LIBERTADES EN CHINA
Todo aquel que por su
forma de pensamiento y de vida vaya contra el sistema, se convierte
en un peligro que hay que erradicar. Así de sencillo.
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Hace ya
algún tiempo que venimos leyendo sobre la persecución que el gobierno
chino realiza sobre la secta Falun Gong, basándose en que es un peligro
para la estabilidad nacional.
Comenzaron prohibiendo sus cultos, luego prohibieron sus reuniones y luego
comenzaron a encarcelar a sus dirigentes y seguidores. El problema estaba
en que dicha secta reunía más adeptos que el mismísimo partido
comunista chino.
Pues bien, ahora, y gracias a un informe de un investigador británico,
nos enteramos que los miembros de la secta están siendo
"tratados" en centros psiquiátricos porque, según el gobierno
chino, son desequilibrados que necesitan tratamiento.
Pero parece ser que esa necesidad de "tratamiento" no sólo
implica a la secta en cuestión, sino que se está extendiendo a otras
organizaciones religiosas que, parece ser, son el brote de una rebelión
popular contra la tiranía y el desprecio a la vida y a la libertad que el
gobierno chino ostenta.
Lo tremendo de esta situación, más allá incluso de sus motivaciones, es
la impunidad con que China actúa, fuera de todo control internacional y
pasándose por el forro cualquier acusación contra ellos por falta de
respeto a los derechos humanos y contestando con amenazas si alguien mete
las narices más allá de lo permitido.
Recientemente, el ingenuo y novato gobierno Bush, quiso, intentó, hacer
una reclamación a China sobre su actitud con la mencionada secta, y por
respuesta recibió la amenaza de que si continuaban por ese camino
romperían toda relación comercial. Y ahí le duele. China es un mercado
impresionante para el imperio de la Coca-Cola y la hamburguesa. China es
el paraíso para las multinacionales de Occidente, y eso tiene más peso
que la vida de un puñado, aunque sean miles, de chinos, que, además,
nadie sabe exactamente cuántos hay.
Mientras, los chinos disidentes reciben "tratamiento", y de eso
saben mucho los yankees, porque conocen el sistema ya aplicado en Rusia e
iniciado en su día por los nazis como experimento.
Y sin adentrarnos en los horrores que pueden estar viviendo ahora mismo
miles de chinos en los centros psiquiátricos destinados a su "cura
mental", lo cierto es que usando medicamentos y terapias de
psiquiatría, como el electroshock, anulan sus voluntades y les convierten
en zombis sin mente y, de paso, sin dignidad.
Y, ante esto, surge inevitablemente la pregunta... ¿Quiénes son la
secta? ¿Quiénes son el peligro?
Con ello se abre un viejo debate sin resolver, una cuestión que también
en nuestro país tuvo su historia y que aún permanece en la conciencia
social.
Todo aquel que por su forma de pensamiento y de vida vaya contra el
sistema, se convierte en un peligro que hay que erradicar. Así de
sencillo. Los que manejan los hijos de la secta, o las sectas, en el
poder, acusan a los otros de sectarios y utilizan la fuerza del poder y de
la ley para borrarlos del mapa.
Ahora mismo, en todo el mundo se conoce cómo se las gastan en China
contra los que intentan exigir libertad y derechos humanos. Pero la
comunidad internacional calla y consiente, por los motivos económicos ya
dichos y también por acojone, porque se tiene miedo a China.
Pero los métodos usados en China sólo se diferencian de los usados aquí
en que allí no los ocultan.
Aquí, en nuestro país, existen organizaciones dedicadas a
"desprogramar" a supuestos sectarios, lavándoles el cerebro y
sometiéndoles a tratamientos nazis. ¿Por qué? sencillamente porque
piensan de forma diferente, o porque en vez de ir de rodillas varios
kilómetros para pedirle un milagro a la Virgen de Fátima, van a un monte
a esperar a los extraterrestres. ¿Quiénes son los cuerdos?
El fascismo, la intolerancia, la vulneración de los derechos humanos, el
modelar la forma de pensar, no es sólo cuestión de China, aunque allí,
ahora, sean más bestias.
Tal vez también por eso nadie dice nada./ MC
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