El gobierno Bush entró con mal pie en el ejercicio de sus funciones al frente del supuestamente país más poderoso del planeta.
La primera prueba de fuego viene de la mano de un avión espía que se pasó de listo y que ahora está en poder de los chinos, poniendo de rebote en sus manos lo último y más sofisticado en materia de espionaje y dejando en evidencia las múltiples pruebas de amistad y cooperación que tanto se empeñó en prodigar el anterior gobierno de Clinton.
La primera reacción de los yankees ante la noticia del derribo del avión, fue en su más puro estilo avasallador, o sea, "exigimos que nos devuelvan todo: tripulación y aparato".
Los chinos, haciendo gala de su serenidad y sabiduría ancestral, que para eso son bastante más antiguos como nación que los americanos, les contestan con una "exigencia" de simple cortesía... "pidan disculpas".
Pero... ¿disculparse los yankees?..., si no saben hacerlo...
Así que después de un tira y afloja donde los chinos demostraron que no se "acojonan" ante nadie, el gobierno de Bush decidió usar el término "lamentar" en vez de "disculpar", y con ello recuperaron la tripulación, que, una vez más, y como si se tratara de una película de vaqueros, fueron recibidos como héroes en su país ¿Héroes...? ¿Por haber dejado que les cogieran el avión más sofisticado en materia de espionaje? Está claro que el pueblo americano no evolucionó.
Pero eso sí, el avión sigue en manos chinas, que les estará dando muy buena información sobre lo último de lo último.
Mientras, los yankees amenazan con sanciones económicas, pero... ¿acaso los chinos dependen de la economía americana?
Además... ¿no fue el anterior gobierno el que insistió en abrir mercado en China pasando por alto cosas tan "nimias" como los derechos humanos y demás "pequeñeces"?
Si se cortaran las relaciones comerciales entre los dos países... ¿Quién iba a resultar más perjudicado?
Esta vez, es evidente, el gobierno de EE.UU no puede amenazar desplegando sus poderosos portaviones. En realidad no tiene ninguna capacidad de amenaza, tan sólo tratar de conseguir, por las buenas, que los chinos les devuelvan su preciado avión, cosa que estos harán cuando ya lo hayan analizado a fondo y no les despierte ningún interés.
Además, como hay un piloto chino muerto por el medio, sacarán alguna compensación extra, por lo que la jugada les habrá salido redonda.
Pero nadie dice, ante el desarrollo de este asunto, que a los americanos se les está viendo el plumero, que están "acojonados", que los chinos están mostrando una seguridad y una superioridad aplastante, que Bush no tiene ni media torta, y que, además, son unos impresentables por haberse dejado sustraer un avión de tales características.
Mientras, el presidente chino Jiang Zemin, realizaba una gira por Latinoamérica, departiendo alguna canción de moda con esa especie de embajador de lo inútil que es Julio Iglesias.
Y razones tiene para cantar feliz, porque el asunto ese del avión espía está poniendo muy alta su bandera a costa de la otra, la de las barras y estrellas.
Después de esta historia de espías, que en realidad nunca sabremos su verdadero coste y alcance para el gobierno Bush, queda claro cual es la nación más poderosa del planeta, aunque para muchos ya lo estaba antes.
Ahora, los yankees descargarán su ira y su impotencia bombardeando alguna aldea del norte de Irak y amenazando a algún país tercermundista, y todo ello para que el pueblo americano siga alimentando héroes para su deslucida y maloliente historia.
Dicen que Bush-hijo se escondió entre los brazos de Bush-padre porque tenía pesadillas con los chinos. Pobrecito. / MC