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LA CAIDA DE LOS DIOSES
H ay un único Dios. Los seres humanos
no alcanzan a comprender sus razones, su Razón, por eso se inventan dioses
menores, creados a su conveniencia para justificar sus actos, para acallar
sus conciencias, para dar una apariencia de creyentes, cuando en lo más
profundo de sí mismos no creen absolutamente en nada.
Hay un único Dios. Pero no responde a la lógica de las mentes humanas, se
escapa fuera de los parámetros del bien y del mal, parece caprichoso e,
incluso, que se burla de los miedos humanos, como si estuviera jugando algún
juego inconcebible para quienes necesitan un orden natural, inquebrantable,
eterno.
Los que se autodenominan sus representantes, los que utilizan las religiones
para dominar a las masas, son los que menos creen y los que más confundidos
están, tal vez porque el ejercicio de su absurda "autoridad" les impide
aceptar que en el fondo son unos ignorantes que sólo viven por y para el
poder, estando en realidad prisioneros de la telaraña que los poderes
terrenales han creado y no poseyendo libertad ni para decir en voz alta lo
que en verdad piensan.
Pero el Dios único contempla el juego y lo permite. Deja que los
acontecimientos se sucedan, que los hombres jueguen a ser dioses y que los
"dioses" jueguen a ser hombres. Hasta un punto.
El Dios único ha diseñado una criatura, el hombre, y dentro de ella ha
depositado una gota de su propia Esencia. No tiene prisa, no es una idea que
esté limitada por el tiempo. Es un proyecto fuera del tiempo realizándose en
el espacio. Pero incluso el espacio se mueve y se transforma a medida que la
criatura hombre evoluciona hacia cursos superiores.
Y ahora estamos ante uno de esos cambios de curso. Un ciclo de tiempo se
agota y un cambio de espacio se perfila en el horizonte de la raza humana.
Ha concluido un tiempo.
Siempre que un curso se cierra, siempre que un ciclo de tiempo se agota, hay
un examen, y con él una síntesis.
Los dioses que los hombres crearon a su conveniencia se disputan el poder
absoluto. Los hombres, ciegos y sordos a la realidad, confían en la
protección de sus dioses para la batalla final. Todo es parte de la gran
ilusión, de la gran mentira.
En realidad, en medio de toda la confusión, los grandes protagonistas serán
aquellos que afirmen en su interior el único y verdadero mensaje del Dios
único, transmitido a los hombres por su Hijo, el Amor.
El Amor es la asignatura por excelencia de este curso que se cierra, es la
frecuencia vibratoria que marcará la diferencia, es la nota clave que
permitirá acceder a estados superiores de conciencia, de comprensión, de
visión y de serenidad interior en medio del caos.
Los "dioses" de los hombres hablan de muerte, de "justicia", de venganza, de
una extraña libertad, pero en realidad sólo aspiran a poseer poder, a
dominar, a convertirse en los dueños del planeta.
El Dios único mostró el Amor como camino hacia lo que El quiere dar al
hombre, que no es el Amor, sino un aspecto superior de Sí mismo que tiene
más que ver con la Mente, con la Creación, con el verdadero Poder.
El examen de este fin de ciclo traerá la desaparición de los "dioses"
inventados y de sus intermediarios ante los hombres, ignorantes y temerosos.
No habrá lugar para la fe basada en el temor, en la ignorancia o en el
fanatismo.
La destrucción y el dolor limpiarán de mentiras el planeta. Y el hombre se
preguntará por qué tanto dolor, por qué tanta destrucción, sin comprender
que ha estado construyendo y alimentando ídolos de barro en contra del orden
natural, en contra de la vida, en contra de sí mismo.
Y en medio de todo el hombre buscará al Dios único, pero no lo encontrará,
porque para comprenderlo es necesario haber aprobado la asignatura Amor,
haber incorporado su frecuencia, haber vibrado con su Energía.
Y quien se ha inventado y creído que el Dios único, en su misericordia, lo
perdona todo, se ha equivocado, porque Dios ha creado Leyes y estas han de
cumplirse. Y la criatura hombre es demasiado valiosa para maleducarla, y
demasiado inteligente como para permitirle que siga con sus propios juegos
inventados, juegos que pueden poner en peligro su existencia y todo el plan
diseñado para él.
Asistamos a la caída de los "dioses" y de los que los adoran y utilizan, y
veamos como todo es parte de un plan mayor que nos conduce a cerrar un
tiempo y abrir otro, pero en otro espacio que está esperando por el Nuevo
Hombre. ∆ |
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