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LA LLAVE DEL FUTURO
Hubo un tiempo en el que
hombre y mujer eran una misma cosa, un mismo ser, una misma criatura.
Hubo un tiempo en el que dicha criatura albergaba dentro de su estructura corporal las dos
polaridades perfectamente equilibradas, la masculina o polo positivo y la femenina o polo
negativo.
Este ser, llamado andrógino, era la base de un ambicioso proyecto o experimento que
tenía como punto final u objetivo la formación de una nueva criatura que albergase en su
interior el poder de un Dios, la mente de un Dios, la capacidad creadora de un Dios.
Pero para ello, el ser andrógino tenía que ser dividido en dos, los dos polos tenían
que ser separados, el hombre y la mujer, como entidades separadas, tenían que nacer a la
manifestación.
Así fue la separación de los sexos y así comenzó el largo camino, de involución
primero y evolución después, para alcanzar el objetivo.
Pero al ser separados los dos sexos, comenzó una fuerte lucha por la supremacía, el
control y el dominio del mundo donde ambos tendrían que convivir y llevar a cabo las
primeras fases del experimento.
En todo el proceso de involución y, a la vez, conquista y dominio de
la materia, el polo positivo impuso su ley quedando relegado a un segundo plano el polo
negativo, la mujer, y siendo útil básicamente en el aspecto reproductor, como vehículo
de aportación de nuevos individuos que, si eran masculinos, eran bien recibidos en el
seno de la sociedad machista, mientras que si eran femeninos eran repudiados y, en muchos
casos, condenados a muerte.
Así, el mundo creció bajo la ley del hombre, bajo las cualidades del polo positivo y
también bajo sus defectos.
Recientemente, y bajo la influencia de la energía entrante de la Era de Acuario, el polo
negativo, el aspecto femenino, comenzó un lento pero progresivo despertar.
La mujer comenzó a sacudirse el peso y la tiranía del hombre e inició un proceso de
reclamación de sus derechos y libertades, así como la aplicación directa de sus
cualidades en la sociedad actual para reconducir todo en un camino evolutivo ascendente
que poco a poco vaya imponiendo la ley del espíritu sobre la ley de la materia, la
sensibilidad sobre la fuerza bruta, la unidad sobre la separatividad, el amor sobre el
odio y el egoísmo.
Y lo que es más importante, la mujer posee en sí misma la llave para la liberación del
hombre, que no es otra que el desarrollo y potenciación de la mujer que el hombre lleva
dentro, de la parte femenina que el polo masculino posee.
Porque cuando ambos polos, los dos sexos, fueron separados, en realidad lo fueron sólo
para la manifestación, para la expresión, ya que dentro, en lo más profundo de cada
ser, ambos polos siguen estando unidos, formando el UNO.
Así, cada hombre posee en su interior parte femenina y cada mujer
parte masculina. Y sólo mediante la unión y colaboración en la expresión de ambas
partes, sólo mediante el perfecto entendimiento aquí del hombre y de la mujer, los
aspectos internos podrán despertar y buscar su expresión también en la forma, en la
vida.
Entonces, el camino evolutivo del hombre, polo positivo, pasa por liberar su polo femenino
y dejar que su energía le inunde y se funda con sus cualidades masculinas, dotándolas de
sensibilidad.
Y el camino evolutivo de la mujer pasa por liberarse de su cárcel del tiempo, tomar su
papel en la vida, expresar su sensibilidad y ser consciente de la necesidad que el hombre
y el planeta entero tienen de que ocupe su lugar en la creación, su papel asignado en el
origen de los tiempos.
Porque en el experimento todo ello está contemplado, y está escrito
que el hombre y la mujer caminarán de la mano, unidos en la forma y en el espíritu, y
que juntos levantarán una nueva raza de superhombres, donde la mente y el amor
combinarán sus poderes, su magia, para crear una nueva tierra donde, bajo un nuevo cielo,
el experimento desarrollará nuevas y más atractivas fases.
Porque el gran objetivo del experimento es la Mente, dotar a las nuevas criaturas de una
Supermente, a imagen y semejanza de su Creador, y para ello los dos polos, que son en
realidad los dos terminales energéticos de esa Mente, deben estar unidos en perfecto
equilibrio, en total armonía.
Y el hombre, y la mujer, ya no serán más hombre y mujer como entidades separadas y
enfrentadas, sino que serán seres conscientes de su papel, de su responsabilidad y, sobre
todo, de la necesidad que el uno posee del otro para seguir ascendiendo y conquistando
más Mente.
Porque el principio y el fin, el Origen, el desarrollo y la culminación, la idea inicial
y todo el proceso para llevarla a cabo, todo ello, todo, es sencillamente la consecuencia
de una Mente y su presencia en un experimento creado por ella. |