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A. Oliva |
MUHAMMAD
YUNUS
LA REVOLUCION DE
LOS POBRES
Esta es la historia de una revolución. O de cómo
cambiar el mundo con 27 dólares. Una historia tan increíble como un
cuento de hadas, pero real. Esta es la historia del inventor del Grameen
Bank, el banco de los pobres: un sistema para terminar con la
pobreza mundial, que además funciona.
Texto:
Elena F. Vispo / Rami Ramos
Erase
una vez un joven estudiante de Ciencias Económicas que vivía en
Bangladesh cuando aún no se llamaba Bangladesh. El joven Muhammad Yunus,
pues ése era su nombre, se fue a estudiar a Estados Unidos y mientras
estuvo fuera hubo una guerra en su país. Aquello terminó en
independencia, pero a un alto precio: "Se había derramado mucha
sangre y el país estaba en ruinas. Se tuvo que empezar desde cero, pero
había un entusiasmo enorme. Pensamos que podíamos construir una
sociedad hermosa".
Contagiado de esa euforia, el doctor Muhammad Yunus abandona su vida
americana y un prometedor futuro profesional. Acepta la dirección del
Departamento de Economía en la Universidad de Chittagong (Bangladesh).
Confía en que sus conocimientos pueden ayudar a construir un país
mejor, pero pronto se topa con la realidad: "Como en todos los
países de reciente independencia, la euforia se convirtió en una
pesadilla muy rápidamente".
En 1974 una hambruna asola Bangladesh. El joven profesor Muhammad Yunus,
en su recorrido diario hacia la Universidad, pasa por aldeas donde la
miseria es extrema. "Hay muchas maneras de morir, pero el hambre es
la peor. Llega un momento en el que ya no se distingue entre una persona
viva y una muerta, el proceso es tan gradual que todo se difumina".
Pronto Yunus no puede soportar el contraste entre el ambiente
universitario y la desolación que le rodea. La diferencia entre teoría
y práctica es demasiada. "Cuando uno tiene que ver cómo la muerte
llega a los que están a su alrededor, se pregunta: ¿qué es la vida,
de qué trata? Además si estás enseñando en la Universidad todas esas
teorías económicas tan elegantes que no tienen significado alguno para
la gente que te rodea, sientes que no vales nada. Te sientes vacío como
ser humano".
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El buscador Muhammad Yunus se dedica entonces a estudiar
lo que tiene más a mano. "Decidí que debía renunciar a todo lo
que había aprendido en las aulas para intentar simplemente ser un ser
humano y buscar un modo de ser útil a otros seres humanos. No tenía ni
idea de lo que estaba haciendo, pero sí tenía una extrema
frustración. Procedo de un país donde las frustraciones se
alimentan". Durante un tiempo, Yunus se dedicó a convivir con los
habitantes de la aldea de Jobra, cercana a la Universidad. Allí
observó que uno de los grandes problemas eran los prestamistas, que
imponían condiciones tan abusivas que la gente vivía en estado de semi-esclavitud.
Un estudiante de Yunus elaboró una lista de estas personas y el
resultado fue de shock: 42 personas, que necesitarían en total 27
dólares. Unas 4.000 pesetas. "Esa fue la sorpresa más impactante
que he tenido jamás, porque como alumno de economía me han enseñado a
hablar en términos de billones de dólares. Nunca nadie, jamás, me
había hablado de cantidades menores a un dolar per cápita".
El primer impulso de Yunus es ponerlo de su propio bolsillo. "No
quería que pareciera que les estaba haciendo un favor, sólo pensé que
ya que pedían dinero a un prestamista podían pedírmelo a mí, pero yo
no les cobraría nada. Podían simplemente prometer devolvérmelo".
"Lo que no esperaba era la reacción que eso generó. Estaban tan
contentos ante una cantidad tan pequeña. Y esto generó en mí la idea
de que los bancos deberían hacer eso, porque la tarea de los bancos es
prestar dinero a la gente. Así que visité al director del banco del
campus universitario, y cuando le propuse prestar dinero a los pobres se
cayó de la silla. Pensó que bromeaba". Ése fue el comienzo de un
largo tira y afloja. La conversación con el director terminó en
batalla campal y Yunus apeló a los directivos. La respuesta fue en
todas partes la misma: no se puede prestar dinero a los pobres porque no
pueden devolverlo. Pero Yunus, para hacerles ceder, se ofreció como
aval. Después de seis meses el banco lo aceptó, para un máximo de 300
dólares. "Ahí descubrí el valor neto de un profesor
universitario".
Con los 300 dólares en la mano, el visionario Muhammad Yunus se
preparó para el salto al vacío. "Di adiós a tu dinero", le
dijo el director del banco, pero se recuperó hasta el último céntimo.
El director del banco lo atribuyó a la suerte, pero Yunus probó que se
equivocaba, ampliando el préstamo a otra aldea más, y luego a cinco,
diez, veinte, cincuenta... "El dinero volvía siempre, pero el
director del banco no repensó su posición, no podía aceptar que
hubiese un fallo en su idea inicial. Porque la gente puede estar
equivocada, pero el sistema bancario no".
"Decidí
que debía renunciar a todo lo que había aprendido en las aulas para
intentar simplemente ser un ser humano y buscar un modo de ser útil a
otros seres humanos"
Entonces Yunus decidió que, ya que en el banco no le
hacían ni caso, montaría su propio banco. A su manera. El gobierno
puso el grito en el cielo con un argumento evidente: bastantes problemas
hay dando dinero a los ricos, porque no lo devuelven, como para dárselo
a los pobres. Pero Yunus fue inflexible y después de dos años
insistiendo consiguió el permiso para abrir el Grameen Bank
(literalmente, el banco del pueblo). Era el año 1983.
El banquero Muhammad Yunus, que no tenía ni idea de cómo funciona un
banco, se puso manos a la obra siguiendo un criterio muy simple.
"Cuando había un problema buscábamos una solución, la poníamos
a prueba y si no funcionaba, buscábamos otra cosa. Eso fue sencillo.
Ante una dificultad, mirábamos qué hacían los bancos tradicionales...
y lo hacíamos al revés".
El funcionamiento del Grameen Bank es, cuanto menos, atípico: para
pedir un crédito la única condición es ser pobre. No se precisa aval
ni experiencia laboral, la base del Grameen Bank es la confianza. Se
presta preferentemente a mujeres. Los créditos tienen un interés
similar al de un banco normal y se piden en grupos de cinco personas. No
hay abogados ni juicios por impago, se considera que el 3% de morosos
-un porcentaje ridículo comparado con el de un banco tradicional- no
devuelve el dinero porque no quiera, sino porque no puede. Las oficinas
del Grameen Bank se usan poco, los empleados viajan por las aldeas
explicando que son los microcréditos y haciendo el seguimiento a los
que ya están en curso.
Precisamente el trabajo de calle hizo posible uno de los grandes logros
del Grameen: el 95% de los prestatarios son mujeres. "Convencerlas
de aceptar un préstamo fue difícil, las mujeres se iban corriendo
cuando nos veían. Decían: yo no he tocado dinero en mi vida, no sabré
qué hacer con él. Pero cuando dicen eso es su miedo el que habla,
porque se asume que eso pertenece al dominio masculino. Tardamos seis
años en conseguir una igualdad de hombres y mujeres, y entonces
observamos que el dinero que iba a la familia a través de las mujeres
aportaba muchos más beneficios que el mismo dinero a través del
hombre. Las mujeres son muy prudentes, sus experiencias vitales las han
formado para ser unas excelentes directoras de recursos".
Foto: M. C. Prieto
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Ante este dato, el banco de los pobres decidió
cambiar su política y dar prioridad a las mujeres en los créditos.
"Cuando una mujer toma el primer préstamo suele ser una cantidad
pequeña, porque tiene mucho miedo. Antes de aceptar el dinero pasa
muchas noches sin dormir. Cuando se le da el dinero está temblando, no
puede creer que nadie confíe tanto en ella. Muchas veces las lágrimas
resbalan por sus mejillas. La mujer se promete que hará lo que sea para
garantizar esa confianza y trabaja duramente para pagar el préstamo.
Así que, cuando un año después lo ha devuelto todo, la mujer mira al
mundo y ve que puede conquistarlo, que ha conseguido lo que le dijeron
que jamás podría hacer. Así que el Grameen Bank no es sólo dinero,
sino que el dinero es un instrumento para una relación de confianza.
Porque el Grameen Bank tiene que ver con una transformación y con
descubrir lo que uno es. Si esto se multiplica por 2,4 millones de
familias, tendremos una idea de lo que es el Grameen Bank".
En el banco de los pobres existen además 16 resoluciones que son
una especie de código de conducta. No son obligatorias, pero se
explican como algo útil a potenciar. "Estas decisiones se han ido
desarrollando a lo largo de los años. Tienen que ver con los debates
con los prestatarios sobre la vida, lo importante, lo que se puede hacer
y lo que no". Las normas son del tipo: enviaremos a los niños a la
escuela; beberemos agua de pozos sanos o la herviremos antes de tomarla;
cultivaremos vegetales todo el año, consumiremos en grandes cantidades
y venderemos lo que sobre (la deficiencia de vitamina A es un gran
problema en Bangladesh). En cuanto a la educación, casi el 100% de los
niños Grameen que empiezan los estudios los acaban. Muchos de ellos
están en la Universidad: el banco les financia los estudios y ellos se
comprometen a devolverlo cuando empiecen a trabajar.
Otra norma garantiza que todos los prestatarios y sus familias voten en
las elecciones. A quien quieran, pero que voten. "De esa manera los
políticos se vuelven más cuidadosos, porque saben que vas a votar en
masa. Y que llevas a los niños para que aprendan en democracia, para
que recuerden que sus padres iban a votar y cuando crezcan voten ellos
también y constaten qué significa el voto en sus vidas". En el
año 96, tras una campaña del Grameen Bank a favor del voto, el nivel
de participación llegó al 93%, con la mayor participación femenina
jamás vista. El partido fundamentalista bajó de 17 escaños a tres. En
las municipales del año siguiente las mujeres ya tenían su lugar en
las listas.
El revolucionario Muhammad Yunus ha exportado la
fórmula Grameen a muchos sitios. Partiendo de la base de que las
condiciones culturales, geográficas y climáticas pueden variar, pero
los pobres tienen los mismos problemas en todo el planeta, los
microcréditos se aplican con éxito en más de sesenta países de Asia,
Africa, Europa y América. Muchos países desarrollados la han adoptado,
en lo que supone "una transferencia tecnológica del Tercer Mundo
al Primero" sin antecedentes.
Además, el Grameen se expande. El inquieto Muhammad Yunus, una vez
consolidado el banco, buscó formas de mejorar la calidad de vida de sus
prestatarios. Además de programas de educación y formación, salud,
jubilación, pensiones y otros temas sociales, sus miras se centran en
las nuevas tecnologías. La Grameen Telecom ha hecho llegar teléfonos
móviles a más de 2.000 aldeas en Bangladesh. El 85% de las aldeas
bengalíes no tienen electricidad, así que Grameen Shakti (para el
desarrollo de las energías renovables) ha instalado paneles solares. Y
Grameen Communications está llevando Internet a todos estos lugares.
"Esto abre las puertas a todo tipo de oportunidades de negocios,
empleos, venta, comercio electrónico... todo es posible".
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El economista Muhammad Yunus ha dedicado muchas horas a
estudiar la pobreza. "Las instituciones financieras tienen el
principio básico de que cuanto más tienen más obtienes. Pero si
alguien mirase todo este sistema por primera vez, diría que aquí hay
un apartheid financiero. Porque cuando excluyes a la gente sin
que ellos tengan la culpa, es un apartheid. Pero pobres y ricos
vivimos en el mismo planeta, donde el dinero es necesario para poder
obtener dinero. Si no tienes el primer dólar no podrás conseguir el
segundo, y seguirás siendo pobre toda la vida". El Grameen Bank
está destinado a poner ese primer dólar.
Gracias a sus rompedoras teorías, el ideólogo Muhammad Yunus ha
recibido galardones en todo el mundo. Entre ellos, el Príncipe de
Asturias a la Concordia o el Premio Internacional UNESCO-Simón
Bolívar. También ha sido propuesto para el Nobel de Economía.
"La pobreza está creciendo en el mundo, pero podemos detener este
proceso. Esta sería una gran noticia, porque el mundo está cambiando,
y en poco tiempo la transformación será total. Pero ¿qué tipo de
sociedad estamos buscando? Si podemos responder a esa pregunta, a mí me
gustaría que cuando esa transformación tenga lugar no llevemos con
nosotros la pobreza. De modo que toda nuestra creatividad sea para que
no haya ni una persona pobre en cualquier lugar del mundo".
Gracias al Grameen Bank, el diez por ciento de la población bengalí ha
salido de la pobreza. Para el rebelde Muhammad Yunus, esto es sólo el
principio. ∆ |