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EL REGRESO
Leyendo
en la memoria profunda del planeta, se puede ver que hubo un tiempo en que
la tierra estaba desierta de vida. Las condiciones en las que se
encontraba aún no admitían la presencia de ningún ser vivo.
Mientras estas condiciones se daban, en otro lugar del universo se
preparaba el mayor "desembarco" que jamás se hubiera podido
imaginar. Infinidad de especies de todos los reinos, incluido el humano,
eran seleccionadas para poblar el nuevo planeta naciente, el que sería
catalogado como una especie de laboratorio cósmico donde se llevaría a
cabo el mayor experimento que jamás se había atrevido nadie a realizar.
El "desembarco" se produjo de forma gradual, en una concepción
del tiempo que para nuestra mentalidad supondría millones de años.
Las especies se fueron adaptando a las condiciones de vida del nuevo
"hogar" y fueron mutando y evolucionando, dando lugar a nuevas
especies, a nuevas formas de vida.
Los seres vivos, procedentes de muy diversos lugares del Universo, se
mezclaron y combinaron entre ellos. Se trataba de crear nuevas especies,
consecuencia de la suma de aquellas características más idóneas de cada
uno y que mejor se adaptasen a las condiciones de la vida en el nuevo
planeta.
Entre todas las especies, hubo una, la humana, que fue la que más
evolucionó, convirtiéndose en la dominadora de la vida sobre el planeta
y desencadenando todo un proceso transformador que tuvo especial
incidencia sobre las otras especies y sobre el planeta en sí.
Sobre la especie humana, el experimento contemplaba que se depositaría el
germen de una nueva Mente, una Mente poderosa que convertiría a los seres
del experimento en dioses, en el principio de una nueva raza cósmica que
se extendería por el Universo, transformando a su paso la vida,
implantando una nueva visión y nuevos métodos de funcionamiento y de
relación.
Leyendo en la memoria profunda del planeta se puede ver de nuevo a la
Tierra vacía de vida. La especie humana llevó a tal extremo su egoísmo
y su ambición que destruyó todo aquello que le había sido dado para
construir con ello su futuro.
Pero el experimento contemplaba esa posibilidad y había dispuesta una
nueva tierra para que todo continuara, porque parte de la especie humana
había asimilado las enseñanzas y comprendido su razón de ser. Por eso
vivían esperando el regreso, trabajaban soñando el futuro, miraban al
cielo cada día esperando ver descender la "nave" que les
trasladaría al nuevo hogar, porque eran conscientes del origen, de su
llegada al planeta, y también del porqué y para qué de su existencia.
Y un día la "nave" llegó a recoger a aquellos que se habían
preparado para continuar el experimento. También recogería a los que
respondían, aunque de forma inconsciente, a las enseñanzas recibidas por
los mensajeros en el tiempo.
Y el resto permanecería en el planeta, contemplando los efectos de su
egoísmo, asistiendo a la lenta agonía de la vida sobre él y grabando
así a fuego y dolor unas enseñanzas que no quisieron antes incorporar a
sus vidas, porque les atraía más el efímero poder de la materia que el
que les esperaba en el desarrollo del experimento.
Y sobre la nueva Tierra descendió el "Arca" llevando consigo
los nuevos moradores, hombres y mujeres conscientes de su destino, dueños
de sus vidas, dominadores de las energías, victoriosos sobre las trampas
de la oscuridad.
Y así la primera parte del regreso sería consumada, y sólo existirá el
futuro, porque del pasado en la vieja tierra quedará el recuerdo de la
lucha contra la inercia, de las victorias logradas, de la belleza de una
vida salvaje creciendo en libertad y luchando a muerte por la
supervivencia.
Y la vida continuará en la nueva tierra, bajo un nuevo Sol, que será la
expresión en los cielos del triunfo de la Libertad sobre la retención,
del Amor sobre el egoísmo, de la Luz sobre la oscuridad.
Y, lo más importante, el principio y el fin del experimento, el Hombre
Nuevo, habrá nacido ya. ∆
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