El hombre vive prisionero de la
dualidad porque en realidad teme al amor, y en su interior sabe que si ama se queda
desnudo ante sus miedos, ante sus limitaciones, ante sus prejuicios, pero el hombre no
sabe que al amar, al entregarse, se rompen las cadenas de la mente y queda en libertad. |
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CUENTO INDIO VIII:
"GUERRERO DE LA FUERZA"
POR ELENA G. GOMEZ
Una vez más la voz me
preguntó "¿dónde está el origen de la Fuerza?".
Y yo, como siempre, no respondí. Desde hacía muchos años así era nuestra relación, la
voz preguntaba y yo tenía que encontrar las respuestas.
Todo comenzó cuando una vez, de pequeño, unos amigos y yo entramos en
Cueva Profunda, una cueva que estaba prohibida para los niños porque decían que en ella
habitaban espíritus oscuros. Y como podéis imaginar, no hay nada mejor que lo prohibido
para unos niños que pretendíamos demostrar que éramos mayores y que queríamos ser los
más valiosos guerreros de la tribu.
Fuimos muchas veces a la Cueva pero no vimos ni escuchamos más que nuestra propia
respiración, así que mis amigos se cansaron de aquel juego y un día me encontré con
que nadie quería ir ya a ella. Yo, sin embargo, me sentía atraído por la cueva, no
podía explicárselo a nadie pero yo sí había escuchado una voz.
Durante mucho tiempo guardé en silencio mi secreto y cuando nadie me veía entraba en la
Cueva. La Voz se convirtió en mi compañera de juegos y de inquietudes, y sin haberlo
establecido nunca, yo comprendí que si quería escucharla, no podía poner condiciones.
¿Caprichosa? No, la Voz no era caprichosa, era sabia, y conocía muy
bien mi interior, sabía que si me daba las respuestas a mis preguntas nunca más
volvería a su lado, porque en el fondo, a mí lo que realmente me gustaba, era llegar por
mi propio esfuerzo.
Recuerdo que una vez me preguntó: "¿Con qué piensa un guerrero?"
Parece muy fácil contestar lo correcto ¿verdad?, pues no, porque yo sabía que a la Voz
nunca le valían las respuestas inmediatas.
Así que durante un tiempo busqué la respuesta correcta y un día la encontré: el
guerrero piensa con el corazón.
Otro día la Voz me dijo: "Existe un mundo visible y otro invisible. El primero
existe porque así lo crea el segundo. Si quieres encontrar la respuesta aprende a ver
detrás de lo que te rodea. Busca los mundos invisibles que mueven la vida. Aprende a
moverte en ellos, a conocerlos y a manejar sus energías. Busca".
Confieso que aquella vez no entendí lo que la Voz me decía, pero sabía que si ella me
lo proponía era porque yo estaba preparado. Siempre confié en la Voz y nunca dudé de
ella. Así que busqué. Al principio no veía nada distinto, la tribu y su forma de vida,
las dificultades cotidianas, los niños creciendo, etc. etc. Hasta que un día se murió
un hombre de la tribu y mientras asistía a la ceremonia de despedida comprendí que en
realidad no había muerto, simplemente había dejado su cuerpo y sus pertenencias pero que
él volaba ahora en libertad. Entonces me pregunté: "¿Cuál es la verdad de cada
uno?" y la respuesta vino clara a mi mente. La Verdad es lo que cada uno crea. Cada
uno está formado de mentiras y verdades. Las mentiras son las que nos han inculcado,
mientras que la verdad se encuentra prisionera dentro de cada uno, tapada por muchas
mentiras y sólo cada uno la puede descubrir.
Entonces comprendí que siempre había pensado que la verdad era decir
todo lo que se pensaba, pero estaba confundido, la verdad es aprender a ver en todo lo que
nos rodea, pero eso requiere valor y también humildad. Entonces descubrí que había un
mundo para los valientes donde se podía conocer la verdad.
A partir de ese momento la venda se quitó de mis ojos y empecé a ver todo de forma
distinta. Comprendí que el hombre vive prisionero de la dualidad porque en realidad teme
al amor, y en su interior sabe que si ama se queda desnudo ante sus miedos, ante sus
limitaciones, ante sus prejuicios, pero el hombre no sabe que al amar, al entregarse, se
rompen las cadenas de la mente y queda en Libertad.
Entonces supe que había un mundo para los valientes donde se podía conocer la verdad.
La última vez que la Voz me habló dentro de la cueva me preguntó:
"¿Por qué el hombre no vuela?". Yo le respondí que el hombre no vuela
sencillamente porque no se cree que pueda volar. Y si las aves pueden volar con sus
cuerpos, el hombre puede volar con su mente y a través de ella puede entrar en los mundos
invisibles, pero para ello tiene que volverse como un niño, puro, libre de esquemas,
libre de prejuicios.
Después de contestarle yo, como siempre, no esperaba ninguna respuesta, sabía que con su
silencio afirmaba mis pensamientos, pero en esta ocasión la Voz me habló y dijo
"estás preparado para descubrir quién soy. Sé que lo deseas desde hacía mucho
tiempo y que muchas veces has pensado que soy el espíritu de un antepasado que ahora te
está ayudando. Ve hacia el fondo de la cueva, vence el miedo a lo desconocido, a lo
prohibido y encuéntrame".
Obedecí. Confiaba en ella, así que a medida en que me acercaba al fondo de la cueva
veía a un joven sentado. Al principio no distinguía bien sus rasgos, pero me resultaba
familiar. Cuando llegué junto a él lo vi y me puse a reír, el joven era yo, la Voz era
mi Voz, ya nunca tendría que ir a buscarla a ningún lugar porque todo lo que yo
necesitaba conocer estaba dentro de mí, sólo tenía que dejarlo fluir y confiar en mí
como antes lo había hecho en la Voz.
Así fue como descubrí que la confianza no está en función de lo que los demás vean en
ti, sino en tu interior. Y si confías en ti la fuerza nace.
Así es mi historia, Yo soy Guerrero de la Fuerza, el que comprendió que la confianza da
paso a la fuerza, y la fuerza es hija del Amor. |