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NUEVA LEY DE TRAFICO
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Es
evidente a estas alturas que ni las más descarnadas campañas de
Tráfico evitan los accidentes, lo cual indica que el problema no
está ahí, ni tampoco la solución está en aumentar la represión.
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B ien, ya tenemos nueva ley de Tráfico. ¿Menos accidentes a partir de
ahora?... No. ¿Menos muertos? No. ¿Entonces...? Bueno, digamos que de vez en
cuando conviene ajustar las leyes a los tiempos, sobre todo porque eso
implica más multas y más recaudación de pasta.
Pero... ¿Conocen Udes. algo, en la historia de la humanidad, que haya
mejorado con medidas represivas?
La nueva ley de Tráfico se limita a ampliar y endurecer las sanciones. Pero
no habla en ninguna parte de educación previa, de revisar la preparación del
conductor en las academias, de inspeccionar a las mismas academias, a sus
profesores, a sus métodos de enseñanza.
Si las universidades forman a los profesionales del futuro, las academias
construyen conductores. Y que yo sepa no existe ninguna asignatura que trate
sobre la mentalización del futuro conductor sobre el significado de llevar
en sus manos un vehículo y su consiguiente responsabilidad social.
Es más, cualquier aspirante a conductor debería pasar previamente un examen
psicológico estudiado y diseñado para evaluar la capacidad mental de dicha
persona ante el hecho de poseer un carnet de conducir.
Pero a ese punto nunca se llega, es más, si se planteara tal proyecto es
posible que fuera rechazado por exagerado, o por atentar contra el derecho
del ciudadano a poder conducir un vehículo. Pero... ¿y el derecho de los
demás a ser protegidos de elementos peligrosos?
Es evidente a estas alturas que ni las más descarnadas campañas de Tráfico
evitan los accidentes, lo cual indica que el problema no está ahí, ni
tampoco la solución está en aumentar la represión.
¿Qué es lo que impulsa a un conductor a adelantar en zona prohibida? ¿A no
hacer Stop? ¿A conducir borracho?
La respuesta sólo existe en la mente de esa persona, en su incapacidad para
asimilar su responsabilidad, su civismo. Es más, habría que analizar por qué
esas personas tienen tan poco aprecio por la vida, por su integridad, por
los demás.
Está demostrado que al volante de un coche se descargan muchas
frustraciones, se autoengañan muchas impotencias, se sustituye el valor que
falta ante determinadas decisiones en la vida por la "falsa valentía de ir
más aprisa que los demás".
Podríamos decir sin reparos que detrás de un conductor que siempre va al
límite, existe un pobre de espíritu que en otras facetas de su vida se baja
constantemente los pantalones.
¿Qué norma de Tráfico arregla eso? Si un día le ponen una supermulta, lo
contará ante sus amigos como si fuera una conquista personal, una hazaña. No
es teoría, es realidad constatada.
Pero la cultura de esta sociedad está basada en quejarse y en vivir al
margen de la ley, tal vez porque todos sabemos que las leyes no están
diseñadas para educar, sino para castigar. Así, a un conductor se le empieza
sangrando económicamente en la academia. Luego, cuando se compra el coche.
Sigue al hacerse el seguro. Y el resto de su existencia es ir capeando como
puede el temporal de multas, hasta el punto que casi nadie habla de los
accidentes que tuvo o de los momentos en que se libró de milagro por ir a
mucha velocidad, algo bebido o por un adelantamiento indebido. No, se habla
mucho y con orgullo de las multas que te metieron y que tú coleccionas sin
pagar. Pero nunca o casi nunca se está de acuerdo con la razón de la multa.
Conclusión, no se admite el fallo personal, no se analiza el riesgo que se
corre, no existe el autoanálisis o la autocrítica.
Mientras Tráfico y sus cabezas pensantes no empiecen a plantearse que a lo
mejor no todo el mundo está capacitado para tener el carnet, algo parecido a
lo que se hace cuando se solicita permiso de armas, es decir, pasar un
examen previo muy meticuloso y volver a pasarlo al menos una vez más en la
vida del conductor, mientras no se vaya a las causas que originan en las
mentes conductas determinadas, no habrá solución y seguiremos contando los
muertos a miles y costando todo ello millones al Estado.
No estaría mal pensárselo../ MC |
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