Lobo
Blanco se mueve en la espiral, existe por encima del tiempo y viaja por
las mentes llenando de sueños e ilusión a todos. |
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CUENTO INDIO XVI:
LOBO BLANCO
POR ELENA G. GOMEZ
Lobo
Blanco lleva varios días persiguiendo mis sueños, llamando mi mente,
queriendo entrar en este pequeño espacio de papel porque sabe que así
podrá llegar hasta el interior de vuestros corazones, que viajará por
vuestras mentes.
No hay nada más auténtico y que más despierte en nosotros el recuerdo
de un tiempo pasado, que el canto de un lobo.
Quien lo ha escuchado sabe que todo en él se paraliza. Su canto es la
llamada del Origen, y se eleva hasta los cielos para recordarnos que esta
existencia que vivimos es temporal y que hay otros mundos y otros seres
que nos esperan y nos cuidan.
Cuando el lobo canta habla de nosotros a las estrellas y les dice que aún
somos niños, niños que juegan a ser adultos y dueños de un mundo que,
de momento, se les escapa de las manos.
Esta es la historia que él me contó...
"En la manada había descontento, llevaban mucho tiempo sin poder
cazar y las fuerzas empezaban a debilitarse, así que decidieron
separarse. Una parte se dirigió hacia el norte, aunque sabían que allí
las condiciones de vida serían más duras, y otra parte tomó la
dirección sur porque estaban cansados de tanta dificultad y buscaban una
vida más tranquila y segura.
Pasaron muchas lunas hasta que ambas manadas consiguieron llegar a sus
nuevas tierras. Los primeros que llegaron fueron los que se dirigieron al
sur, ellos no tuvieron problemas y muy pocas vidas se perdieron en el
trayecto y, mientras ellos se instalaban, la manada del Norte luchaban
contra el frío y el hambre para poder llegar a su destino, y aunque
muchos no lo consiguieron, un pequeño grupo llegó al final y se
estableció en la que sería su nueva morada.
El tiempo fue pasando y las nuevas generaciones fueron tomando el relevo
y, con ellas, nuevos sueños y ansias de conquistas. La manada del sur
creció mucho y pronto sus tierras empezaron a quedarse pequeñas.
Un día un grupo de jóvenes decidieron abandonar su territorio e ir a
conquistar las tierras del norte. Sabían que en ellas vivían otros lobos
pero no les importaban, eran unos lobos primitivos, salvajes e ignorantes
y no tenían derecho a vivir.
La manada del Norte sabía que vendrían a atacarles, lo habían leído en
las estrellas, y también sabían que no podían vencerles porque ellos
eran muchos más, así que decidieron ocultarse de la manada del sur,
entrar en el interior de la tierra y no luchar.
Cuando los jóvenes lobos del sur llegaron se encontraron que no había
nadie. Tomaron las nuevas tierras y siguieron creciendo. Un día nació en
la manada del sur un lobo distinto. Su madre, que leía en las estrellas,
sabía que traería algo nuevo para la manada y le llamó El que busca el
Poder.
Pronto empezó a destacar sobre los demás por su fuerza y voluntad. No
había nada que no pudiera conquistar. Le interesaba todo y escuchaba a
sus mayores como nunca nadie antes lo había hecho. Y, cuando era aún muy
joven, se convirtió en el jefe de la manada.
Todos le querían porque era valiente y se preocupaba de ellos, pero,
sobre todo, destacaba de los demás porque no le interesaba el poder de la
manada, buscaba otro poder.
Un día reunió a la manada y les dijo: "Ahora sé que la
verdadera razón de venir a estas tierras no fue la necesidad de nuevos
territorios, sino que lo que en verdad veníamos buscando era a nuestros
antepasados, a la manada del norte, a aquellos que son nuestra otra parte,
porque sólo si nos unimos a ellos estaremos realmente completos.
Durante mucho tiempo entregué mi vida a vosotros, no dudé en sacrificar
todo para que la manada estuviese bien, creciera y no tuviera dificultad.
Tenemos una tierra fértil y una vida serena. Ya os lo di todo, pero ahora
sé que es mi tiempo, el tiempo de abrir un nuevo camino, el tiempo de
buscar a nuestros hermanos y así poder encontrarnos con la verdad."
La manada habló y mostró su descontento. No querían que se fuese, le
llamaban egoísta y loco, pero El que busca el Poder no se detuvo y
partió lleno de tristeza.
Cogió el camino de la primitiva manada del Norte. Sabía de su
existencia, sabía que ellos guardaban la sabiduría de los antepasados y
bebían creando un futuro distinto a todo cuanto él conocía, pero sobre
todo sabía que tenía que llegar hasta ellos y que lo conseguiría.
En el camino su mayor compañera fue la soledad, una soledad como nunca
antes había vivido, pero que le hacía crecer por dentro, crecer en la
fuerza y la confianza.
El viaje no fue sencillo, caminaba por un sueño y en algún momento
dudaba, ¿y si estaba equivocado? ¿Y si la manada del Norte había
desaparecido? No, se decía, yo sé que están ahí y que los encontraré.
La dureza del camino le hacía sentirse cansado, "ya no tengo edad
para esto" pensaba, "este viaje lo tenía que haber comenzado
cuando era más joven", pero a pesar de todo continuaba.
En su viaje conoció a otras manadas, y compartió con ellos su sueño,
algunos incluso le siguieron una parte del camino pero una y otra vez se
quedaba solo.
Al fin llegó el día que tantas veces había imaginado y su sueño se
hizo realidad. La manada del Norte existía y le esperaban, sabían que
les buscaba porque ellos conocían el sueño.
Con ellos comprendió que al igual que la manada se había separado, cada
uno vive separado dentro y que el objetivo de cada uno es fundir sus dos
partes.
Desde entonces, El que busca el Poder permanece con la manada del Norte,
escuchando la sabiduría de los antepasados, recuperando el origen de las
cosas, aprendiendo a ver en profundidad. Sabe que algún día regresará
junto a los suyos para decirles que todo es uno, que todos nacieron de la
misma manada y que están "condenados" a la Unidad".
Esta es la historia que Lobo Blanco quería que conocieras.
Lobo Blanco se mueve en la espiral, existe por encima del tiempo y viaja
por las mentes llenando de sueños e ilusión a todos aquellos que buscan
lo que hay dentro de cada cosa, de cada ser y de cada forma de vida por
muy pequeña que sea. ∆ |