-En cuanto a tu faceta como
historiador, ¿qué te atrae del pasado?
-Creo que es imposible comprender el presente sin hacer una referencia al pasado.
La historia es el relato previo de las sociedades y los pueblos, y es imposible
entenderlos si no existe una mirada atrás. Por otro lado yo creo que la historia es muy
terapéutica porque permite aprender para no volver a repetir ciertas equivocaciones, y
también sirve para impedir que ciertos episodios se falseen, se deformen y se
instrumentalicen para causas que en muchos casos son absolutamente bastardas. Y yo creo en
el historiador comprometido con la verdad histórica, con el deseo de aclarar la realidad
y de examinar verazmente el pasado.
-¿Crees que la mayoría de la sociedad vive sin memoria
histórica?
-Yo creo que eso es obvio. Desgraciadamente la mayor parte de la gente no tiene
memoria histórica, y en muchos casos a la desmemoria se ha sumado la deformación, que es
hasta peor. Porque si uno es amnésico es malo, pero si además de amnésico resulta que
se cree que es la reina de Inglaterra, ya la cosa es gravísima. Ese fenómeno se está
produciendo, y un ejemplo es la violencia en España, que es un fenómeno de cierta
gravedad e incomprensible sin una referencia histórica.
-¿Es cierta la frase que afirma que 'la historia la escriben los
vencedores'?
-Yo creo que la historia la escriben los vencedores, pero también los vencidos,
que en muchas ocasiones se creen con derecho a administrar las causas de su derrota. El
problema es que además en muchas ocasiones existe una tendencia a escuchar
alternativamente a unos y a otros. Yo creo que hay que escuchar a ambos, y finalmente
aceptar un principio tan saludable de investigación como es el hecho de que no hay mito
que aguante un archivo. Y en este sentido los libros en los que yo he abordado hechos
míticos, generalmente son libros demoledores, pero porque la información surge de los
archivos. En mi biografía de Durruti, no queda bien parado porque documentalmente es
imposible. O en mi libro sobre la destrucción de Guernica el papel del PNV queda muy mal.
-¿Qué hecho histórico crees que no está suficientemente
reconocido y cuál borrarías?
-¡Huy!, yo borraría muchísimos y en este siglo XX la verdad es que ha habido
una cantidad de episodios que son muy borrables. Desde los fascismos al holocausto,
pasando por las dos guerras mundiales o lo que han significado los regímenes comunistas.
En realidad buena parte del siglo XX podríamos borrarla sin ningún problema de
conciencia. Por otro lado, yo no creo que haya hechos históricos que no estén
suficientemente reconocidos, lo que pase es que depende de las épocas se produce un
eclipse y una distinta valoración del fenómeno.
-¿Cuál es tu secreto para ser un escritor tan productivo?
-Creo que hay dos factores importantes que me ayudan. Uno, que hago lo que me
gusta, y cuando haces lo que te gusta la calidad y la cantidad de lo que haces se dispara
tremendamente. Pero el segundo factor es que yo soy una persona extraordinariamente
disciplinada, y a la vez flexible. Esto me permite trabajar desde las seis de la mañana
hasta las diez de la noche, haciendo pausas para tomar un té, abrir la correspondencia,
comer o dormir la siesta. Yo creo que es cuestión de ser trapero del propio tiempo, de no
tirar el tiempo nunca.