
Comenzó
su trabajo como cronista parlamentaria con el inicio de la transición, de
la que guarda un imborrable recuerdo. Demócrata hasta la médula, acaba
de publicar el libro Señora
presidenta donde repasa la evolución de las esposas de los
presidentes hasta el día de hoy.

Después
de 40 años de dictadura, en España nos creíamos vacunados en cuanto a
la extrema derecha, a las xenofobias... Pero lo que pasó en El Ejido es
algo que a todos los demócratas nos estremece.
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Esa mujer menuda que es Julia Navarro llega antes de la hora,
con un ejemplar de su último libro bajo el brazo, y mira alrededor para
toparse con una entrevista a la que contesta como una ametralladora.
Desgrana las preguntas con la destreza que otorga la experiencia y la
seguridad de quien conoce los entresijos políticos.
-¿Por
qué tu último libro, Señora
presidenta?
-Señora presidenta es un
estudio sobre la evolución del papel de la mujer en España desde los días
previos de la Primera República hasta nuestros días. Esa evolución yo
la he hecho a través de las mujeres de los presidentes. Ha sido un
trabajo de investigación de un año largo y del que
me siento especialmente satisfecha.
-¿Hay
excesivo protagonismo de las mujeres de los presidentes, cuando en
realidad no es a ellas a quienes se vota?
-Hasta el momento no ha habido excesivo protagonismo, quizá porque la
que más lo ha ejercido es Ana Botella. Hasta ella las presidentas han
pasado prácticamente de puntillas. Como en nuestro país el papel de la
mujer del presidente no está institucionalizado, cada una lo llena como
entiende que debe hacerlo.
-Para
que en nuestro país llegara a gobernar una mujer, ¿qué sería necesario
cambiar?
-A mí no me parece que sea tan lejano. Creo que cada vez estamos más
cerca de que una mujer pueda ser jefe de gobierno. Si el siglo XX ha sido
el de la revolución de las mujeres, el XXI será el siglo en que las
mujeres van a consolidar todo lo conquistado en esta última mitad de
siglo.
-Ahora
estás preparando un ensayo sobre un nuevo feminismo, ¿cuál es el nuevo
papel de la mujeres en la sociedad?
-Por primera vez dejamos de ser objetos de la historia para ser sujetos
de la misma. La historia la escribían hasta hoy los hombres y la sufríamos
también las mujeres. Los movimientos feministas han ayudado a conquistar
la igualdad jurídica para las mujeres y poco a poco se ha impuesto esa
igualdad social, pero todavía es un derecho que hay que recorrer.
-Con
los brotes recientes de racismo que hubo en El Ejido, ¿crees que en la transición
nos olvidamos de enfrentarnos de cara con los fascismos, que ahora vuelven
a surgir?
-Ese problema en la transición
no existía y por eso no se trató. Pero creo que en España, después de
40 años de dictadura, nos creíamos vacunados en cuanto a la extrema
derecha, a las xenofobias... Pero lo que pasó en El Ejido es algo que a
todos los demócratas nos estremece. Hay un auge de neonazismo en toda
Europa. Hace pocos meses el presidente de Suecia convocó un foro contra
el Racismo, que me parece una de las iniciativas más importantes de los
últimos tiempos. ¿Por qué? Porque en esta Europa cómoda y rica en la
que vivimos empezamos a poner murallas para que no venga la gente de
fuera, y eso aparte de una barbaridad es un error. El futuro de Europa será
multirracial y multicultural o no será absolutamente nada.
-¿Cómo
se vivió desde la trastienda la preparación de estas elecciones?
-Hace muchísimos años que me dedico al periodismo político y estas
elecciones me parecieron absolutamente apasionantes quizá porque fueron
muy reñidas, donde nadie podía decir de antemano que iba a ganar o a
perder. Y desde ese punto de vista, estas elecciones se vivieron de una
manera diferente.
-Después del pacto entre IU y PSOE, ¿cómo defines en estos momentos
“la izquierda que viene”?
-Tiene que ser una izquierda distinta, moderna. ¿Cómo debería
ser su proyecto político? Pues debería basarse fundamentalmente en la
solidaridad y en un mejor reparto.
-Con
tus libros, ¿qué pretendes aportar a la historia contemporánea?
-Nada, yo no pretendo aportar nada (se ríe, nerviosa). Eso sería una
presunción por mi parte. Soy periodista y una persona comprometida, que
es parte de la sociedad, y escribo como otros desarrollan otro tipo de
actividad. ¿Qué pretendo hacer con mis libros? Por ejemplo La izquierda que viene fue un ensayo sobre cómo tendría que ser la
izquierda del futuro después de la caída del muro, y aportó la reflexión
de muchas personas. Con Señora
presidenta intento explicar a las mujeres que dicen que no son
feministas, que no son conscientes de dónde venimos y de que los derechos
que hoy tenemos no nos los han regalado, se deben a la lucha de mucha
gente. En este libro he intentado hacer un recordatorio de qué pasaba en
España hace un siglo y qué pasa hoy en día.
-Comenzaste
como periodista en la transición,
¿cuál es hoy tu aliciente cotidiano para trabajar?
-Mi trabajo me encanta, me considero una privilegiada. El trabajo que
hago ahora y el que hacía hace veinte años no es el mismo, pero el
periodismo me sigue pareciendo un oficio maravilloso, que es contar todos
los días lo que pasa.
Y eso es un privilegio porque una sociedad no es democrática, no es
libre, si no tiene información.
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