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todos es sabido que en la actualidad el ejército talibán dispone de un
arsenal modesto -aviación y armamento terrestre- comparado con la maquinaria
bélica de EEUU. No obstante, cuenta también con un número desconocido de
misiles tierra-aire (Stinger) que fueron facilitados en su día por EEUU para
luchar contra la Unión Soviética en Afganistán. Hoy son los mismos Estados
Unidos -que apoyaron al movimiento talibán en los ochenta- quienes están
invadiendo aquel país.
Este juego de intereses no es nuevo. Hablamos de ello y conocimos más
detalles a través del periodista Xavier Caño Tamayo.
-Se sabe que EEUU apoyó con armamento, dinero y formación militar a
través de Pakistán y Arabia Saudí, al grupo al que ahora ha declarado la
guerra. De esta forma, tiene lugar la gran paradoja: los talibán se están
defendiendo de estos ataques precisamente con el material bélico que en su
día los americanos les facilitaron.
Todo parece un juego. ¿En qué consiste exactamente y qué se persigue con
todo ello?
-Me gustaría precisar que EEUU apoyó a los talibán incluso
directamente. Fue una iniciativa de William Casey, director de la CIA, que,
atendiendo una propuesta de Pakistán, patrocinó el reclutamiento de
musulmanes fundamentalistas por todo el mundo para luchar en Afganistán y
luego facilitó su adiestramiento y entrenamiento para combatir con los
soviéticos. Uno de los entrenados fue precisamente el señor Bin Laden, que a
su vez enseñó todo lo que él había aprendido en la CIA a sus comandos
terroristas de Al Qaeda. Estos hechos son consecuencia, una vez más, del
error que comete EEUU cada vez que se fija un enemigo y aplica la máxima de
que "el fin justifica los medios". Se repiten las mismas actuaciones a lo
largo de los últimos 50 años con distintos personajes, fundamentalmente al
calor de la guerra fría. Noriega fue aliado preferente de EEUU por su cerval
anticomunismo. Y Sadam Hussein también fue mimado por los norteamericanos
cuando les interesaba perjudicar al Orán shiita; luego, ambos tiranos se
convirtieron en enemigos mortales a los que había que abatir. Después del
ardor del atentado del 11 de septiembre, un alto personaje del Pentágono
advirtió que en esta lucha contra el terrorismo internacional, probablemente
"iban a entrar en contacto y pactar con personajes indeseables". En aquel
momento no se mencionaron quiénes eran, pero hoy podemos ver cómo EEUU está
apoyando a la Alianza del Norte, que sólo se distingue de los talibán en que
no tienen poder en Afganistán -sólo controlan un 10%-. Esto no supone un
inconveniente para EEUU, que les sigue financiando y dotando de armamento.
Sin duda esto se volverá en su contra, no sé en cuanto tiempo.
-Se ha hablado de la cuantiosa fortuna de Bin Laden como uno de los
pilares más importantes del terrorismo internacional. ¿Cómo se ha hecho con
ella y hasta dónde llegan sus tentáculos económicos para conseguir esta
aparente inmunidad?
-Bin Laden es uno de los 53 hijos de un empresario de Arabia Saudí,
dueño de una compañía constructora, que en su día obtuvo una inmensa fortuna
al conseguir -como privilegio de la Casa Real saudí- la adjudicación de
todas las obras públicas del país. Bin Laden heredó parte de esta fortuna al
tiempo que empezó a acusar a la clase dirigente saudí de corrupta y a
radicalizarse, por lo que se vio obligado a abandonar el país. Emigró a
Sudán y, como es un gran gestor, siguió haciendo negocios que multiplicaron
su fortuna. Abandona este país cuando llegan las primeras presiones de
Occidente contra el integrismo islámico radical. Se traslada a Afganistán y
lucha contra los soviéticos, de ahí su amistad con los talibán -dicen además
que está casado con una hija de Mohamed Omar, líder de este grupo-.
Mientras, decide crear la organización terrorista Al Qaeda para luchar
contra los Estados Unidos y todos los infieles que ocupan los territorios
sagrados de Arabia. En la actualidad, tiene negocios en minas de diamantes
en Uganda, es propietario de barcos en Mombasa, de transportes en Sudán, de
maderas en Turquía. Tiene negocios en casi todo el mundo y además se
beneficia de importantes inversiones en bancos de Europa, incluso en los
propios Estados Unidos. Si realmente quisieran acabar con Bin Laden,
tendrían que intervenir todas sus empresas y sus cuentas para dejarle sin un
duro... Pero esto no parece interesar.
-En relación a esto que comentas: ¿Por qué se habla tan ligeramente de
intervención militar y en cambio se tiene tanto respeto -o miedo, o interés,
no sé cuál sería la palabra correcta- por el tema del dinero?
-Cada dos años se organiza una Conferencia en la ONU contra el
crimen transnacional y yo, que he seguido el tema, he comprobado que siempre
termina en un bla, bla, bla. Hoy los delincuentes han aprovechado las nuevas
tecnologías para introducir su dinero negro en el sistema legal. Y esto ha
sido posible básicamente por dos razones: el secreto bancario y los paraísos
fiscales. Ambas figuras son una creación de Occidente, que además tiene la
osadía de identificar el sistema democrático con una determinada visión de
la economía y mercado capitalistas, como si no hubiese otras posibilidades
de mercado compatibles con una democracia. Al identificar, por interés,
libertad de mercado con libertad, el sistema financiero se ha convertido en
intocable. En la medida en que existan los paraísos fiscales y el secreto
bancario, todo lo que podamos ver o leer sobre estas historias de capital de
los terroristas intervenidos o cuentas embargadas, serán siempre de cara a
la galería. Si en lugar de invadir Afganistán presionaran a los 60 ó 70
paraísos fiscales -estados de cartón piedra, teóricamente soberanos, creados
por Occidente- que hay en el mundo, juzgaran a sus dirigentes por
complicidad con el terrorismo y el crimen organizado global, intervinieran
sus sistemas informáticos y archivos, veríamos cómo se reduce
ostensiblemente todo el problema del terrorismo en un tiempo menor del que
imaginaríamos. El sistema económico, en su versión de capitalismo neoliberal
voraz, es intocable y tiene carta blanca para actuar sobre el resto de los
intereses.
-Y en medio de todo este conflicto, ¿hacia dónde mira nuestro país?
-La clase dirigente en nuestro país, apoyada por la Oposición
-principalmente el PSOE-, se ha alineado sin el menor ánimo crítico a los
objetivos e intereses de EEUU y Gran Bretaña. Y han elevado a la categoría
de obsesión nuestro problema terrorista. Y hago este comentario dejando
claro que soy hijo de vascos y además un feroz enemigo de ETA. Pero es que
últimamente se han escuchado manifestaciones que equiparan lo ocurrido en el
atentado de Estados Unidos con el problema de ETA en España y eso me parece
una falta total de rigor y seriedad. Estamos alineados en esa "maravillosa"
coalición internacional antiterrorista con muy poca dignidad nacional. Y
ningún dirigente, aliado o miembro de la oposición, ha recordado que el
grave problema que tenemos de terrorismo internacional se ataja luchando
contra la injusticia, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Se
ha elegido el camino de la violencia y nos han hecho subir en el carro de la
guerra sin el menor análisis crítico de lo que está sucediendo y de sus
consecuencias./