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LA ULTIMA GUERRA
El conquistador siempre se cree
en posesión de la verdad, de lo mejor, de lo necesario.
Eso hace que sus genocidios sean razonables, es más, incluso
necesarios.
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Si algo tienen de bueno estos momentos
especiales que vive nuestro planeta, es que sirven para reflexionar mucho
más a fondo sobre cuestiones que, normalmente, y en la tibieza de la vida
cotidiana sin grandes sobresaltos, no se tienen en cuenta.
Y es precisamente ahora, cuando comienza una guerra diferente, que tiene
todos los síntomas de ser la última, y no porque la raza humana se vuelva
cuerda de repente, sino porque no va a terminar hasta que todos se
destrocen, es precisamente ahora cuando uno reflexiona sobre la evolución
de la especie humana.
Entonces, inexorablemente, surge una pregunta. ¿Ha evolucionado algo el
hombre en la historia de su existencia sobre el planeta?
Muchos dirán que sí, que es evidente, pero eso será si se refieren a
evolución tecnológica, no humana.
Oyendo estos días las razones de los unos y los otros, asistiendo a las
reacciones de los pueblos, observando la fuerza de las religiones, su
dominio sobre las mentes, sobre la cordura, sobre la lógica, resulta
imposible pensar que sí, que ha habido evolución.
Por razones que sería un poco complejo explicar aquí, en esta humanidad
anida el virus de la guerra. Es más, está demostrado que si hubo evolución
tecnológica fue debido a las guerras y a los estudios, investigaciones,
que hubo para conducir a unos u otros a la victoria final. Gracias a ello,
después de cada guerra importante la humanidad dio un impulso, y mientras
el científico no se detenía, el humano, sin embargo, se estancaba y se
olvidaba.
Los horrores nazis hicieron mella muy fuertemente en lo más profundo de
las personas, aún hoy se utilizan como símbolo de la degradación que el
ser humano puede alcanzar con el ser humano.
Sin embargo, eso no significa que no se sigan cometiendo los mismos
atropellos, las mismas barbaridades, los mismos genocidios. Hitler lo hizo
en nombre de una raza pura. Bush alega ahora cruzada en pro de la
civilización. Los musulmanes, los talibanes, hablan de guerra santa contra
el infiel.
Cambiaron los tiempos, no las razones. Los griegos, los romanos, los
persas querían conquistar el mundo para "civilizarlo", para imponer con la
espada sus culturas.
El conquistador siempre se cree en posesión de la verdad, de lo mejor, de
lo necesario. Eso hace que sus genocidios sean razonables, es más, incluso
necesarios.
La guerra que ahora empieza se va a cobrar un increíble número de
víctimas, la inmensa mayoría inocentes de todo, culpables de nada. Pero
esas víctimas no saldrán todos los días en los telediarios, como las de
las torres gemelas, porque son las víctimas de la "justicia", la
"justicia" del justiciero herido y cabreado.
El hombre es un animal de guerra que sueña con la paz, pero que en el
fondo aún no la desea del todo, porque en la paz sólo se crece con la
inteligencia y la creatividad al servicio de los demás, mientras que en la
guerra el más tonto puede llegar a general. Sólo tiene que matar mucho.
Y si ahora hay guerra, no es porque haya ocurrido un atentado en Nueva
York, no, es porque se estaba buscando, porque se estaba necesitando,
porque existe una cultura para la guerra, porque existe una industria, la
más lucrativa, para la guerra, y, sobre todo, porque aún existe odio en
los corazones, porque aún existe miopía, porque aún existen religiones que
espolean el fanatismo, porque el modelo de democracia que existe es una
mierda porque permite que llegue a presidente un individuo impuesto por
las multinacionales, no por el sentido común del pueblo.
Si algo tiene de bueno esta guerra que comienza, además de ser la última,
es que va a dejar destapados todos los culos, va a destrozar todos los
valores, las creencias, los sistemas. Va, en suma, a colocar delante de la
humanidad un espejo que refleje todas sus miserias, para que,
horrorizados, descubramos que no hemos evolucionando nada desde las
cavernas, sencillamente porque aún necesitamos la guerra./
MC
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