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LA SUCESION DE AZNAR
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En
plena efervescencia de Gescartera, cuando la dimisión de Rato se
pretende, y con la guerra al fondo tiñendo todo de un tono
melodramático, va el PP y nos trata de distraer con la sucesión de
Aznar.
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A ndan últimamente revueltos los ríos
que canalizan las aguas de la sucesión de Aznar. El Presidente dijo que no y
los suyos le imploran el sí. Qué bonito. Qué sensación de familia unida,
entrañable, donde los hijos temen la falta del padre, sobre todo por si la
herencia puede hacer que lo aparente no lo sea tanto y la verdad aflore para
mostrar los rostros ocultos del poder, o de los que persiguen el poder.
Cascos, el gregario fiel, va más allá de sí mismo y se lanza al ruedo, en un
prematuro Sara-kiri, para encender una vela a San Fraga y lanzar al viento
plegarias por la continuidad de su protector. Lo que no se sabe es si lo
hace por pasión de escudero o porque sabe que cuando su caballero se retire
a él le van a dar por todas partes, incluso dentro del partido. Que está ahí
por quien está.
Pero, además, todo este asunto suena raro y huele peor.
En plena efervescencia de Gescartera, cuando la dimisión de Rato se
pretende, y con la guerra al fondo tiñendo todo de un tono melodramático, va
el PP y nos trata de distraer con la sucesión de Aznar, vamos, como si el
tema fuera tan vital, tan trascendental, que opacara a los otros. Aunque eso
es lo que se pretende.
Y ello nos muestra una vez más el egocentrismo de los políticos, que de
tanto mandar, de tanto figurar, se llegan a creer imprescindibles, cosa que
también la mayoría de los ciudadanos se creen. Pero, al fin y al cabo, ¿qué
coño nos importa a los de a pie que Aznar siga o se quede? En realidad y
quitando a sus acólitos, ¿a quién le importa?
Hay quien quiere que siga porque dice que manda muy bien, aunque no tiene
planta. Pero eso da igual, Bush es así de bajito y sin embargo menudo
capullo. Berlusconi más o menos. En realidad la mayoría de los fascistas son
bajitos. Franco, Mussolini, Hitler... a lo mejor por eso ven el mundo de
otra forma, desde otro prisma y lo que en ellos es escasez de talla, lo
equilibran quitándole libertad a los demás.
Pero volvamos a la sucesión. Al PP le preocupa el tema, porque siempre que
hay un cambio de líder hay una crisis de identidad. Sólo hay que fijarse en
el PSOE. Aún no encontró el rumbo y no parece tenerlo muy claro.
Y al PP le puede pasar lo mismo. Perder de golpe la fusta de Fraga y el
bigote de Aznar es perder mucha casta y, sobre todo, significaría el fin de
una era, porque sería cortar el cordón umbilical con el franquismo, aquello
que Franco dijo de "atado y bien atado". Lo de atado era por Fraga, y lo de
bien atado por Aznar.
Pero si ambos cordones se desatan a la vez, más o menos, ¿con qué se va a
amarrar el barco del PP? Casi seguro que se queda a la deriva, con
demasiados capitanes, con importantes vías de agua, y con el submarino del
PSOE al acecho para hundirlo, aunque de momento navegue sin torpedos.
En cualquier caso, por supuesto, todo esto es pura especulación, porque
también queda la opción de que Aznar no piense irse, de que Cascos haya
hablado como escudero fiel a instancias de su patrón, y de que todo sea un
mero enredo costumbrista para echar humo, distraer, preocupar un poquito a
los que se preocupan por esas cosas y seguir como si tal cosa, que aún son
jóvenes, y los que no, caso Fraga, cuestión de maquillaje.
Además, ahora viene el Euro. ¿Y qué tiene que ver con la sucesión de Aznar?
Pues sí, hombre, al español le ocurre que cuando tiene que dar un cambio
importante se siente como un niño, tímido, inseguro, necesitado de
protección.
Aznar, en cambio, se mueve por Europa como por Oropesa, o sea, con seguridad
y gallardía. ¿Qué mejor guía para llevarnos de la mano por la Europa del
Euro? ¿Qué mejor protector?
Si empieza a amenazar con irse, aunque falte un tiempo, el personal se puede
acojonar un poco... "Ahora no". "Te necesitamos" "No nos dejes solos en la
Europa del Euro".
Pura estrategia. Casi, casi, precampaña. Un lince, vamos.
O sea, que nada. Que no se crean nada. Además, mucho más preocupante es la
escalada fascista de Bush, el deterioro progresivo de la capa de ozono, la
soltería del Príncipe y la penosa imagen de la selección de Camacho. Que no
sólo de política nos alimentamos, coño.
En cualquier caso, estas Navidades todo seguirá igual, cada uno en su sitio,
aunque con el futuro, eso sí, colgando de un hilo.
Que les cunda el turrón./ M.C. |
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