Contundente, brillante y
crítico en sus planteamientos. Así acostumbra a hablar y escribir el
Magistrado Joaquín Navarro Estevan. Un día pensó que la mejor manera de
contribuir a crear esa justicia de todos y para todos era hablando de la
injusticia, la dependencia, la parcialidad y la mordaza que, asegura, se
vive en el seno de la Justicia. Su voz y su pluma son hoy objeto de
críticas y amenazas desde distintos frentes.
"En
España hablar claro sigue siendo una aventura, quizá demasiado
peligrosa, pero sin duda necesaria."
"En
España existe un machismo tradicional muy arraigado, transmitido a
hombres y mujeres, generación tras generación. Esto ha estado patente
también entre los jueces."
"Aquí
el poder cree tener derecho a la impunidad y no tolera el control. Por
ello siempre ha recurrido a los consensos."
"Los
españoles estamos escasos de libertad. Estamos huérfanos de capacidad de
lucha. El español es más que nunca gregario, está en las filas de la
servidumbre voluntaria sin apenas protestar."
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En
la calle es conocido como Juez Navarro. Es buen conversador, y cuenta las
cosas con la gracia y el desparpajo que aporta el acento andaluz. Sus
inquietantes crónicas llegaron a ser muy populares. Participó en
tertulias radiofónicas, colaboró en periódicos y revistas nacionales,
es autor de numerosos ensayos jurídicos, y en los últimos años ha
publicado varios libros analizando la situación de la justicia en nuestro
país, un tema que conoce bien, ya que lleva en la carrera judicial desde
1970. En la actualidad es Magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid.
Sin esperanza y sin miedo, como asegura en su libro "Palacio de
Injusticia", el Juez Navarro analiza los casos más populares de los
últimos tiempos, intentando "desvelar quién es quién dentro de
esta guerra de poderes cuyas víctimas siempre son los mismos: los
ciudadanos". Hoy, tan sólo un periódico de tirada nacional se
atreve a publicar sus opiniones.
-El Consejo General del Poder Judicial le abre un expediente
disciplinario por unas declaraciones en la radio y dos artículos
publicados en la prensa. La Policía encuentra su nombre y su fotografía
entre varios documentos intervenidos a dos comandos etarras... Dígame,
señor Navarro ¿uno llega a acostumbrarse a vivir así?.
-Pues mire usted, uno nunca llega a acostumbrarse. Este tipo de
situaciones son especialmente incómodas porque tienen como objetivo
amordazar la libertad de expresión. Cuando esto ocurre, uno llega a la
conclusión de que no existe democracia. En España se está intentando
neutralizar y limitar el ejercicio de la misma a través de la autocensura
y el que no lo hace, pronto recibe consecuencias negativas por ello.
-Me imagino que este tipo de "atrevimientos", si además
se producen en el seno de la judicatura, serán aún más imperdonables.
-En este país -aunque algunos aseguren lo contrario- el juez
está considerado como un funcionario público. Todo funcionario público,
por definición, es una persona dependiente que tiene la obligación de
obedecer y plegarse a lo que sea su superior. Para mí el juez es algo
diferente. Si la persona encargada de amparar los derechos humanos de
todos los ciudadanos frente al Poder, es una persona eunuca -en el sentido
de dependiente- precisamente del mismo poder frente al que tiene que
luchar... apaga y vámonos.
-En sus libros y en sus críticas hay una idea común que se podría
resumir con la frase de Sciacia que emplea en varias ocasiones: "El
Poder sigue siendo ese gran delincuente impune". ¿Este es un
problema actual o ha sido así siempre?
-Siempre ha sido así. Nosotros seguimos un modelo de justicia
denominado continental que es una confusión -a mi entender- de los dos
modelos peores que existen: el modelo prusiano y el modelo francés. En
éstos, el juez es un apéndice del Ejecutivo y esa mentalidad está muy
arraigada en nuestro país. La propia Constitución recoge la frase de que
la Justicia se administra en nombre del Rey. Esto lo explica todo. Si en
un sistema democrático la justicia emana del pueblo -como dice la
Constitución- pero se administra en nombre del Rey... las cosas no
coinciden. ¿Acaso el poder legislativo se administra en nombre del Rey?
¿Y el poder ejecutivo? Entonces, ¿por qué el poder judicial? Mire,
aquí el Poder cree tener derecho a la impunidad y no tolera el control.
Por ello siempre ha recurrido a los consensos.
-¿A qué consensos se refiere?
-Son pactos entre oligarquías para impedir la democracia. Un
primer consenso se produjo cuando media docena de personas establecieron
unas reglas del juego e imponen una forma Monárquica de Estado sin contar
con el pueblo. El segundo consenso fue el parlamentario, según el cual se
marginó a las minorías y se estableció un pacto de descontrol del
poder. El Parlamento no controla al Ejecutivo, luego no es un Parlamento
democrático. El tercer consenso es gubernamental. Se consiguió hacer a
la Oposición cómplice de la razón de Estado. El cuarto consenso es
jurisdiccional: el poder judicial garantiza la impunidad al poder y los
poderosos. Cuando a un juez se le ocurre entrar en alguna de estas
materias, le puedo garantizar que le va muy pero que muy mal. Lo
sancionan, le expulsan de la carrera judicial, etc. Por último está
también el consenso mediático que excluye el debate en cualquiera de los
temas anteriores. Por lo tanto aquí no hay quien hable de nada. Y el que
lo hace, sabe a qué se arriesga.
-Usted abandona la carrera judicial durante un tiempo y se mete en
la política -senador por Almería y diputado con el PSOE-. Dimite de su
escaño y vuelve al seno de la Justicia. ¿Por qué regresa y por qué
continúa?
-Pues mire, creo que soy un ejemplo vivo de que, pese a todo, es
posible la libertad. En España hablar claro sigue siendo una aventura,
quizá demasiado peligrosa, pero sin duda necesaria. Muchos han renunciado
a esto y han aceptado las normas del sistema. Creo que la manera lícita
de comportarse es mantenerse en contra de todos estos consensos -que antes
mencionaba- que hacen que "el Poder siga siendo ese gran delincuente
impune".
-Varias encuestas desvelan que el ciudadano no confía en la
Justicia. Un 51% de los encuestados niegan la imparcialidad de los
Tribunales; un 72% no cree que exista igualdad ante la ley penal; un 47%
opina que los Tribunales no son coherentes y que resuelven casos iguales
de distinta forma... Todo parece indicar que la justicia está por los
suelos. ¿A qué achaca usted estos resultados?
-Al final el pueblo ha visto lo que tenía que ver después de
tanto escándalo: la ley distingue, discrimina, margina. Luego, también
está el hecho de que el poder judicial tampoco está protegido por el
resto de los poderes. Así, cuando un fiscal se ha visto obligado a
intervenir en casos donde estaba implicada gente poderosa, ha sido
abandonado a su suerte y no ha tenido respaldo del poder público. Todo
esto ha provocado hábitos, costumbres de sumisión, servidumbres. El
pueblo español es muy poco suspicaz, porque si ve que la justicia no es
igual para todos, la consecuencia es que tiene la culpa el poder judicial
-que tiene gran parte de culpa- pero habría que escarbar para ver por
qué es así, qué hay debajo de todo esto.
-En su artículo "Cuatro historias ejemplares" analiza
cuatro sentencias bochornosas hacia la mujer. ¿Por qué en este momento
el aumento de casos de agresión a mujeres y la falta de sensibilidad por
parte de los jueces a la hora de dictar sentencias, son cuestiones que
parecen ir a la par?
-Contra toda lógica, el tema de la familia se sigue considerando
de ámbito privado. Lo que ocurre es que ante tanta barbarie no ha habido
más opción que considerarlo tema público. Por otro lado no hay que
olvidar que en España existe un machismo tradicional muy arraigado,
transmitido a hombres y mujeres, generación tras generación. Esto ha
estado patente también entre los jueces. Todo juez que se precie, por
machista que sea -sea hombre o mujer-, atribuye a la mujer por regla
general la guardia y custodia de sus hijos en caso de separación o
divorcio. Lo cual no he entendido nunca, porque será como todo, depende
de cada caso. Y la gran incongruencia es que en otros terrenos no se fían
nada de la mujer y la machacan, atentan contra su dignidad a través de
sentencias ejemplares. Así ocurre que un marido que ha agredido a su
pareja en varias ocasiones, tenga derecho de visita al hijo o deba conocer
con exactitud en qué centro de acogida se encuentra la mujer... para
poder matarla mejor. Como esta situación no sea aceptada por la mujer, el
juez le amenaza e incluso le puede enviar a la policía o guardia civil a
casa para hacer cumplir la sentencia. La inmensa mayoría de los jueces
españoles, en casos de malos tratos, piensan que algo haría ella, o que
sobre el marido pesa -como se decía antiguamente- un derecho de
corrección. Esto ha sido mantenido casi hasta anteayer.
-Usted que fue Senador y Diputado por Almería y conoció de cerca
la problemática que allí se vive con los inmigrantes. ¿Qué piensa
cuando ve hechos como los ocurridos en El Ejido?
-Soy de Almería y conozco aquello. Asistí al nacimiento
espectacular de El Ejido y le aseguro que se veía venir todo aquello. El
boom económico que vivió la zona no se correspondía con el avance
cultural. Mucho dinero circulando, tráfico de drogas, prostitución, auge
de la banca usurera, suicidios. Una sociedad de crecimiento acelerado,
donde se está a la defensiva para sobrevivir, donde se trabaja como mulos
bajo los plásticos -con 60º de temperatura-, prepara todo para expulsar
al extraño. El racismo allí es moneda común, son racistas profundos.
Otra cosa distinta es que tengan la culpa o no de esto. Allí el moro es
una persona absolutamente miserable y repudiable, y la mora es una señora
con la que uno se puede acostar. A los moros se les paga una miseria y a
cambio no se les da ni la Seguridad Social. Yo creo que esto se está
convirtiendo en el gran problema de nuestro tiempo: la gran insurrección
mundial va a ser la de los inmigrantes. El mantenimiento de organizaciones
como la OTAN se debe fundamentalmente a la preparación de una guerra
contra los inmigrantes. Estoy convencido. ¿Para qué se quiere una OTAN
si no existe un Ejército Mundial que sirva como oponente? Porque hay que
defenderse de la agresión de los países del Tercer y Cuarto Mundo, de
los inmigrantes. Hoy el tema preocupa a todos los países y la respuesta
está siendo -lo podemos ver en la UE- represión policial y legal. Y
luego dicen que España necesitará en breve un millón y medio de
inmigrantes como mano de obra porque aquí no nace nadie. Fíjese la que
se puede preparar.
-En su libro "Palacio de Injusticia" comenta que en
nuestro país se han vivido cuatro grandes conspiraciones. ¿Cuáles son y
qué influencia tienen en nuestros días?
-En nuestro país todo circula entre conspiraciones y consensos. A
mí me han acusado en muchas ocasiones de conspirador. Cuando me preguntan
siempre les digo que yo acostumbro a decir lo que pienso en público:
conferencias, libros, entrevistas. ¿Dónde está ahí la conspiración?
No obstante me puse a pensar en el tema y llegué a la conclusión de que
todas las conspiraciones habían sido organizadas por el poder. La primera
fue el intento de golpe de Estado del 23-F, cuyos inquisidores siguen sin
salir a la luz, ocupando alguno de ellos, puestos de alta responsabilidad
en la trama institucional del sistema. No se arañó ni la superficie de
todo aquello porque afectaba a los cimientos del Régimen. La segunda
conspiración: Se organiza desde el Estado un grupo terrorista para matar,
y mató. Los máximos conspiradores siguen ocultos bajo aquella inmensa X.
La tercera: Se trazó un plan para robar desde el Estado y se robó
(cohecho, corrupción, estafas, prevaricación). La cuarta conspiración
es ante la que nos encontramos: El poder que había hecho las anteriores y
que había perpetrado todo tipo de delitos contra la convivencia y la
comunidad, decide que es necesario defenderse de aquellos jueces que
metían las narices en esas conspiraciones. Necesitaban asegurar su
inmunidad y para ello crucificaron a una serie de fiscales y jueces
concretos.
-¿Cuándo y sobre qué es mejor guardar silencio?
-No se trata de guardar silencio, si no de ser más inteligente.
Me atrae mucho la literatura y creo que va siendo hora de que escriba una
novela. Es la mejor forma de decir lo que pienso sin meterme de bofetadas
con las cosas. Quiero seguir probándome a mí mismo.
-Hágame una crítica. ¿De qué estamos escasos los españoles?
-De libertad. Estamos huérfanos de capacidad de lucha. El español es
más que nunca gregario, está en las filas de la servidumbre voluntaria
sin apenas protestar. Esto me llena de indignación.
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