Que unos señores
que llevan un casquete rosa en la cabeza y se hacen la ropa con las cortinas
del salón, se pongan a dar cursillos sobre sexualidad, me parece patético.
Recordemos que son los mismos que decían anteayer que hacerse pajas lo
dejaba a uno ciego. |
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ZAPATERO A TUS ZAPATOS
POR CAROLINA FERNANDEZ
Vamos
a ver. Imaginemos que Arguiñano se pusiese a darle instrucciones a
Héctor Cúper sobre cómo tiene que organizar a su equipo. O que Rodrigo
Rato tuviese un programa culinario y enseñase a los telespectadores a
hacer Marmitako. Que Arafat le diese un curso sobre cosmética a Norma
Duval. Que Tamara hiciese de mediadora en los conflictos pesqueros con
Marruecos. Que Bush diese conferencias sobre derechos humanos. Que
Pinochet hiciese campaña con alguna ONG para apadrinar niños. Que a
Santiago Segura le diese por estudiar para neurocirujano. Que Aznar
realmente fuese un gran poeta. Que el Gran Wyoming fuese corresponsal en
el Vaticano. Que Rouco presentase un festival gay. Que Arias Cañete
escribiese un libro de cocina vegetariana. Que Arzallus se convirtiese en
portavoz de la Casa Real. Que Jordi Pujol fiche por un equipo de
baloncesto. Que Joan Gaspart gane un concurso de misses. Que Ana Botella
se fuese de becaria a la Casa Blanca. Que la Thatcher vistiese de Jean
Paul Gaultier... Ridículo. Fuera de lugar. Absurdo. La verdad es que me
lo he pasado en grande un rato discurriendo barbaridades. Pero no he
terminado todavía, me queda un as en la manga, lo mejor de lo mejor, el
colmo de los colmos, lo inaudito, lo increíble, para estropearse de
risa... si no fuese porque es el único que es verdad. Bien cierto es eso
que dicen de que la realidad supera a la ficción. Ahí va, no me lo
reservo más: el Vaticano va a publicar un diccionario sobre sexualidad.
Con dos cojones, habría que añadir. Nada más y nada menos. Apuntan
alto, estos chicos. Es la demostración palpable de que la ignorancia se
atreve a todo. Son los mismos que acaban de decir, por milésima vez, que
"la castidad es una virtud social". Vaya por delante que no
tengo ni idea de lo que significa ese concepto de "virtud
social". Tendré que preguntar, porque quizás han sacado novedades
en algún boletín reciente. Yo la verdad me quedé en la época en que
todo eran pecados, y de las virtudes sólo sabíamos que eran tres, que se
llamaban "teologales", y que las recitábamos como loritos bien
enseñados. Pero virtudes sociales no había en mi época escolar. De
castidad saben un rato. O eso dicen al menos, aunque no hay que fiarse. A
mí no me parece mal que hablen de las maravillas de la abstinencia
sexual. Cada uno vende su producto como mejor le parece. El PP nos cuenta
su programa y uno les vota o no les vota. En la tele hay El Gran Hermano y
uno lo ve o no lo ve. Y así. Pero la verdad, que unos señores que llevan
un casquete rosa en la cabeza y se hacen la ropa con las cortinas del
salón, se pongan a dar cursillos sobre sexualidad, me parece patético.
Recordemos que son los mismos que decían anteayer que hacerse pajas lo
dejaba a uno ciego. Nada que decir ante semejante argumento científico.
Digo yo que si fuese así a lo mejor tendríamos que exportar kioscos de
la ONCE como para cubrir la Plaza de San Pedro. En fin, a lo que iba. Si
sale el libro, si no es un farol que se quede en un gatillazo a medio
camino, yo me lo compro. La duda será si ponerlo donde las enciclopedias
o donde los cómics de Tintín; junto al Marqués de Sade o con el doctor
Jeckyl; o puede que con algún bestiario medieval encaje mejor. No sé.
Digo yo que a lo mejor nos tienen engañados, que detrás de esa fachada
de santidad se esconden unos espléndidos sementales bien entrenados en
las artes amatorias. Me darían una alegría, pero sinceramente, dudo que
sea así. Porque aunque no me creo ni de broma que en los pasillos
vaticanos lo único que se respire sea ese aire casto y virginal que
predican, porque eso a estas alturas no cuela, me imagino que todo lo que
vayan a pontificar sobre el tema irá rodeado de ese oscurantismo que
arrastran desde hace siglos, estará teñido de esa fatalidad con que
siempre se han esforzado en rodear todas las cuestiones de cama, hasta
hacerlas parecer un mal necesario para cumplir un noble fin, que es traer
niños católicos al mundo. Si hasta ahora sólo han sabido hablar de
represión ¿qué van a contarnos de nuevo? Dicen que será un diccionario
que recoja el léxico sobre la nueva sexualidad que se maneja en el mundo
de hoy. Si es que encima van de vanguardistas. ¿Será una guía de
posturas imposibles? ¿Será una recopilación de avances, nuevas
tendencias, artilugios, posiciones, técnicas, descubrimientos? ¿Qué nos
van a contar los que siguen viendo a los homosexuales como tarados, los
que piensan que el divorcio es una lacra social, los que condenan los
métodos anticonceptivos, y no abren la mano ni siquiera en condiciones de
extrema gravedad, como las de Africa, donde el sida está matando a
millones de personas? ¿Qué más van a añadir después de querer
convencernos de que el condón es un invento satánico? ¿Qué pueden
aportar a la vida sexual de las personas como usted y como yo los que
ocultaron durante años la situación de muchas de sus monjas, que estaban
siendo sistemáticamente violadas por sacerdotes católicos? ¿Qué más
nos quieren contar? ¿Cómo perfeccionar el 69? ¿Cómo trascender la
postura del misionero? ¿Cómo hacer un francés memorable?
La verdad es que hay que tener bemoles. De todas formas no hay que
cerrarle las puertas a la creatividad. Nunca se sabe dónde puede haber un
tigre de bengala escondido, quiero decir, dónde puede estar agazapada la
verdadera vocación. Si se descocan un poco apuesto a que algún monseñor
nos sorprende ganando la próxima edición de La Sonrisa Vertical. Yo me
lo compraría. Lo juro. Que unos señores que llevan un casquete rosa en
la cabeza y se hacen la ropa con las cortinas del salón, se pongan a dar
cursillos sobre sexualidad, me parece patético. Recordemos que son los
mismos que decían anteayer que hacerse pajas lo dejaba a uno ciego.
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