Representa a la mujer que
vive dentro de cada uno, a la madre, a la sustancia. Los hombres la
metieron en un rincón de sus mentes y se negaron a escucharla, por eso es
Mujer Silencio. |
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MUJER SILENCIO
POR ELENA G. GOMEZ
Esperaba
pacientemente a que todos tomaran asiento en el lugar que previamente se
les había asignado.
La paciencia era una de las muchas cosas que había adquirido en estos
últimos años, no había sido fácil, ni mucho menos, pero aún me
resonaba en la cabeza las palabras de la Anciana Pappu: "Tranquila
niña, no hay nada urgente en la vida. El hombre blanco vive corriendo de
un lado para otro y entonces no se entera de nada, no escucha las voces y
no es capaz de leer en los elementos, por eso comete error tras error y
luego tiene que perder más tiempo rectificando sus errores que si se
hubiera tranquilizado y pensado lo que tenía que hacer".
Parecía que todos habían ocupado su asiento, les miré uno a uno, y
comencé a hablar...
"Aunque no estamos aquí para hablar de mí, es imprescindible que os
ponga en antecedentes para que luego entendáis la razón de esta
reunión. Hace 24 años hice realidad un sueño que tenía desde niña:
viajar a Africa para poder estudiar las tribus más remotas, aquellas
donde el hombre blanco aún no había realizado su absurda labor
evangelizadora y, por tanto, destructora. Desde el primer momento que
pisé la tierra africana supe que mi vida nunca volvería a ser igual,
todo era distinto, el día, la noche, el calor, los colores. Durante los
dos primeros años permanecí en zonas relativamente
"civilizadas" adaptándome a las nuevas costumbres, pero un día
me desperté inquieta, sabía que llevaba ya demasiado tiempo viendo un
Africa construida por el hombre blanco y eso no era lo que yo buscaba,
así que empecé a adentrarme en la selva y a conocer nuevas tribus cada
vez más lejanas de la civilización, cada vez más puras. Un día llegué
hasta Tribu Invisible. Lo primero que me sorprendió es que me aceptaron
con facilidad, yo ya me había acostumbrado al tratamiento que me habían
dado otras tribus, al rechazo y al temor inicial. Pero Tribu Invisible no
era así, me acogieron como si fuera parte de ellos, como si me esperaran.
Durante todo el tiempo que pasé con la tribu fue cambiando mi
comprensión de las cosas, desde la percepción del mundo real que me
rodeaba hasta poder entrar en su conocimiento espiritual, un conocimiento
que a diferencia de todas las religiones que aquí conocemos, se basa en
la sencillez de la unión con uno mismo y con los demás.
Y me encontré con que aquella "atrasada tribu", desde el punto
de vista del hombre blanco, nos llevaba años luz de evolución. Su
sistema es muy sencillo, y cada uno, desde que nace, es parte de toda la
tribu, no es educado sólo por su padre y por su madre, sino que recoge de
todos los miembros y aprende desde muy pequeño que todo lo que posee
pertenece a todos, aunque eso no implica que cada uno tenga sus cosas y
las cuide. No hay problema de que unos tengan más que otros, ni tampoco
hay envidias ni celos, porque se dicen siempre todo lo que piensan y nunca
guardan nada en su interior, por eso tienen algo que en esta sociedad no
existe y es confianza.
Me contaron que las cosas no siempre habían sido así, que habían vivido
etapas de mucha dificultad, de enfrentamientos entre ellos, de odios y de
separaciones, hasta que un día llegó a la tribu una mujer, la Mujer
Silencio.
Ella les enseñó que había muchos mundos y que cada uno de ellos era un
mundo dentro de sí, y en esta diversidad estaba precisamente la clave de
la evolución, del intercambio, del aprendizaje.
Les dijo que sólo si aprendían a escuchar las voces de su mundo podrían
vivir de acuerdo con la Ley de la Vida y entonces dejarían la lucha y los
conflictos y podrían realmente vivir.
También les dijo que todos los días caminaran un tiempo descalzos sobre
la tierra, para que sintieran cómo la madre les cuidaba y les
acompañaba, para que sintieran su fuerza entrando desde lo más profundo
de su interior y, sobre todo, para que fueran generosos y justos como ella
lo era.
Que cada día respiraran profundamente y llenaran su cuerpo de vida y
dieran gracias por todo cuanto tenían y por todo lo que cada día podían
aprender.
Pero sobre todo les habló de la responsabilidad que tienen para con los
niños, porque ellos tienen que ser educados en la unidad, en el respeto
hacia todo lo que les rodea.
Los niños tenían que saber reconocer el canto de los pájaros, subir a
los árboles, comer de sus frutos, leer en las nubes, y ser fuertes y
resistentes, capaces de superar el cansancio, el frío, el sueño. Que
forjaran en ellos sueños, sueños que no tuvieran que ver con las
posesiones sino con los valores que perduran por encima de las personas.
Mujer Silencio dijo que un día llegaría hasta la tribu una mujer que
buscaría conocer los secretos del hombre. Ellos deberían recogerla y
educarla como si fuese uno de sus niños, y un día ella se marcharía y
llevaría un mensaje de la Mujer Silencio para el resto de los hombres
blancos.
Yo soy la mujer que ella predijo y éste es el Mensaje de la Mujer
Silencio que yo llevaré a todos los lugares de la Tierra:
"El hombre blanco vive prisionero del tiempo, pagando los errores del
pasado o temiendo lo que le traerá el futuro. Suspirando por lo que
vivió en el pasado o dejando para más adelante lo que tiene que hacer
hoy. El problema del hombre blanco es que nunca vive el presente, porque
vivir el presente requiere ser consciente de los actos, pensar antes de
actuar, mirar lo que los demás necesitan y, sobre todo, conocerse a uno
mismo".
Un día pregunté por qué se llamaba Mujer Silencio y ellos me contaron
que la Mujer Silencio representa a la mujer que vive dentro de cada uno, a
la madre, a la sustancia. Que los hombres la metieron en un rincón de sus
mentes y que se negaron a escucharla, por eso es Mujer Silencio. Pero que
cuando un hombre necesita hacer un cambio en su vida, cuando necesita
conectar con su voz, entonces ella surge del silencio y comienza a
hablarle.
Dicen que su Voz suena con tal fuerza que cuando se la escucha desaparece
el miedo y la limitación, y se abre una nueva puerta en la vida, una
puerta que conduce a lo desconocido, a la aventura, al encuentro de uno
mismo". ∆
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