza para así
poder castigarle?.
Reconócelo, es un juego que a las mujeres les gusta mucho jugar,
"Ahora me apetece y juego, ahora no me apetece y déjame en
paz". Dime, ¿cuánto amor hay en ello?.
Me decías en tu carta que ahora querías ser de verdad libre, y te creo,
de hecho ya diste el primer paso, pero la libertad de una mujer es como
subir por una escalera, hay unos primeros peldaños que son sencillos,
pero hay otros muchos que requieren mucho valor, fuerza y sobre todo
voluntad.
Para caminar hacia la libertad lo primero que la mujer tiene que aprender
es a decir no. No al chantaje sicológico, a ser mujer objeto, a la
superficialidad, a seguir haciéndose la débil, a la comodidad, a la
rutina, a las bofetadas, a los insultos, a la explotación, a la
violencia, al sumiso silencio.
Pero sobre todo tiene que aprender a soñar a la mujer, a la mujer libre,
a la mujer que no depende del hombre para hacer sus conquistas, que no
vive encadenada a la familia como lo único que posee en su vida.
La mujer del futuro es una mujer inteligente, que conoce lo que quiere,
que lucha por las personas que la rodean, que camina de la mano de otras
mujeres a las que dejó de ver como adversarias para convertirlas en
auténticas compañeras.
El momento histórico que nos ha tocado vivir, amiga mía, pone a la mujer
ante una de las conquistas más importantes, ahora a la mujer le toca
demostrar que su libertad no depende de nadie, sólo de sí misma, y para
ello tendrá que aprender a ser valiente como la guerrera que descubrió
que su batalla está dentro y fuera de ella. Tendrá que ser generosa como
una auténtica madre, liberándose del amor posesivo y egoísta para nacer
al auténtico amor, el que da y no pide.
Tendrá, querida amiga, que sentirse niña, sentirse pura, sencilla,
alegre y llena de ilusión, y con todo ello permitir que la mujer nueva
surja, esa mujer que desea pasar la puerta y entrar en otra forma de vida.
Sueña, sueña con la mujer libre, con la mujer que paso a paso se está
gestando, con la mujer que no teme la soledad, con la mujer que da la mano
a otras mujeres porque ahora, más que nunca, necesitamos estar unidas
para crear a la nueva mujer. ∆
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