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EL ARBOL DEL BUHO

 

 

 

 

A su lado cada día era un viaje por mi propio bosque hasta que un día me demostró que yo sólo veía lo que quería ver.

 

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CUENTO INDIO XV:

AGUILA DEL SOL
POR ELENA G. GOMEZ

Hace mucho tiempo un valiente guerrero plantó su semilla en la más hermosa de las jóvenes de todos los tiempos, y de su unión nació la criatura más perfecta que nadie pueda imaginar.
A la pequeña le dieron el nombre de Aguila del Sol y dicen que todo aquel que estaba a su lado sentía en su interior el poder del Sol: si alguien tenía algún problema, veía la solución, si alguien estaba enfermo, su calor le curaba.
Era realmente un ser especial, venido del cielo y, ahora lo sabemos, nacido en un tiempo en el que los hombres no podían comprender su poder.
A medida en que Aguila del Sol crecía, en sus ojos aparecía una sombra de dolor que cada día se hacía más grande y apagaba su resplandeciente mirada.
La niña dorada se estaba convirtiendo en una hermosa y sensible joven que era incapaz de comprender el comportamiento de las personas. Y así fue como Aguila del Sol empezó a pasar más y más tiempo sola en el bosque, y aprendió a andar por él de tal manera que siempre sabía qué animales había y dónde se encontraban, dónde podía obtener agua y plantas o frutos comestibles. Su vista, oído y olfato se volvieron más agudos y le permitieron incorporarse al bosque como una parte más de él.
Llegó un día en que la joven ya no salió del bosque. Durante un tiempo los hombres de su tribu la buscaron, pero ella, que conocía bien el lugar, supo esconderse de ellos. Después de muchas lunas llegaron a la conclusión de que había muerto y dejaron de buscarla.
Aguila del Sol vivió durante mucho tiempo en el bosque, y en él descubrió la perfección y la sencillez de la naturaleza. Observaba cómo sucedían las cosas y que no había nada por casualidad, cómo cada organismo tenía su función y permitía que una especie sobreviviera o cómo cambiaban las formas del bosque dependiendo desde dónde las mirase.

Y una noche Aguila del Sol regresó. Cuando llegó junto a su tribu fue recibida con mucha alegría. Todos la querían y muchas veces habían hablado de ella recordando su belleza y su poder.
Después de darle la bienvenida se sentaron en torno a ella esperando que les contase lo que le había sucedido.
Aguila del Sol empezó a relatarles cómo se había refugiado en el bosque para poder soñar y buscar una forma de vida distinta para toda la tribu.
Al principio se sintió muy mal porque pensaba que huía de ellos y que en una medida les había traicionado. "Esa fue la primera de las muchas pruebas que viví en el bosque -les dijo-, y de ella saqué una gran lección, nadie puede caminar hacia el Poder, hacia el Uno, si no aprende a ser fiel a su voz interior".
Aguila del Sol se quedó en silencio, mirándoles a los ojos, leyendo en sus corazones, y luego continuó... "Desde el primer momento en que entré en el bosque me sentí observada. Al principio esta sensación me hacía sentirme muy incómoda e insegura pero poco a poco me fui acostumbrando a ella hasta que llegó a ser familiar.
Un día descubrí que entre los árboles se ocultaban unos profundos ojos amarillos de un gran lobo negro. Durante algún tiempo el lobo se mantuvo a distancia, me seguía por el bosque, me esperaba mientras descansaba, pero yo me daba cuenta de que cada día se acercaba un poco más, era como si estuviera estudiando mis actos, analizando mis intenciones, y una mañana, cuando me desperté, lo encontré acostado a mi lado.
Desde aquel día se convirtió en mi compañero. Me guió por el bosque. Yo no sabía hacia dónde me conducía pero tampoco me importaba, sabía que tenía que confiar en él. El me ponía a prueba cada día, unas veces dejándome sola ante un peligro imprevisto, para que descubriera la fuerza que había en mi interior, otras me hacía caminar en círculos hasta que comprendía que estábamos en el mismo punto de partida, sopesando él mi confianza y mi firme propósito de llegar hasta el Poder.
A su lado cada día era un viaje por mi propio bosque, hasta que un día me demostró que yo sólo veía lo que quería ver, y que en realidad, en aquel bosque, había lo que mi mente creaba.
Después de varios días de camino empecé a oler aromas conocidos y entonces comprendí que allí, en algún lugar, había hombres. Al día siguiente llegamos a un valle en el que había una tribu.
Ojos amarillos, como así llamaba yo al lobo, me miró y me dijo que aquel lugar era el centro del bosque y que en su interior vivía una tribu sagrada, la tribu del Origen.
El me había conducido hacia ella y ahora yo debía pedirles permiso para vivir a su lado.
Ojos amarillos desapareció y me quedé sola. Hice como él me había dicho y durante muchas lunas permanecí junto a ellos.

En la tribu del Origen aprendí a escuchar el Poder. Ellos viven compartiendo todas las cosas, respetando las leyes del bosque, y haciendo realidad el sueño.
Ellos saben que llegará un día en que las demás tribus estarán cansadas de luchar entre ellas y necesitarán recobrar el sentido de sus vidas, entonces estarán preparadas para iniciar el camino hacia el Uno, hacia el Soñador, hacia el Poder.
Ellos viven libres del tiempo porque saben que son inmortales. Viven con la sabiduría de quien conoce que en el movimiento está la vida y en el espacio su creación. Conocen la sencillez de la ley y la aventura que significa descubrirse cada día. Ellos poseen un gran poder, el poder de la mente. Su objetivo no es poseer más tierras o dominar a otras tribus, ellos sueñan con la libertad.
Un día el Soñador me dijo que tenía que regresar, que veía en mi corazón el amor que sentía por vosotros, por mi tribu, que volviese a vuestro lado y os mostrase el camino hacia él.
Por eso estoy aquí con vosotros, para que todo aquel que así lo quiera camine de mi mano hacia el Soñador.
Debemos aprender a destruir las mentiras y limitaciones que encadenan nuestras mentes, el camino es sencillo, sólo requiere amor e ilusión.
Debemos aprender que formamos parte de un Todo y que sin él no somos nada".
Aguila del Sol se quedó un tiempo en silencio observando las caras de su gente y vio en ellos cómo algunos la oían con ilusión y cómo en otros se dibujaba la sombra del conformismo. Y volvió a sentir el dolor que ya casi había olvidado.
Y pensó qué difícil es el ser humano y cómo es capaz de elegir su propia destrucción por seguir aferrado a su pasado. ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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