a
arrolladora victoria de Silvio Berlusconi en las pasadas elecciones
italianas, al lograr la mayoría absoluta en las dos Cámaras, abre un nuevo
período para este país. El hombre más rico de Italia, poseedor de casi la
totalidad de los medios de comunicación privados, y ahora públicos, se ha
ganado claramente el favor de los italianos y preocupa a la mayoría de los
líderes europeos.
El doctor en Historia, Filosofía y Teología César Vidal explica las
razones que han llevado a Berlusconi al triunfo.
-¿Cómo se entiende la victoria de Berlusconi dentro del contexto
de Italia?
-Yo creo que obedece a razones casi obligadas. Italia ha pasado por
un período, que se inicia en los años 92 a 94, de un tremendo desgaste del
sistema nacido después de la Segunda Guerra Mundial. Es un período en el
que desaparecen las grandes formaciones políticas o por corrupción o por
agotamiento ideológico. En el caso del Partido Comunista, después de la
caída del Muro de Berlín, es insostenible (si es que fue sostenible antes
en algún momento); y en el caso del Partido Socialista y de la Democracia
Cristiana, porque realmente la corrupción ha llegado hasta las cimas más
elevadas. Eso hace que a inicios de los años 90 en Italia se produzca una
tremenda mutación. En la Izquierda aparece la Coalición del Olivo, que
intenta recoger a los comunistas reconvertidos casi en socialdemócratas, a
los socialistas y a algún otro grupo de izquierdas. Y en la Derecha
aparece, por un lado, el neofascismo de Fini, que deja de ser neofascismo
para convertirse en una derecha "bastante escorada a la derecha";
aparece la Liga Lombarda, que es una especie de partido nacionalista cuyo
equivalente aquí en España sería seguramente Convergencia I Unió; y
aparece el partido Berlusconi, que es un hombre que tiene un tremendo peso
mediático. Esta situación se mantiene con enorme dificultad. A mediados de
los 90 se vuelve a un intento de gobierno de la Izquierda, pero como
realmente es una Izquierda muy agotada en cuanto a ideas y sin un proyecto
nuevo y que ilusione, finalmente llegamos a la situación que se ha dado en
las pasadas elecciones.
-¿Cómo ha surgido con tanta fuerza la figura de Berlusconi?
-Ante la opinión pública Berlusconi tiene una imagen de eficacia,
tiene sobre todo un enorme control de los medios, y por otra parte se
encuentra con una izquierda que realmente no consigue entusiasmar.
Hay otra cuestión que a mí me parece importante y es que Berlusconi no es
un político profesional y esa es en buena medida la clave de su éxito. Es
decir, en un país donde la clase política estaba muy desacreditada aparece
una persona que juega la carta de que él no es un político. Es una carta
que ha jugado el fascismo y también el comunismo en un momento determinado.
El lo hace de manera absolutamente magistral.
-¿Qué camino va a tomar la política de Italia a partir de ahora?
-Precisamente el resultado de estas elecciones es inquietante desde
muchos puntos de vista, sobre todo porque no está muy claro qué va a
suceder. No sabemos si Berlusconi se va a limitar únicamente a aplicar un
programa de derechas clásico, lo cual no sería tan grave. Pero es posible
que lo que esté planteándose sea una transformación del sistema. El hecho
de que en las últimas elecciones se le aclamara como el Mussolini del año
2000 resulta muy inquietante, porque hay que recordar que Mussolini llegó
al poder de manera democrática, e incluso una vez en el poder volvió a
reafirmarse mediante unas elecciones en las que ganó absolutamente. El
hecho de la limpieza en una victoria electoral o de la llegada al poder de
una manera en absoluto discutible no implica necesariamente que después se
vaya a mantener el sistema democrático. A veces lo que implica es el
desmantelamiento del sistema desde dentro.
-¿Sugieres que a lo mejor se puede repetir la historia?
-Eso es muy difícil de saber. Yo no creo que Berlusconi vaya a ir
hacia un modelo fascista, creo que más bien lo que va a intentar es
mantenerse en el poder mediante una serie de logros económicos combinados
con una política mediática enormemente importante, porque en estos
momentos es partícipe o copropietario de todas las cadenas de televisión
importantes en Italia, de tres periódicos, de grandes aseguradoras, de
compañías constructoras.
-Y a otro nivel ¿cómo crees que va a reaccionar Europa? ¿Se puede
decir que hay un paso adelante de la extrema derecha?
-No. Personalmente creo que en el caso de Berlusconi lo que hay es
un fenómeno totalmente distinto, y en la medida en la que es totalmente
distinto puede ser hasta más peligroso, es decir, todos nos alarmamos si
los neonazis se acercan al poder en Austria, no digamos ya si sucediera en
Alemania, pero no nos alarmamos si un gran magnate de la información
controla poderosamente buena parte de la política de un país. Posiblemente
en el siglo XXI estemos empezando a asistir a una toma de poder que puede
conservar el edificio democrático vaciándolo totalmente de contenido.
Pero yo creo que no va a haber una reacción negativa en Europa. La razón
fundamental es el hecho de que Berlusconi dista mucho de identificarse con
un partido del pasado. La cuestión además en Berlusconi va más allá,
porque él no tiene la concepción de un programa de extrema derecha, no ha
hecho declaraciones de tipo xenófobo, no necesita vincularse con un pasado
que para él no significa nada, no es un hombre nacido de las filas del
fascismo, pero esto no le hace menos peligroso, sino más, porque no es un
personaje para el que valgan las referencias de dictaduras anteriores./ C.F.