Y van siete. La primera se celebró en 1992 en Río de Janeiro. El objetivo principal era y sigue siendo frenar la emisión de gases que están provocando un peligroso calentamiento del Planeta.
Cuando escribo esto aún está en pleno desarrollo la actual cumbre, la de La Haya, pero sin pretender ser futurista ni catastrofista, creo que es fácil imaginar su resultado. O sea, nada.
Y el caso es que la comunidad científica internacional ya afirman sin lugar a dudas que la temperatura de la Tierra está subiendo, que ello es debido a la mano del hombre, y que si no se ataja la historia el próximo siglo será el que contemple la desaparición de la especie humana sobre el planeta.
Pero, aunque resulte incomprensible, no es suficiente.
El hombre es una extraña criatura que prefiere vivir a tope el presente aunque ello suponga cargarse el futuro. Y lo practica tanto a nivel individual como colectivo. Es como si "futuro" fuese una palabra sin significado, perdida en el tiempo, difícil de ser comprendida y, mucho menos, considerada como vital.
Por ello, y porque la ignorancia del mal llamado "Homo Sapiens" es directamente proporcional a su egoísmo, nos estamos cargando este bello planeta.
Ahora mismo miles de científicos están trabajando para sacar a la luz, a principios del 2001, un nuevo informe sobre el calentamiento del planeta y sus consecuencias para la vida.
Pero dicho informe, al igual que todos los demás, será ignorado por los países más poderosos del planeta, encabezados por los EE.UU, primer emisor de gases a la atmósfera, que no quieren gastarse un dinero extra, o dejar ganar un poco de dinero más, en tomar medidas preventivas que eviten dichas emisiones.
O sea, no quieren dejar de ganar mucho dinero aunque éste luego lo pierdan con creces en corregir los efectos de las catástrofes naturales producidas por el cambio climático.
Y ante tal actitud, uno piensa si esta gentuza tendrá algún tipo de bula concedida por el más allá donde se les garantice que sus vidas no van a correr peligro, que ellos van a estar al margen de las consecuencias catastróficas que amenazan a la humanidad.
O tal vez sea que en realidad quieren cargarse el planeta, es decir, convertir este mundo en un infierno donde ellos no tendrán competencia y reinarán sobre los restos de lo que un día fue un precioso lugar lleno de vida.
Es sintomático que la actual Cumbre de La Haya esté más pendiente del resultado de las elecciones USA, del show yankee, que de lo que hacen allí. Ello da idea del poder que maneja el "dios" americano y de su influencia en los demás países.
Claro que cuando este artículo salga a la luz ya sabremos quién es el presidente de los yankees y ya sabremos que la Cumbre de La Haya fue un nuevo fracaso, así que todo seguirá igual, el CO2 seguirá invadiendo nuestra atmósfera, la temperatura seguirá subiendo, los polos seguirán su imparable deshielo y todas las previsiones serán, por desgracia, una realidad.
¿Y la humanidad qué opina? Pues los demás, el resto, sencillamente no opinan. Es como si no fuera con ellos. Quitando a los grupos ecologistas y algunas voces sueltas por aquí y por allá, el resto no sabe, no contesta.
En realidad piensan que la cosa no es para tanto, que siempre hubo y habrá cambios, y que este planeta se las arregla solito para corregir nuestros desaguisados. Así que es más importante ocuparse del día a día, confiar en los que mandan, que para eso están ahí y sentarse plácidamente a ver "el gran hermano" o el partido de turno, que, al fin y al cabo, ¿qué puedo hacer yo para cambiar las cosas?
Luego, cuando las aguas inunden sus casas o los vientos huracanados destrozan sus negocios, arremeten con furia contra sus gobiernos por no ser previsores y no proteger sus vidas.
O sea, a los mandamases no les interesa y a los de a pie no les preocupa.
¿Y para qué se reúnen entonces? ¿Será por morbo? ¿O será para mostrar una vez al año su poderío ante los demás y su arrogancia?
Lo dicho, seremos borrados del mapa sin haber asimilado nuestra ignorancia. Y no será la primera vez.
Sólo que esta vez la Tierra, la madre Tierra, se ha cansado de aguantarnos./ M.C.