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Mongolia
VENTANA AL PASADO
Texto: Marta Iglesias / Fotos: Juan
Carlos González
Mongolia debe ser el único país del mundo en el que adentrarse
es una auténtica aventura: no sabes qué te vas a encontrar, en qué te vas a desplazar,
o cómo te recibirán sus gentes. Los actuales nietos de Gengis Khan viven desconectados
del presente.
Fernando Fernández, Juan Carlos
González, Oscar Calvo y José Manuel Lozano, cuatro montañeros leoneses de la línea
clásica, se propusieron en 1998 adentrarse en este país, y descubrir sus secretos.
"Salimos de León el 15 de diciembre a través de Aeroflot, vuelo hasta Moscú,
Moscú-Lambator y allí nos buscamos la vida para llegar hasta el extremo más occidental
de Mongolia", relata Fernando Fernández. Y Juan Carlos González le completa:
"...no sabíamos ni cómo era la capital. Nada, absolutamente nada. No sabíamos ni
lo que nos íbamos a encontrar". Chicos arriesgados éstos.
Uno de los primeros problemas que tuvieron que afrontar fue el peso tan descomunal que
llevaban: "Viajábamos con 300 kilos entre los cuatro. Y tuvimos bastantes problemas
porque en todos lados nos pasábamos del límite de 20 kilos por persona. Pero al final
con morro y mucha labia lo fuimos solucionando.", recuerda Juan Carlos.
"Al llegar allí -toma el relevo Fernando en el relato- nos
encontramos con algo muy curioso. Una vez se sale de la capital ya no existen carreteras,
en un país más de tres veces el tamaño de España. Se puede ir en jeeps, a caballo o en
unos aviones antiguos, con hélices sin presurizar y asientos de lona. Es un país muy
atrasado, que no un país pobre. Date cuenta que de dos millones de habitantes que tiene
un país tan grande, un tercio vive en la capital, al estilo de los años 50-60 españoles
por poner una comparación, y el resto de la población es nómada. Estos viven como
antiguamente, agrupados en clanes, cuidando sus yaks, sus vacas lanudas y sus mutones, sus
cabras, sus camellos, sus caballos. Su forma de vida es del siglo XII. Pero lo que más
nos sorprendió es que no hay verjas. Es un país libre totalmente".
Pero quedaba una última sorpresa. En la Lonely
Planet se hacía referencia a una tribu totalmente anclada en el pasado, los Tsaatan, con
quienes los montañeros pretendían contactar. Viven casi en Siberia, y debido a lo
avanzado de la estación, la nieve y las bajas temperaturas dificultaron un poco la
llegada. Juan Carlos lo recuerda así: "Cuando nosotros llegamos a conocer a esta
gente lo único que vimos fueron mujeres y niños, porque todos los hombres estaban
cazando. Hacen grandes jornadas de caza que les llevan 4 ó 5 días. Son 150 individuos,
repartidos en dos poblados. Son nómadas, pastores de renos y viven en tipis, con una vida
similar a la de los antiguos indios americanos. Tienen una antigüedad de unos 2.000 años
y a principios de este siglo entraron en lo que ahora se llama Mongolia. Allí sobreviven
con sus ritos ancestrales, sus tradiciones". "Viven en comunión con la
naturaleza, su propia religión es el chamanismo, lo cual indica ya su relación con todo
el medio ambiente. Viven exclusivamente de lo que les da el reno -pigmentos, carne,
leche... les montan y todo-, hubo una época en que pudieron vender las pieles de los
animales de piel fina que cazaban en un poblacho de madera próximo y eso les servía para
comprar algunas cosas de primera necesidad. Y así han permanecido. Ahora mismo es una
tribu que está en recesión ya, por lógica. Después de nueve años de la relativa
apertura de Mongolia al mundo, ya se empiezan a notar las influencias", concluye
Fernando.
"¿Cómo
podíais comunicaros con ellos?". "Por señas y dibujos". Evidente.
En todo ello también tuvieron experiencias desagradables: Vieron peleas, les atracaron, y
tuvieron mala experiencia en la montaña, por no saber elegir los compañeros. Ascendieron
alguna montaña menor y atravesaron un glaciar de 25 kilómetros para elegir la ruta,
aunque luego lo desandaron. "Cuando íbamos a escalar Se nos negó el permiso por ser
una zona fronteriza y venir el mal tiempo. No se responsabilizaba el guardián de esa
zona. No quería perder su trabajo y nos dijo que por caprichos nuestros no se subía
allí. Y nos fuimos, afortunadamente huimos, porque el tiempo malo de Mongolia vino. Y
allí el tiempo es malo de verdad, porque es un país muy extremo en cuanto a
temperaturas", recuerdan.
Nos sorprende unos montañeros que no llevaban como primer objetivo el ascender montañas.
"En realidad lo enfocamos más como un viaje de aventura, no como un viaje deportivo.
Nuestra idea era ir a Mongolia y conocer el país. Otras veces vas de montaña. Pero hay
que hacer una de las dos cosas, porque ambas son muy difíciles de compaginar", nos
saca de dudas Juan Carlos. Chapeau.
Patrocinaron la expedición:
Caja España, Diputación de León, Ayto de León, RNE, Supermercados El Árbol, Deportes
Córdoba.
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