MARTIN
FIZ
Papá Maratón
Texto: Fernando G. Muñiz / Fotos: NAN
Tiene
36 años y es el padre de toda una generación de maratonianos españoles. Desde
hace seis, cuando dejó la pista y se dedicó a la Maratón, nos ha acostumbrado
a tener un español entre la élite mundial.
Si de una
carrera de diez segundos se puede hablar durante horas, 42 kilómetros dan para
toda una vida. Aunque lo que pasa por la cabeza de Martín Fiz en ese tiempo se
puede resumir en una sola palabra: ganar. Esa obsesión por el triunfo y un
entrenamiento especialmente austero han hecho de Fiz el ideólogo de la Maratón
en España.
Fiz está relajado,
sonriente. Parece lejos de esa bomba de relojería, tenso como un violín
afinado, que aprieta los dientes en las competiciones. Ha ganado peso, lo que no
quiere decir que esté gordo; todo lo contrario. Aún así, este hombre menudo
perderá unos kilos para las Olimpiadas de Sidney. Mide 1,70m. y pesa 52 kilos.
Es el cuerpo perfecto para la Maratón: más de dos horas de sufrimiento,
sintiendo cómo el asfalto te destroza las articulaciones. En Sidney, como
siempre, Martín Fiz irá a por todas.
-Correr la
Maratón: ¿gloria o infierno?
-Gloria, el infierno es para unos pocos, los que no saben lo que es correr
una prueba de fondo. Es la gloria ganes o pierdas;
ya sólo el reto de encajar cuarenta y dos kilometros es importante.
-¿Qué
tanto por ciento ocupan la preparación física y la mental en tu entrenamiento?
-Un cincuenta por ciento. Un deportista de élite sabe cuándo y dónde hay
que estar en plenitud de forma. Claro que si psicológicamente no sabes afrontar
un evento tan importante como un mundial o una olimpiada te puedes venir abajo.
Tienes que estar muy bien, por eso haces entrenamientos de resistencia y de
velocidad, para motivarte y estar psicológicamente fuerte.
"Si mi vida fuera un cuento de hadas, Sidney sería el final
y
el final de
cuento de
hadas siempre
es bueno"
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-He oído
declaraciones declaraciones tuyas como "en los entrenamientos hay que
sufrir". ¿Masoquismo ó la más cruda realidad?
-Una persona que hace Maratón y llega a casa sin haber sudado, sin estar
cansado ni ganas de sentarse, es que no ha entrenado a tope y no se siente bien
consigo misma. Hay que ser un poco masoca para aguantar los
entrenamientos.
-Cuando se
habla de la Maratón siempre sale tu nombre. ¿Eres consciente de que has creado
escuela?
-Estoy muy orgulloso de ser el abanderado nacional de los maratonianos, ser
la persona que se pasó a la Maratón y triunfó y abrió las puertas a los demás
corredores que también se pasaron: José Manuel García, Abel Antón, Alejandro
Gómez, Fabián Roncero... Ahí es donde hemos hecho escuela de atletas
maratonianos.
-Te dejas
barba para intimidar a tus adversarios en las carreras, te rapas el pelo tipo
marine para imprimirle mas austeridad a tus entrenamientos... ¿Cuántos trucos
más escondes en la manga?
-Ya me quedan pocos, después de catorce maratones los atletas nos vamos
conociendo. Ahora lo que queda es esconder la mirada triste que tienes antes de
una competición: ese estrés, esa ambición, esa ansiedad hay que esconderla.
-¿Qué
balance personal haces de Sevilla 99?
-A nivel de selección nacional, importantísimo, fenomenal. Conseguir
cuatro medallas y estar dos atletas entre los ocho mejores es un balance muy
positivo. Hubo países, como Portugal, que no consiguieron ninguna medalla.
A nivel personal, tengo un sabor agridulce por no haber conseguido una medalla,
no estar en el cajón con Abel Antón es una pequeña envidia deportiva, pero
después de ver cómo se desarrolló la competición estoy contento con haber
sido finalista.
-¿Sidney
queda lejos o cerca?
-Muy cerca. Nos queda menos de un año para un evento tan importante, vamos
a afrontar unas Olimpiadas con Abel Antón como campeón del Mundo y yo voy a
estar con él, voy a por todas. Si mi vida fuera un cuento de hadas Sidney sería
el final y el final de cuento de hadas siempre es bueno. Creo que va a haber una
medalla por medio.
-Has
comentado en más de una ocasión que la Maratón es una lucha contra tu propio
cuerpo. ¿Desarrollas más luchas internas?
-La lucha que tengo conmigo es por el sufrimiento y el egoísmo que vivo por
intentar ser el número uno, por intentar estar en este deporte.
-Se te ha
comparado físicamente con Induráin. ¿Es el tuyo el cuerpo perfecto para la
Maratón?
-Una persona de uno setenta con cincuenta y dos kilos de peso creo que tiene
el cuerpo idóneo para hacer una prueba de 42 km. Claro que luego está Abel Antón,
que es el actual campeón del Mundo y mide uno setenta y ocho. Pero yo estoy
contento con el cuerpo que tengo para desarrollar mi profesión. Creo que es óptimo
para una prueba de larga distancia.
-¿Cuántos
pares de zapatillas más esperas retirar?
-He hecho todas las Maratones con el mismo modelo -que no con las mismas
zapatillas- y espero gastar muchas más, porque aunque me retire en Sidney voy a
seguir yendo al parque a entrenar como el que más.
"En el futuro me veo enseñando a atletas jóvenes,
intentando que dentro de unos años consigan
una medalla"
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-Según
pasan los años, ¿a qué te cuesta más renunciar?
-Renunciar a la familia por el deporte es lo que peor llevo. Pero estoy
contento con lo que he hecho en esta vida deportiva y no me arrepiento.
-¿Cómo
te ves en el futuro?
-Yo me veo enseñando a todo este ramillete de atletas jóvenes, intentando
que hagan deporte y que dentro de unos años consigan alguna medalla.
-Como
vasco, ¿cómo ves el futuro de tu tierra?
-Lo veo bien, aunque hay unas verrugas que nos afectan y nos sientan
bastante mal. Yo creo que la paz está por llegar al País Vasco, y ojalá
llegue lo antes posible. Se están dando pasos importantes, pero a veces se
trastocan los planes con todo lo que está pasando.
-Tú has
corrido con las dos banderas, la vasca y la española. ¿Qué puede hacer un
atleta por el conflicto?
-La mejor forma es solidarizarse. Yo he dicho que soy muy vasco, pero que
también soy muy español. Hay que concienciar a la gente de que queremos vivir
en paz, que queremos estar en casa y salir por la ciudad sin miedo.
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