"La
profesión periodística está en uno de sus momentos más bajos. Ni
siquiera los compañeros, los colegas, las asociaciones de periodistas
se han preocupado de enviar un telegrama a la familia de Miguel Gil, que
no olvidemos que era periodista, era español, y murió haciendo su
trabajo en tierras extrañas"
-¿Lo conocías personalmente?
-Sí, aunque no excesivamente, no puedo decir que era amigo
íntimo ni mucho menos. Curiosamente con Miguel sucedía una cosa, y es
que cualquier persona que lo conocía se quedaba "enamorado"
de él y deseando ser su amigo y volver a verle. Era una de las cosas
que tenía Miguel. Y a mí me pasó lo mismo, me quedé con las ganas de
conocerle mucho más y escuchar sus historias y beber alguna caña más
con él.
-Alguien dijo que él era la voz de los débiles.
-Yo fui al entierro como compañero y al final tuve que hacer yo
las fotos y cubrirlo informativamente. Yo había querido hacerlo como si
fuera uno de los cientos de entierros que, tanto Miguel como yo, hemos
cubierto en Sarajevo y en otros sitios. La madre de Miguel me dijo una
cosa que a mí todavía me sorprende. Me dijo que yo era un ejemplo para
Miguel, con lo cual estar en un entierro de un monstruo como Miguel y
que su madre te diga eso te deja todavía más hecho polvo.
Nos dijo una frase que decía él, y era que "quería ser voz de
los sin voz". Es una frase que yo he dicho muchas veces, al igual
que otra que es algo así como "nadie puede decir que no sabía lo
que estaba pasando".
Miguel lo practicaba, fue el único que se quedó en Kosovo durante el
bombardeo de la OTAN. Consiguió las imágenes de la deportación en
trenes de miles de kosovares, fue el único que entró en Grozny bajo
los bombardeos rusos... Y otras muchas historias, siempre intentando dar
voz y ser voz de los sin voz.
-¿Vale la pena arriesgar tanto, en este caso la
vida, por obtener esas imágenes?
-Yo creo que sí... Yo más de una vez he dicho que mientras una
imagen revuelva un corazón, merece la pena todo el esfuerzo. A veces,
cuando en una exposición mía me escondo entre la gente y me pongo a
escuchar los comentarios que hacen sobre las fotos o miro qué caras
ponen o cómo reaccionan sus ojos, por ejemplo, para mí ya merece la
pena. Algunas imágenes llegan y mueven algo dentro de la gente, pero si
además consigues que no sólo provoquen pensamientos y sentimientos,
sino además acción, es decir, que empiecen a actuar de otra manera, ya
puedes darte con un canto en los dientes.
"El
sentimiento y el pensamiento, sin la acción no son nada. Cada uno tiene
la obligación moral de participar en la medida de sus
posibilidades"
-A la hora de embarcarte en una de estas aventuras...
¿qué es lo que te atrae, qué buscas detrás de ello?
-Yo creo que a lo largo ya de tanto tiempo he buscado siempre lo
mismo: mostrar el sufrimiento y la lucha de los débiles contra quien
los oprime. En realidad a eso se reduce. Y a través de la ventana
móvil que es la cámara, enseñar a la gente de aquí lo que les pasa a
los de allí, siempre con la esperanza de que las opiniones públicas en
los países democráticos presionen de alguna manera a sus gobiernos y
actúen en consecuencia.
Foto: Javier
Bauluz
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-¿Tú crees que un reportero se hace o se nace?
¿Tú naciste reportero o te hiciste?
-Hombre, me gustaba viajar, ver, mirar, contar, vivir, y un día
descubrí que había una cosa que se llamaba periodismo, en mi caso
fotoperiodismo, que permitía estar un día en una chabola miserable en
Ruanda y al día siguiente en una cena con el primer ministro de Japón.
Te permite estar en sitios donde sería imposible entrar de otra forma.
Y luego en mi caso es también querer contar estas historias
relacionadas con derechos humanos, partiendo de la base de que para mí
la información hoy en día, es una de las armas más potentes que
existen. Y que habrá que usarla.
-Ahora mismo está sobre la mesa el tema de la
inmigración. ¿Cómo crees que se debería enfocar?
-Un guardia civil, cuando empecé a trabajar en este tema, en el
96 me decía: "Qué más da que pongamos alambradas y muros. Eso
también lo hicieron en Australia para que los conejos no pasaran. Y al
final había tantos muertos al pie de la valla, que los siguientes
acaban pasando por encima de los cadáveres y saltando la valla".
Es decir, es como ponerles puertas al campo. Es absolutamente absurdo.
Morirán más, morirán menos, se detendrán más, devolveremos a más,
pero lo que está claro es que mientras no se intervenga en las causas y
se intente arreglar eso en profundidad, va a seguir sucediendo.
Deberíamos empezar a darnos cuenta de que esto va a ser así,
querámoslo o no. Y no es una cuestión de solidaridad o de justicia. La
única forma de mantener la infraestructura de esta sociedad, va a ser
utilizando mano de obra inmigrante. Ellos son los que van a pagar
nuestras pensiones. Como dice mi padre, a lo mejor había que empezar a
traerlos en trasatlántico y ponerles una alfombra roja para que vengan
a trabajar aquí, en vez de lo contrario. En menos de veinte o
veinticinco años, según los informes de la ONU y de la Unión Europea,
esto va a ser un país multiétnico y multicultural, con miles y miles
de gentes. Y eso por una sencilla razón: nosotros nos hemos convertido
en una sociedad tan enferma de comodidad y de lujo, que nos da asco
hasta tener hijos. Sino asco, repelús, ¡qué horror tener hijos, qué
incomodidad! Si no tenemos hijos y ahora hay tres trabajadores por un
pensionista, ¿qué es lo que va a pasar? Está claro, no hace falta ser
Dios, ni sociólogo ni nada para verlo. Es decir, no hay niños, por lo
tanto no va a haber jóvenes, por lo tanto no va a haber trabajadores,
por lo tanto, o los traemos de fuera o esto no se mantiene.
-El ideal de cada persona es llegar a ser ciudadano
del mundo. ¿Puede lograrse?
- Yo creo que hay cosas que van avanzando. Hoy en día los
fabricantes de coches, por ejemplo, tienen que decir que su coche es el
más ecológico si quieren vender más, es decir, se va caminando
despacio hacia una justicia internacional y de respeto de los derechos
humanos.
Al señor Pinochet le ha costado un buen disgusto pensar que todo el
monte es orégano; al señor Milosevic por fin le pararon los pies, muy
tarde pero le pararon los pies.
Sí hay una serie de cambios y de valores que están impregnando al
conjunto de la sociedad occidental, que es por suerte o por desgracia la
que dirige este mundo. Pero, evidentemente mientras siga habiendo más
pobres y los ricos sean cada vez más ricos; mientras los capitales
puedan viajar libremente e invertirlos donde quieras y en el sitio donde
más barata te salga la mano de obra; mientras no haya más justicia en
la distribución de las riquezas; mientras sigamos colonizando América
a través de las empresas españolas que están arrasando Latinoamérica
y haciendo un montón de barbaridades, mientras todo eso siga sucediendo
estamos mal.
Hay avances en ciertas cosas, mientras que otras siguen sin cambiar lo
suficiente. Lo que está claro es que la historia no se mueve sólo
mirando. La historia se mueve participando y moviéndola y hablando y
haciendo cosas.
"La
única forma de mantener la infraestructura de esta sociedad, va a ser
utilizando mano de obra inmigrante. Ellos son los que van a pagar
nuestras pensiones"
-Cuando surgen determinados problemas las ONG son los
colectivos que primero acuden a ofrecer su ayuda. Pero en los últimos
tiempos el número de organizaciones ha crecido notablemente. ¿Corren
el peligro de acomodarse?
-Las ONG son como los partidos políticos o como los dentistas,
o como todo, las hay buenas, malas, mejores, etc.
Yo empiezo a ser un poco crítico hacia el papel de las ONG, porque creo
que deberían empezar el momento de participar más de la vida
ciudadana, de los momentos sociales, de la política en el buen sentido,
y no limitarse a coger una subvención y ejecutar un proyecto. Creo que
también hay que presionar más para que las políticas de los gobiernos
vayan encaminadas hacia el respeto de los derechos humanos, justicia
social, etc.
-En este país, en este momento ¿cómo ves la
libertad de expresión?
-La libertad de expresión, en teoría existe, pero qué más da
que tú tengas libertad de expresión si no tienes un megáfono para que
te escuchen.
Si los medios de comunicación están por un lado muy frívolos, por
otro lado muy políticamente correctos, por otro lado temerosos de
perder sus anunciantes, etc, pues hombre, estamos un poco fastidiados.
Teóricamente hay libertad de expresión, tú puedes decir lo que te dé
la gana, pero qué más da si nadie te puede escuchar.
Por otro lado, creo que deberíamos empezar a usar el medio que ahora
existe para que esa libertad de expresión realmente pueda funcionar,
que es Internet. De momento es más o menos libre. El problema que tiene
Internet es que es como una gran biblioteca en la cual está todo, pero
si no sabes en qué estante está ni cómo se llama el libro que buscas,
estás un poco perdido. Pero lo que está claro es que si quieres enviar
una información, sencillamente vía correo la puedes rebotar a
cincuenta amigos, esos cincuenta amigos a otros cincuenta amigos. Una
información que antes era prácticamente imposible hacer llegar más
que a tus colegas del bar, ahora puede circular entre cientos de miles
de personas.
Habrá que empezar a buscar formas de organización en este medio.
"Yo
creo que hay una sobredosis, no de información, sino de
desinformación, y creo que eso al final ‘estupidiza’ un poco a la
gente"
-Por último ¿cómo ves el futuro?
-Pues que no basta con ver ni con mirar. Que el sentimiento y el
pensamiento sin la acción no son nada, que cada uno tiene la
obligación moral de participar en la medida de sus posibilidades. No se
le pide a nadie que se vaya a Kosovo a pegar tiros, ni nada por el
estilo, pero sí creo que dedicar un poco a los otros, sea aquí o sea
de fuera, es fundamental. Y además hay una cosa que está clara, te
sientes mucho mejor. Eso es lo que la gente no sabe. No sólo es un
trabajo y algo muy peñazo sino que además lo pasas bien, lo disfrutas,
y luego cuando te miras en el espejo te dices: anda, qué bueno soy.
Así que aunque sólo sea por propio egoísmo, merece la pena. El
futuro, como siempre, es decir, con nubes y claros. ∆